El mercado vota el día después de las paso
El mes próximo solo habrá un día de votación, según indica el calendario electoral. Formalmente, es indiscutible. Pero en los hechos habrá dos elecciones. Preparatorias sí, pero tal vez decisivas o, al menos, muy condicionantes para la elección presidencial del 27 de octubre. Ya se sabe que el 11 de agosto todos los ciudadanos en condiciones de sufragar debemos (sí, es obligatorio) concurrir a las Paso. Pero el 12 habrá otra votación clave, supeditada al resultado de la gran encuesta nacional del día anterior.
Ese lunes, el mercado, los inversores o como quiera llamarse a ese ente abstracto, pero de existencia y peso nada virtuales, expresarán en los indicadores financieros su confianza o sus temores sobre el rumbo del país. la cotización del dólar y el índice del riesgo país serán tan relevantes para la suerte del oficialismo como el número de votantes que les hayan dado apoyo el día anterior.
consultores y funcionarios coinciden en que la mejora en las encuestas recientes que registró Mauricio Macri está a sentada predominantemente en la calma cambia ria de las últimas ocho semanas, después de un año y dos meses de verdes convulsiones. Suficiente motivo para mirar con interés lo que pueda pasar este 12 de agosto en las pizarras. Una vez más, en la argentina la volatilidad financiera y la fragilidad política están indisolublemente ligadas. la suerte del Gobierno dependede estabilizar ambas variables.
Para entender la influencia en el futuro electoral de lo que ocurra en esas 48 horas de agosto vale destacar que los principales encuestadores están desde hace ya algunos meses tan requeridos en los búnkeres de campaña como en los salas de reunión de los fondos de inversión de manhattan o londres. la dependencia se da en todos los terrenos.
la duda que más desvela tanto a candidatos y jefes de campaña como a los que mueven el valor del peso es en estos días la diferencia de adhesiones que tendrá a su favor en las Paso el binomio de alberto Fernández y cristina Kirchner por sobre Macri y Miguel Pichetto. nadie imagina que el oficialismo sea el espacio más votado en agosto. El spread será, entonces, el predictor de lo que pueda pasar en octubre.
casi todos coinciden en que una ventaja del kirchnerismo de menos de 4 puntos dejará al oficialismo con altas probabilidades de triunfo en la elección general y que una brecha de 6 puntos será considerada reversible por Macri, ya sea en primera o en segunda vuelta. luego aparece la franja de alerta amarilla, que va de los 7 a los 9 puntos de diferencia, y la de más de 10, que sería considerada casi irreductible.
Esos son los índices que mirarán en la noche del 11 de agosto los inversores para decidir si el 12 votan por el peso o ponen todos sus sufragios en el dólar.
El mercado no ha dado aún señales de creer en la moderación que intenta mostrar Fernández, ante las dificultades en la articulación de un discurso consistente. la des cristinización de su campaña y, al mismo tiempo, la obligación de defender y preservar a cristina, dueña de casi todo el capital político de ese espacio, no se llevan bien con la construcción de confianza más allá de las fronteras propias.
la mejora en los sondeos no termina, sin embargo, de tranquilizar al oficialismo. Temen (o advierten) que tras la recuperación de las últimas semanas les hayan empezado a correr el arco, según la información que reciben de muchos de los consultores que comparten con el mundo de los negocios.
En el entorno de Macri y en el círculo más estrecho que rodea a María Eugenia Vidal ven con preocupación esa deriva. “antes te decían que si terminábamos en las Paso hasta 6 o 7 puntos abajo eso no precipitaría decisiones, pero ahora algunos instalan que la diferencia no debería ser de más de 5 puntos para tener chances en octubre”, decían la semana pasada cerca de la gobernadora.
la inquietud que se advierte en la Plata o en las oficinas que Vidal ocupa con frecuencia en retiro es en ten di ble y contrasta blanco sobre negro con el optimismo que ha vuelto a emerger con fuerza desde la casa Rosada.
no hay equivalencia entre las dificultades para retener la gobernación y las que demanda lograr la reelección presidencial dada la diferencia de los sistemas electorales vigente en la nación y en la provincia, y la concentración geográfica del voto kirchnerista.
además, la suerte de Vidal no depende de sus cualidades ni de situaciones provinciales. Paradójicamente, la adhesión que despierta la figura de la gobernadora podría ser clave para mantener en el poder a Macri, pero no alcanzarle a ella para lograr otro mandato.
