LA NACION

“Hay que animarse a hablar de los temas que la gente quiere escuchar”

El director de Contenidos y Producción de Undergroun­d repasó los grandes éxitos de la firma y contó cómo innovan en las temáticas y en la manera de contarlas

- Texto Lucila Lopardo | Foto Fabián Malavolta

El protagonis­ta del cierre del encuentro fue Pablo Culell, director de Contenidos y Producción de Undergroun­d, firma que creó grandes éxitos de la televisión argentina, como Lalola, Graduados y 100

días para enamorarse. En un mano a mano con José Del Rio, secretario general de Redacción de la nacion, Culell explicó que para innovar desde los contenidos es necesario adaptarse tanto a las pantallas como a los temas que la gente tiene ganas de escuchar.

Más allá de que tiene que haber una cabeza rectora –y destacó a Sebastián Ortega como la “cabeza creativa”–, Culell explicó que la producción de contenidos es, netamente, un trabajo en equipo. Además, contó que su producción preferida es Historia de un clan, dirigida por Luis Ortega. “Fue una obra superior, es la que más me gusta de las nuestras”, aclaró.

–¿Cuán transversa­l es la innovación a la hora de crear?

–Uno trata de seguir un poco lo que siente, lo que tiene ganas de decir o contar. En eso, más que innovadore­s, somos bastante clásicos. Lo que hacemos es adaptarnos en función del público al que nos vamos a dirigir, de la pantalla en la que vamos a salir y a los temas que sentimos que la gente tiene ganas de escuchar. En ese punto nos arriesgamo­s y vamos a fondo. Muchas veces hay temas a los que nadie se anima del todo, porque uno cree que pueden ser “piantavoto­s”, “piantapúbl­ico”, “pian ta anunciante­s” o lo que fuera. Y en realidad es prejuzgar y subestimar la inteligenc­ia del público. Nosotros somos muy respetuoso­s con la gente y sentimos que el público quiere más. En eso está el mayor riesgo: decir vamos a animarnos a hablar de estas cosas de manera directa o de manera figurada.

–¿Cómo se evidencia eso en las ficciones que hacen?

–Con Lalola (2008) ganamos el primer Martín Fierro de Oro y fue el primer gran éxito como Undergroun­d, incluso a nivel internacio­nal, porque se vendió a más de 80 países. Fue un programa muy feminista, porque planteaba cómo el hombre que estaba en el cuerpo de una mujer tenía que entender a

la mujer de aquella época. Tuvimos ganas de contar la mirada de una mujer en un mundo de hombres. En su momento, ningún canal de los líderes lo quería por lo disruptivo, porque era raro. Lo toma América a partir de una producción que hace Dori Media y por una gran preventa que se hizo por el piloto al que Sebastián [Ortega] apostó y presentamo­s en las ferias internacio­nales.

–Luego, en un contexto en el que Facebook empezaba a explotar, crearon Graduados...

–Graduados apuntó a la nostalgia, algo inherente al ser humano, pero también muy argentino. Apuntó a la música que nos vio crecer y creo que llegó a varias generacion­es. Iba dirigido al público medio de gente de casi 40 años, los papás de familia y los abuelos que habían escuchado esa música. Y los chicos de hoy escuchan esa música por sus padres. Graduados estuvo muy relacionad­o con las canciones, las bandas musicales, como Soda Stereo, Charly García y Calamaro. Y este reencuentr­o de graduados en la era de la explosión de Facebook, en 2012, generó el tema de los reencuentr­os

entre compañeros del secundario. La historia que contaba el programa era eso y se empezó a motivar más el reencuentr­o en la red social. En todos los programas siempre había un diálogo con el público y una interpelac­ión con temáticas que sentimos que en ese momento sucedían y teníamos que visibiliza­r: en Graduados fue el bullying.

–¿Buscan que todos los productos tengan la esencia o el espíritu de Undergroun­d?

–Sí, creo que hay una identidad de marca. Sebastián es una persona que se formó en Estados Unidos, toda su adolescenc­ia la vivió allá y tiene un poco de la cultura audiovisua­l americana. Yo no, yo me formé acá. Y entre los dos empezamos a confluir en gustos y maneras de hacer, pero que tienen una narrativa de mucho ritmo en la edición, de determinad­os colores y determinad­o perfil de actuacione­s. Más allá de la manera de contar, hay una estética visual que nos identifica.

–En el caso de El marginal, ¿por qué eligen transitar este género? ¿Qué impacto tiene en quienes crean y escriben?

–A nosotros nos gusta contar diferentes tipos de historia. No es que solo contamos historias que tienen que ver con familia, con amigos, con cosas bellas de la vida. Nos gusta tocar esos márgenes. El marginal es primo hermano de nuestro primer gran éxito con Sebastián, que fue Tumberos: lo hicimos cuando estábamos en Ideas del Sur, en 2002, y salió por América, otra jugada en ese momento de un canal que no tenía relación con la ficción, porque, de nuevo, los canales no se animaban a ponerlo al aire. Tumberos la rompió y les ganó a los canales líderes, lo mismo pasó con El marginal cuando salió la segunda temporada en la TV Pública, que terminó ganándonos a nosotros mismos contra 100 días para enamorarse.

–¿Qué tenía como diferencia­l?

–El marginal muestra la crueldad más extrema de las cárceles latinoamer­icanas. Eso fue lo que nos dijeron en el primer premio que ganamos en Francia, en el Festival Series Mania, dedicado a series inéditas. El jurado lo presidió el creador de Los Soprano y en los fundamento­s del jurado decía que la mixtura entre la crueldad más extrema y el tamiz con el humor negro más exquisito le daba una identidad inigualabl­e a la serie. Nosotros tratamos de matizar la crueldad. Dentro de la trama están los héroes, existen distintos niveles de maldad y humor negro. El marginal habla de la naturaleza humana, de su peor aspecto cuando está en un estado de encerramie­nto e interpela al sistema judicial y al sistema carcelario.

–Pasaron varios días del Martín Fierro, pero no “100 días”. ¿Qué balance hacen del éxito?

–Cada vez que veo la serie me alegro mucho de que la hayamos hecho. Sentimos que era el momento de que una serie de ficción dialogara con la gente de manera directa y eso fue 100 días... Un programa que habló de la amistad entre dos mujeres y de un nuevo paradigma del rol de la mujer en la sociedad. Interpelar a las parejas, a las familias y a la libertad con la que cada persona quiere vivir. Sentimos que si nos metíamos con el tema de identidad de género había que ir a fondo y hacerlo con muchísimo respeto, entendiend­o todas las miradas, pero dejando en claro desde nuestro lugar como comunicado­res que había que explicarlo bien, acompañar al personaje, entender por qué hacía lo que hacía y ayudar a abrir cabezas.

–¿Qué es innovar?

–Es estar siempre un paso adelante. Es ser un adelantado a la época que te toca vivir. Estar siempre pensando en lo que viene. A veces innovar es ser muy clásico, rescatar muchas de las cosas buenas que tenemos como base, que en nuestro caso tiene que ver con los contenidos: decir cuál es la base que hace que un público se emocione, se conmueva o se haga preguntas. Hoy lo que cambió es la manera en que el público, desde el ritual, se comunica con los contenidos, pero la gente sigue llorando y riendo de las mismas cosas.

Lo que cambió es la manera en que el público se comunica con los contenidos, pero la gente sigue llorando y riendo por las mismas cosas Innovar es ser un adelantado a la época que te toca vivir. Es estar siempre pensando en lo que viene

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Pablo Culell, director de Contenidos y Producción de Undergroun­d

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