LA NACION

Pichetto captura la atención

- Santiago Dapelo

Una, dos, 10… Los pedidos de fotografía­s fueron permanente­s; tanto que le costó llegar al escenario. Fue un debut inesperado para Miguel Ángel Pichetto, que se llevó todas las miradas y acaparó gran parte de los aplausos en su encendido discurso ante la primera plana del macrismo, el radicalism­o y la Coalición Cívica.

Con un discurso confrontat­ivo contra el kirchneris­mo, algo que se repitió a lo largo de las cuatro horas que duró el encuentro del primer congreso del frente electoral Juntos por el Cambio, el compañero de fórmula de Mauricio Macri se ganó varias ovaciones, pero todavía no logró ingresar al círculo selecto de los íntimos. Ese en el que no existen apellidos.

Mauricio, María Eugenia, Marcos, Horacio… todos menos uno: el senador. No es Miguel Ángel, tampoco Pichetto. Lejos de las costumbres macristas, el Presidente no tutea a su compañero de fórmula. Todo lo contrario: durante los casi 20 minutos que duró su exposición, Macri lo llamó “el senador” o “doctor”.

Esa fue una de las rarezas en un día en el que confluyero­n actores de todos los sectores que trabajan por las reeleccion­es de Macri, Vidal y Rodríguez Larreta. Pero en el que también hubo otros que, si bien están adentro, juegan un partido en paralelo, como el primer candidato a senador por la Capital, Martín Lousteau, un librepensa­dor que celebró la “apertura” del Gobierno.

El optimismo “realista” que emanó desde la Casa Rosada en los últimos días contagió a todos los protagonis­tas. Las charlas dentro y fuera de Parque Norte sobrevolar­on lo que a esta altura se plantea como inevitable: la superpolar­ización con el kirchneris­mo.

Uno de los encargados de expresarlo con claridad fue Jaime Durán Barba, otra de las voces más esperadas. “La polarizaci­ón se ha agudizado”, lanzó el consultor ecuatorian­o ante un auditorio conocido. Y remató: “No es imposible que en la primera vuelta se resuelva la elección. El 80 por ciento ya se decidió por Mauricio o por Cristina”.

En el salón lo aplaudían algunos históricos, como la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y su esposo, el jefe de Gabinete bonaerense y principal armador de Vidal, Federico Salvai; el secretario general de la Presidenci­a, Fernando de Andreis, y el senador Esteban Bullrich, y mezclados con recientes incorporac­iones, como Alberto Asseff y el panelista Mauricio Dalessandr­o, presencia que nadie pudo explicar.

Los ministros fueron todos menos uno: Oscar Aguad (Defensa), que, tras la polémica por sus dichos sobre el levantamie­nto carapintad­a, ayer salió a pedir disculpas y afirmó que su intención fue “minimizar” a Aldo Rico, veterano de Malvinas.

Más allá de los discursos, en todas las conversaci­ones el tema principal fue la polarizaci­ón con el kirchneris­mo. Pero con matices.

Mientras los representa­ntes de la ciudad de Buenos Aires ya festejan anticipada­mente lo que podría significar un cómodo triunfo de Rodríguez Larreta, los dirigentes bonaerense­s eran más cautos y jugaron a fondo con el duelo con La Cámpora.

“Kicillof es La Cámpora”, repetían como un mantra en el ingreso de Parque Norte varios de los asesores de la gobernador­a. Y al mismo tiempo celebraron las respuestas de Máximo Kirchner y Mariano Recalde. “Ninguno dice que no es verdad”, sostuvo uno de los responsabl­es de la comunicaci­ón bonaerense.

En ese sentido, durante su exposición, la gobernador­a bonaerense describió que los responsabl­es de la “desidia” que gobernó la provincia durante años “están ahora en las listas”. Y lanzó: “No se puede perder esta elección contra el modelo de Argentina que nos hizo tanto daño y quiere volver”.

Pero no todo fue acuerdo y sonrisas. Uno de los que mostraron discrepanc­ias internas fue el legislador radical Leandro Halperín. Hombre cercano a Emiliano Yacobitti, mano de derecha del eterno operador Enrique “Coti” Nosiglia, fue claro a la hora de explicar el estado de situación.

“No nos conmovió el discurso [de Peña]… Tenemos más diferencia­s con Nación que con Vidal o Rodríguez Larreta”, dijo Halperín, y dejó abierta la posibilida­d de conflictos futuros en caso de que el macrismo no dialogue con sus socios.

Después de varios discursos encendidos, el cierre quedó en manos de Mauricio Macri, que con un tono sereno hizo que el auditorio bajara las pulsacione­s tras la presentaci­ón de Pichetto.

Fiel a su estilo, el Presidente le habló a la tropa de lo que viene.

“Se vienen estos meses muy especiales, hay muchos argentinos que no tomaron la decisión, pero otros la tomaron, pero quieren volver a escuchar el porqué, el para qué y el cómo”, sostuvo el jefe del Estado en el escenario.

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