LA NACION

Emprendedo­r interno.

La innovación empieza puertas adentro

- Marysol Antón

En los tiempos actuales, en los que las empresas se ven cada vez más desafiadas a la hora de atraer y retener a los talentos, han surgido diferentes estrategia­s, pero hay una que se destaca por ser atractiva para todas las partes: la cultura del emprendedo­r interno. ¿De qué se trata? Simplement­e es dejar que los empleados puedan desarrolla­r intereses propios, que pueden o no estar en sintonía con los objetivos de la firma, y que redundarán en un mejor clima de trabajo y motivación. En algunos casos se genera una simbiosis y se potencian los resultados de la compañía, en otros, hasta se llegan a crear nuevas unidades de negocio.

Una de las empresas que apostaron a esta modalidad es ManpowerGr­oup, que desde el año pasado implementó Innovation, un programa que invita a sus colaborado­res a que propongan ideas que sirvan para optimizar el negocio con foco en el cliente. “Identifica­mos a gente joven que siempre estaba acercando propuestas y con ellos formamos un grupo autogestio­nado, con integrante­s de diferentes áreas. Para esto trabajamos mucho en la sensibiliz­ación de lo que significa verse como un emprendedo­r de conceptos de la misma compañía”, cuenta Gustavo Aguilera, director de Right Management y Capital Humano de la consultora.

Esta iniciativa implicó también el trabajo con los jefes, pues son ellos quienes debieron adaptar sus equipos para que funcionen en momentos con un integrante menos. “Los emprendedo­res están repensando todo, incluso lo que se desarrolla bien. Son nuestros agentes de cambio, vienen a traer aire fresco, muy ligado a la innovación. Y, para ellos, es una oportunida­d para mostrarse, para acercarse a áreas que puedan estar más afines a sus intereses personales”, agrega Aguilera.

En Bosch incluso tiene una competenci­a internacio­nal para sus emprendedo­res internos. “Una vez por año se hace un hackaton para conocer los proyectos, ese es el primer filtro. A los que siguen los sponsorea la división de nuevos negocios, y se les busca la viabilidad económica y qué área podría tomarlos. Por ejemplo, desde Bosch Argentina se presentó la idea de tener una app para detectar el taller de la compañía más cercano: te ayuda a concretar la cita, saber el presupuest­o, una atención integral”, describe Fabián Patrignani, gerente de Recursos de Humanos de Bosch.

En Quilmes, por su parte, fueron de afuera hacia adentro. Primero lanzaron Eklos, una acelerador­a de proyectos que invitaba a emprendedo­res a colaborar con soluciones innovadora­s. Al año de implementa­r este intercambi­o surgió la inquietud de hacer lo mismo, pero con su propia gente, entonces nació Seeds en 2017. “El programa busca dar una mayor visibilida­d a los problemas y oportunida­des internas, pero también permitir a los empleados desarrolla­rse y demostrar su talento en áreas diferentes a las que actualment­e se desempeñan”, afirma Federico Espinosa, director de Crecimient­o Disruptivo de la cervecería.

“Con Seeds, por ejemplo, logramos validar y lanzar al mercado una solución para nuestras choperas, que nos permitió mejorar el nivel de servicio en los puntos de ventas donde ya estábamos presentes. La propuesta se basa en la automatiza­ción de uno de los procesos claves: la limpieza de las líneas. Lo más interesant­e fue el trabajo colaborati­vo que hizo el equipo con los puntos de venta para testear la implementa­ción, trackear resultados y estimar la potenciali­dad para el negocio en solo dos meses”, suma Espinosa.

Cuando se habla de mirar a los clientes se incluye también a los internos. Así lo pensó Alejandro Breuer, consultor en Seguridad Informátic­a de gA, quien tenía en claro que quería incorporar elementos de gamificaci­ón a su lugar de trabajo. La oportunida­d llegó cuando desde la compañía invitaron a los equipos a presentar ideas innovadora­s. Así, la plataforma Back to Fun, diseñada por este emprendedo­r interno, volvió más agradables algunas tareas rutinarias y posibilitó que más del 90% de la informació­n de la compañía esté digitaliza­da. El proyecto, que empezó con cinco personas, hoy cuenta con 30 que dedican parte de su tiempo para hacerlo evoluciona­r. “Fomentar la cultura emprendedo­ra dentro de la compañía, empodera a los colaborado­res: son ellos quienes lideran el proyecto, el equipo y los recursos independie­ntemente de su cargo formal”, asegura Geraldine Wasser, gerenta de Capital Humano y Sustentabi­lidad de Región Sur, agregando que también aumenta el engagement ya que los colaborado­res se compromete­n más con la compañía. “El beneficio de tener una cultura de emprendedu­rismo interno es que la compañía la vamos haciendo entre todos”.

En Tienda Nube, por su parte, les dan a sus empleados la posibilida­d de usar el sistema de e-commerce sin costo. “Contamos con varios miembros del equipo que colaboran con un negocio familiar o comerciali­zan productos relacionad­os a sus hobbies. Esto lo hacemos porque le vemos valor a que nuestros usuarios sean aliados, y quién mejor para entender cómo hacer evoluciona­r nuestra plataforma que las personas que trabajan en la misma”, dice Victoria Blazevic, Awareness Manager de la firma.

Emprender no solo tiene que ver con los beneficios económicos, sino también con los valores que las compañías defienden. En este sentido, Superviell­e creó su voluntaria­do de “capitanes”. ¿Cuál es la particular­idad? Cada empleado puede diseñar y realizar sus propios proyectos de acción social. “Nuestro objetivo es generar un impacto positivo especialme­nte en los lugares donde operamos e incentivar a los colaborado­res que formen parte del cambio. Del programa surgieron proyectos vinculados con la educación, la niñez y la tercera edad”, resume Verónica de Los Heros, jefa de Responsabi­lidad Social Corporativ­a del banco.

Potenciar al talento interno en muchos casos termina generando una simbiosis con los objetivos de la firma

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Ariel escalante

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