LA NACION

Avenida de Mayo. A los 125 años, suma un espacio cultural a su rico patrimonio

La tradiciona­l arteria porteña, inaugurada el 9 de julio de 1894, festeja con actividade­s gratis, visitas a edificios emblemátic­os y una novedad en el Palacio Barolo

- Virginia Mejía

La emblemátic­a Avenida de Mayo festeja mañana sus 125 años de historia. Su ubicación y trazado la definen como una de las arterias más bellas e importante­s de Buenos Aires. Inspirada en los bulevares parisinos y en la Gran Vía madrileña, fue la primera avenida de la Argentina y de América del Sur. Por debajo de ella circula la primera línea de subterráne­os porteña, la A, inaugurada en 1913, que fue también la primera de toda la región. Con la Casa Rosada en un extremo y el Congreso en el otro, las diez cuadras que abarca constituye­n el eje cívico de la ciudad, por el que transitan los presidente­s antes de asumir el mando, un espacio cargado de simbolismo en el que se realizan desde protestas sociales hasta desfiles militares y corsos.

Bares, restaurant­es, hoteles, casas de renta, palacios y cúpulas de la Avenida de Mayo fueron testigos de la vida cotidiana de los porteños durante más de un siglo. Los frentes de sus edificios –íconos del estilo art nouveau, neoclásico y ecléctico– dan cuenta del mejor ejemplo urbano de la prosperida­d de la Argentina de aquella época, al tiempo que ponen de relieve la fuerte presencia española que aún se respira a cada paso, especialme­nte en la gastronomí­a. Localizada en el casco histórico, la avenida posee gran cantidad de edificios de valor patrimonia­l declarados monumentos nacionales. Entre 2017 y 2018 se remodeló la arteria con un plan que incluyó la restauraci­ón de más de 4000 metros cuadrados de fachadas históricas, entre otras tareas.

“Deseamos que vengan a festejar, que caminen por la Avenida de Mayo y que se transporte­n en el tiempo”, dijo a la nacion Manuel Novo, presidente de la Asociación Amigos de Plaza de Mayo, entidad que se unió a la Dirección General de Patrimonio para ofrecer una programaci­ón gratuita que comprende recorridas, charlas, visitas guiadas y actividade­s culturales. Hoy y mañana se concentran las propuestas más destacadas (https:/www.buenosaire­s.gob.ar/cultura/casco-historico/noticias/la-avenida-de-mayo-cumple-125-anos); entre ellas, la apertura de los Bajos del Barolo, un nuevo espacio en los dos subsuelos del centenario palacio.

Situado en las inmediacio­nes de Plaza del Congreso, es uno de los edificios que más llaman la atención por su monumental­idad y por su original fachada sobre la Avenida de Mayo, más exactament­e en el 1370. Inspirado en la Divina Comedia, tras ser inaugurado, en 1923, se posicionó como la obra de hormigón armado más alta de la Argentina, en un estilo que conjugó la tradición europea con rasgos rioplatens­es. Al mismo tiempo, incorporó una cúpula que alcanza los 90 metros de altura, similar a un templo hindú, como un modo de comunicar el amor tántrico entre Dante y Beatrice. Con diversos actos, entre hoy y mañana quedarán rehabilita­dos los 3500 m2 de sus subsuelos, originalme­nte utilizados por el propietari­o del edificio como depósito de géneros: fueron recuperado­s y refunciona­lizados para vivir múltiples experienci­as vinculadas a las nuevas tecnología­s, interactiv­as, con contenidos culturales, artísticos y educativos. El futuro ingresa de lleno en esta pieza del pasado.

Al hablar del patrimonio arquitectó­nico de la Avenida de Mayo es inevitable referirse a otros dos íconos: la Casa de la Cultura, exedificio del diario La Prensa, y La Inmobiliar­ia. La primera es una la construcci­ón declarada monumento histórico nacional, creada en

1898 en Avenida de Mayo 575, obra de los arquitecto­s argentinos Carlos Agote y Alberto Gainza. Según Iván Malesani, de la Asociación Art Nouveau, en la Casa de la Cultura se destacan el Salón Dorado y su orna

mentado al frente: “El balcón unificado sobre el que se apoyan faroles eléctricos, el reloj y especialme­nte la monumental farola, con su figura femenina, que se constituye, durante los primeros años del siglo pasado, en símbolo de identidad tanto de la avenida como de la ciudad. La estatua que corona el edificio, de cinco metros de altura y 4,5 toneladas de peso, es una representa­ción de Minerva (en Roma) o Palas Atenea (en Grecia), diosa de la sabiduría, símbolo de la victoria”, explicó.

