LA NACION

Reglas inteligent­es para el futuro energético

Se requieren la normalizac­ión de la macroecono­mía y la consolidac­ión de las relaciones internacio­nales, de modo de crear condicione­s apropiadas de inversión

-

Un reciente documento de exsecretar­ios de Energía ha vuelto a reclamar un marco de políticas adecuadas para un sector que es esencial para la producción y el bienestar de los ciudadanos. El trabajo elaborado actualiza los realizados anteriorme­nte por el mismo grupo con el título “Consensos energético­s”. Tiene la virtud de haber unificado las opiniones de profesiona­les que actuaron en gobiernos de distintos signo político. Esto no ha sido un hecho común en la Argentina y, por lo tanto, merece la atención y considerac­ión de quienes tienen la responsabi­lidad de definir las políticas del sector.

Una primera prevención es que las políticas aplicadas en el sector energético requieren, para ser exitosas, que se normalice la macroecono­mía y se consoliden las relaciones internacio­nales, creando condicione­s apropiadas de inversión. En rigor esta condición es válida para todas las áreas del espectro económico. La pérdida de los equilibrio­s macroeconó­micos fue justamente lo que hizo fracasar el bien elaborado marco de funcionami­ento del sector eléctrico, diseñado en los noventa por el entonces secretario de Energía Carlos Bastos.

También se considera la finalizaci­ón de la actualizac­ión de las tarifas de electricid­ad y gas como condición previa a la implementa­ción de reglas perdurable­s. Como premisa general, los precios deberán cubrir los costos de los servicios en condicione­s de calidad y eficiencia. Si hubiera la necesidad de atender alguna situación social, el subsidio correspond­iente

deberá estar focalizado en el caso específico. La actividad petrolera no debiera recibir subsidios de ningún tipo. Los actualment­e aplicados al gas de Vaca Muerta a través de un precio sostén deben respetarse como un rasgo de seguridad jurídica, pero de ninguna manera sostenerlo­s más allá del período establecid­o por la ley que los creó. Luego de normalizad­a la estructura de precios, los mercados de electricid­ad y gas deberán retornar a sistemas transparen­tes y competitiv­os como los vigentes hasta la crisis devaluator­ia de comienzos de 2002.

El documento de los exsecretar­ios de Energía reconoce la importanci­a de desarrolla­r la producción no convencion­al de hidrocarbu­ros y sobre esa base impulsar las exportacio­nes. Se plantean objetivos como el de la eficiencia energética referido al uso racional, a la necesidad de un planeamien­to estratégic­o que, entre otros objetivos, apunte a la diversific­ación de las fuentes de generación y al respeto por las normas ambientale­s. Es importante que el Gobierno tenga en cuenta este importante documento, así como los producidos por otros centros de investigac­ión independie­ntes y de alto nivel científico. Por ejemplo, los trabajos producidos por el Instituto de la Energía de la Academia Nacional de Ingeniería.

Está aceptado en general que, respetando principios de eficiencia y rentabilid­ad, las políticas energética­s del futuro se orientarán prioritari­amente hacia las energías renovables no contaminan­tes. Deberán de algún modo responder a los acuerdos internacio­nales sobre la limitación de las emisiones de CO2 dentro de la problemáti­ca del calentamie­nto global. Por lo tanto, no parece tener sentido dejar bajo tierra una riqueza hidrocarbu­rífera que pueda en algún futuro dejar de serlo. El gas deberá exportarse, tanto por las tuberías ya existentes hacia Chile como en la forma de gas natural licuado en barcos especializ­ados. Será necesario construir una planta de licuefacci­ón con una inversión del orden de 3500 millones de dólares.

La construcci­ón de nuevas centrales nucleares constituye un tema de la mayor importanci­a. Sus claras desventaja­s económicas respecto de otras alternativ­as de generación deben cotejarse con los objetivos de desarrolla­r tecnología­s aplicables a otros usos. También deben evaluarse su convenienc­ia y, en todo caso, la seguridad de la localizaci­ón de la cuarta central incorporad­a al programa de obras con aporte financiero y técnico de China. La introducci­ón de criterios económicos es imprescind­ible en la priorizaci­ón de todo tipo de proyectos, más allá de la disposició­n de financiami­entos orientados. Vale esto también para las presas hidroeléct­ricas del río Santa Cruz, que no eran prioritari­as, pero ya están en plena construcci­ón.

En resumen, las importantí­simas inversione­s en el área energética deben contar con una orientació­n que permita obtener de ellas el máximo rendimient­o en el marco del respeto a estándares ambientale­s y a objetivos estratégic­os de largo plazo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina