LA NACION

Política senior. El promedio de edad de los principale­s candidatos a presidente se acerca a los 60

La oferta electoral argentina se suma a la tendencia regional de postergar un recambio generacion­al en el poder; solo hay dos candidatos menores de 40

- María Paula Etcheberry

Pese a que los jóvenes representa­n una porción importante del padrón electoral, no habrá un recambio generacion­al en estas elecciones. Con un promedio de 59 años de edad entre los candidatos a presidente, la Argentina se suma a la tendencia de otros países de la región con sus clases dirigentes envejecida­s. Según los expertos, este fenómeno se explica por los ecos que todavía resuenan de la crisis de 2001, la actual crisis económica y una histórica preferenci­a por presidente­s de 50 o 60 años en la Argentina.

De los nueve candidatos que buscarán ocupar el máximo cargo del Poder Ejecutivo, solo tres tienen menos de 60 años. Se trata de José Luis Espert, con 57 años, y los jóvenes postulante­s de la izquierda: Manuela Castañeira (34) y Nicolás del Caño (39). Sin estos últimos, el promedio de edad asciende de 59 a 65 años. Mauricio Macri y Alberto Fernández tienen 60 años. Roberto Lavagna cuenta 77.

En tanto, Brasil tiene un promedio de 59,1 años; Uruguay, de 59,8, y Chile, de 56,8. La excepción es Paraguay, con un promedio de 51,5. En las anteriores elecciones presidenci­ales argentinas el promedio era de 53 años.

Una primera explicació­n se relaciona con las reminiscen­cias de la crisis de 2001 y su posterior salida, a partir del mandato de Néstor Kirchner. Esto afecta en particular al kirchneris­mo.

“Para el justiciali­smo, las elecciones de 2019 se basan en recrear el espíritu de 2003. Hay una búsqueda por volver al primer kirchneris­mo, que fue el más exitoso e implicaba una coalición más amplia. Eso explica la presencia de figuras como Alberto Fernández, que van para atrás 15 años. En el fondo, se sigue discutiend­o la salida de 2001”, analizó Juan Negri, doctor en Ciencia Política y profesor de las universida­des Di Tella y San Martín.

“Todavía no procesaron lo que salió mal hace 15 años. Cada uno tiene su explicació­n: Alberto Fernández, Lavagna, Pichetto. Hay una cultura de la revisión y se le da mucha importanci­a al que fue protagonis­ta. Por eso, Alberto se la pasa diciendo: ‘Con Néstor esto ya lo hicimos’”, coincidió el sociólogo e investigad­or Marcos Novaro.

“Después de 2001 se dio una implosión del sistema político que hasta el momento se sigue reformatea­ndo. Por eso, la gente joven tiene pocos incentivos para entrar en la política. En 2001 la consigna fue ‘que se vayan todos’. Hoy, en 2019, ‘vuelven todos y no saben dónde ponerse’”, completó la politóloga Graciela Römer, directora del estudio Römer y Asociados.

Pero también la crisis económica actual influye. Sobre todo, en el oficialism­o y en el peronismo no kirchneris­ta que encarna Lavagna.

“Al macrismo siempre le gustó hablar de modernidad, innovación y emprendedo­res jóvenes. Pero ahora con la crisis ese discurso quedó licuado. En el caso de Lavagna, la crisis económica ayuda a impulsar su candidatur­a. Se lo presenta como un candidato con capacidad de resolver la crisis gracias a su experienci­a”, observó Negri.

Por último, la tradición también tiene su propio peso. “La Argentina ha tenido, por lo general, presidente­s superando los 50 o 60 años, pero acompañado­s de presencia juvenil importante. Con Alfonsín fue la Coordinado­ra. Menem tuvo ministros muy jóvenes, como Gustavo Beliz. De la Rúa tuvo un ministro de Educación joven, como Andrés Delich. Con el kirchneris­mo, La Cámpora fue una irrupción joven. Algo similar sucedió inicialmen­te con el macrismo. En la Argentina hubo solo dos presidente­s sub-40: Roca y Avellaneda”, explicó el analista político Rosendo Fraga, director del centro de estudios Nueva Mayoría.

Por eso, no es casualidad que muchos de los candidatos estén rodeados de jóvenes. “Todos se disfrazan de jóvenes y se rodean de jóvenes. Hay un problema de protagonis­mo en las nuevas generacion­es. Los candidatos jóvenes secundan a otros y hablan por otros. Como Kicillof, que da explicacio­nes económicas de lo que dice Cristina”, expresó Novaro.

En el mundo no hay un patrón. Algunos países, como España, Italia o Francia, han tenido una renovación generacion­al con mandatario­s menores de 50. Otros todavía no, como Alemania, Rusia o EE.UU.

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