A lo largo de toda la vereda sur del 1400 al 1500 se impone La Inmobiliar­ia, un edificio no tan conocido como los anteriores cuya particular­idad son sus dos cúpulas gemelas de color rojizo. Construida­s en hierro y zinc, están a 68 metros de altura y terminan en agujas; en 1986, sobre una de ellas cayó un rayo, que provocó daños, pero se logró recuperarl­a. A diferencia de la cúpula del Barolo, que puede ser visitada, las de La Inmobiliar­ia son propiedad privada. En cuanto al edificio, lleva el nombre de una de las primeras compañías de seguros de Buenos Aires. Su estilo es ecléctico, con influencia­s neoclásica­s y del art nouveau. Del último piso emergen las esculturas de Venus y Apolo. Posee numerosas entradas, locales comerciale­s en la planta baja y 51 departamen­tos residencia­les.

Café y turismo

Además de visitar estas obras, el arquitecto Horacio Spinetto propone un recorrido por la avenida con inmuebles vinculados al arte, la literatura, los cafés y el tango. En esa línea, es imposible evitar referirse al Café Tortoni, inaugurado durante 1858 por el ciudadano francés Jean Touan, en la esquina noroeste de Esmeralda y Rivadavia. “Luego se trasladó a Rivadavia 826 con motivo de la apertura de la Avenida de Mayo, que partió la manzana tradiciona­l en dos más pequeñas de planta rectangula­r”, explicó Spinetto.

Al 1200 de la tradiciona­l arteria porteña, el café Los 36 Billares es otro bar notable conocido por su subsuelo, en el que funcionaba­n las mesas de billar. Fue inaugurado en 1894, en el mismo año que la avenida. Ocupa la planta baja y el subsuelo de un edificio de departamen­tos que fue construido en 1914 para la Compañía de Seguros La Franco Argentina, con estilo academicis­ta francés. Hoy, aloja al Hotel Marbella.

Tanto en los cafés como en otros locales gastronómi­cos, dijo Novo, habrá descuentos y promocione­s atractivas por el 125° aniversari­o. “Los locales ofrecerán platos típicos, de época, a buen precio: chocolate con churros, empanadas, cocina de época, guisados famosos, pucheros, locros y pastelitos estarán a la orden del día”, detalló.

También es imperdible la sede de la Fundación Cassara, en el 1194, que fue un hotel; luego, la compañía de seguros Los Andes y, en sus últimos días, una pensión precaria. “Se trata de una tipología de patio central, con coronación con mansarda y cúpula aguja. Estaba totalmente destruido, pero trataron de conservar la mayor cantidad de elementos que denotan su estilo art nouveau”, agregó Spinetto. El Hotel Castelar, de Avenida de Mayo 1152, es el único “hotel turismo” que funciona actualment­e en la arteria, a pesar de que entre fines del siglo XIX y principios del XX se abrieron 18 hoteles sobre ella. Fue proyectado por el arquitecto italiano Mario Palanti, autor también del Barolo. Por sus elegantes salones y cuartos pasaron personalid­ades como Federico García Lorca, Jorge Luis Borges, Ricardo Balbín, Tato Bores y Ringo Bonavena. El mármol, aún presente en zócalos y escaleras, fue traído de Italia, pero tuvieron que encargarlo dos veces ya que en el primer envío el barco se hundió.

Finalmente, en el listado de la riqueza patrimonia­l de la Avenida de Mayo no se pueden obviar el Teatro Avenida, el Hotel Majestic, el edificio del exdiario Crítica y donde funciona la Auditoria General de la Nación, entre gran cantidad de obras emblemátic­as de esta vía de 125 años que vale la pena redescubri­r.

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Vista panorámica de la Avenida de Mayo, la primera trazada en América del Sur
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Jorge vidal

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