LA NACION

El complejo arte de llevar adelante una sala histórica

La española Ana Belén Beas dirige el Regina; la sala pasará a llamarse Mirtha Legrand

- Leni González

Ana Belén Beas creció escuchando hablar de la Argentina en su casa de la infancia, en la ciudad de Lorca, Murcia, en el sudeste español. El lazo venía por el lado paterno. Desde muy chico, el padre vivió y creció en Río Segundo, Córdoba, hasta que, ya egresado de la universida­d, volvió a España, donde se casó y tuvo dos hijos. La menor, cuyo nombre nada le debe a la famosa cantante, estudió actuación, canto y baile, trabajó en Europa, Latinoamér­ica y los Estados Unidos, y hace pocos años, finalmente, el destino la trajo a aquel idealizado lugar de los relatos familiares. Hoy, junto con el empresario Miguel Chulia, está a cargo de la dirección artística del Teatro Regina y apuesta por su renovación.

¿Cómo llegó a la Argentina para quedarse? Al terminar sus estudios de dirección y producción en Los Ángeles, escribió un musical, Luz Cenicienta. Iba a hacerlo en España, pero como no lograba los resultados que buscaba, llamó a Ángel Mahler, cuyo nombre recordaba por Drácula, para que le diera su opinión. Entusiasma­do, compuso la música e impulsó el proyecto. La obra se estrenó en El Nacional con dirección de Ariel Del Mastro y actuacione­s de Maximilian­o Guerra y Moria Casán, entre muchas otras figuras. Beas, además de autora y protagonis­ta, coprodujo el espectácul­o (El Tío Caracoles se llama su productora).

A partir de 2017 hasta ahora, actuó en Bollywood, de José María Muscari, en Villa Carlos Paz; La última habitación, de Walter Velázquez; el infantil El mundo de Hansel y Gretel,y Desencanta­das, de Denis T. Giarcino. Y muy pronto, en Parque Lezama, pero no en Buenos Aires, sino en el Teatro Fígaro de Madrid, donde la obra dirigida por Juan José Campanella se reestrena el 28 de agosto con sus dos intérprete­s históricos: Eduardo Blanco y Luis Brandoni, más Beas como la hija de León, el personaje de Brandoni. La española, que tendrá que hablar en “argentino”, es también productora de la puesta madrileña.

Con un marcado perfil hacia la gestión, Beas y su aliado y marido Chulias dirigen el Teatro Regina, tarea que compartían con otros socios, pero que desde hace menos de un año continuaro­n solos: “No es fácil porque esto no es un negocio rentable. Los gastos son muy altos, hay que sostener la Casa del Teatro, pero lo hacemos con pasión, porque queremos apostar y darle vida a este teatro histórico”, dice, mientras señala los arreglos en el foyer, la barra, los dos murales de Quinquela Martín que serán restaurado­s, la boletería a la calle, una pantalla en la puerta, la iluminació­n del edificio por la noche y la intención de atraer más público con una programaci­ón variada.

En julio, la cartelera ofrece Doble o nada, protagoniz­ada por Miguel Ángel Solá y Paula Cancio; Histerioti­pos, el unipersona­l de Anita Martínez dirigido por Diego Reinhold; ¿Qué tenés en la cabeza?, de Beto Casella, con Alejandro Fiore, Alejo García Pintos y Verónica Varano; Príncipe Azul, con Edgardo Moreira y Fito Yanelli, dirigidos por Thelma Biral; Influencer 3E, con Luisa Albinoni; Carmela, con Silvia Peyroú y Esteban Parola, y para los más chicos, Mozart va a la escuela. También habrá “miércoles de música y tragos” en el foyer, con distintos ciclos: en julio, tributos (a Aretha Franklin, divas del soul y el jazz, Lady Gaga y Ricardo Arjona); en agosto, tango, y en septiembre, musicales.

Este impulso por revitaliza­r el teatro tendrá hoy, a las 19, su lanzamient­o o inauguraci­ón formal. Porque la sala del Regina, de 341 butacas, no tenía nombre y ahora lo tendrá: grabado en una placa se leerá “Mirtha Legrand”.

“Es la unión de dos leyendas: la actriz indiscutid­a por su trayectori­a y este teatro, inaugurado en 1938, ambas en un homenaje mutuo. A Linda Peretz, la presidenta de la Casa del Teatro, le pareció muy linda idea cuando la propusimos y Mirtha aceptó encantada porque siempre apoya a esta Casa”, dice Beas sobre la celebració­n que tendrá a la diva como invitada de honor.

“Hasta ahora, los deseos en este país se me han cumplido. Quiero llevar y traer proyectos y artistas entre España y Argentina, quiero mezclar las dos culturas. Tener el Regina es una plataforma fantástica para lograrlo. En los momentos de crisis, el teatro, el arte, la cultura son lo que más se necesita para olvidar de los problemas y sanar el alma”, dice la emprendedo­ra.

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Hernán Zenteno “Mirtha aceptó encantada”, sostiene Beas sobre la propuesta del Regina

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