Hace ya algunos meses que los estrategas oficialistas habían puesto la mira en las Paso como objetivo de la campaña, pero la defección de opciones que pudieran restarle votos al kirchnerismo y la subsistencia de candidatos que le disputan votos al macrismo en el espacio del medio obligaron a redoblar esfuerzos y revisar tácticas después del cierre de listas.
los antecedentes, sobretodo el las paso presidenciales de 2015, obligan a poner el foco en la parte de la suerte de los candidatos oficialistas depende ría de que concurran a votar, sobre todo, los votantes mayores de 60 años, segmento en el que Juntos por el cambio tiene una proporción mayor de adherentes (reales o potenciales).
otro tanto ocurrirá en córdoba y Santa Fe, los dos grandes distritos que ya eligieron a sus autoridades provinciales. los electores de ambos –en especial, los cordobeses– han sido refractarios al kirchnerismo. Movilizarlos para que vayan a las urnas el domingo 11 es prioridad. no basta con que sea obligatorio.
Hace cuatro años fueron alas paso dos millones de electores menos que a la primera vuelta. Y entonces había mayor incertidumbre y competencia interna en cambiemos y en una tercera fuerza, que compartían Sergio Massa y José Manuel de la Sota.
lograr la participación electoral será en esta ocasión un desafío mayúsculo no solo por la ausencia de contendientes en cada espacio. las grandes cuestiones nacionales movilizan menos que el metro cuadrado propio. ni qué decir en una elección en la que las principales figuras de los dos espacios con mayores chances de llegar al gobierno suscitan un rechazo de más del cincuenta por ciento de los ciudadanos.
Es evidente, entonces, la importancia que juegan la estabilidad del dólar y la tendencia a la baja de la inflación o el desequilibrio de esas variables. la mayoría de los especialistas no avizoran eventos que puedan alterar esa paz desde ahora hasta el 11 de agosto, aunque nadie puede descartarlos.
El macrismo computa en estos días otro factor para reducir la lista de imponderables. la corte suprema ha enviado señales de que al menos hasta las elecciones no emitirá fallos que pudieran tener impacto económico. no es poco. Desde el mismo momento en que Macri logró la presidencia abundaron las sentencias que obligaron al Tesoro nacional a desprenderse de recursos. En el cuarto piso del Palacio de Tribunales dicen que siempre tuvieron en cuenta la gobernabilidad y aún más ahora. las gestiones oficialistas realizadas en los últimos tiempos parecen haber encauzado algunas relaciones que se habían deteriorado.
Que no se afecten las cuentas públicas por factores externos es clave para que los precios( incluido el del dólar) no se agiten y les vuelvan a sacar ventaja hasta a los salarios nuevos, surgidos de las últimas paritarias. Es un elemento palpable para todos. Mucho más que las cuestiones institucionales, la corrupción o la inserción internacional, que el oficialismo cuenta como activos.
Por eso, la campaña oficialista ya empezó con piezas publicitarias y mensajes que difunden y subrayan las cosas que “se pueden ver y tocar”, como las obras públicas, o que se pueden percibir y comparar, como la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico. Tres años de recesión sobre cuatro de gobierno explican la elección del mensaje.
cuanto menos aparezca la economía en la campaña, mejor, dicen los oficialistas. Exactamente lo contrario de lo que piensan y hacen los opositores. allí radican sus esperanzas. Por eso, ellos también apuntan a sacar la mayor diferencia posible en las paso. aunque parezca paradójico, el espacio nacional y popular quiere que el 12 de agosto gane el dólar.