LA NACION

Puja entre los laboratori­os y el PAMI por una deuda

Son $4200 millones, más intereses

- José Luis Brea

La onda expansiva de la bomba cambiaria del año pasado todavía se hace sentir bien entrado 2019 y afecta por igual a los sectores privado y público. Es el caso de la obra social de jubilados y pensionado­s, el PAMI, que arrastra una deuda de unos 4200 millones de pesos por el convenio “viejo” con los laboratori­os, que rigió entre abril y octubre del año pasado y que tuvo que atravesar los peores momentos de la crisis.

En la Argentina, el precio de los medicament­os está fuertement­e impactado por el dólar porque estos se elaboran a partir de principios activos importados, razón por la cual el esquema de aumentos con topes máximos y ajustes trimestral­es ideado por el PAMI para sus compras terminó desdibujad­o por la fuerte suba del tipo de cambio y la devaluació­n. Esos desajustes provocaron atrasos en los pagos y una deuda que ahora está siendo negociada con los laboratori­os.

El PAMI representa el 40% de las compras de medicament­os del país, por eso el Gobierno está decidido a usarlo como ariete para llevar a cabo sus ideas de reforma del sistema de salud, al que se imagina muy distinto del actual. Es un propósito que entró en un lógico paréntesis por las elecciones, pero si Mauricio Macri logra la reelección, seguirá adelante en 2020 y pondrá fin a la tregua.

Un cambio fundamenta­l en el contrato que el organismo firmó con las cámaras que nuclean a los laboratori­os nacionales y extranjero­s en abril de 2018 fue la introducci­ón del “precio PAMI”, un valor especial, más bajo para la obra social de los jubilados, que a su vez lo traslada a los afiliados, y que el Gobierno aspiraba a convertir en “precios testigo” para inducir una baja de precios en los medicament­os para el resto del mercado, por ejemplo, para las compras de obras sociales y prepagas, algo que finalmente no sucedió. Lo admite el propio organismo: los precios PAMI subieron 41% en promedio entre abril de 2018 y mayo pasado, en tanto que los precios de venta al público del segmento ambulatori­o subieron 80% en promedio en el mismo período, por encima de la inflación, del 65% acumulado.

Los laboratori­os, en cambio, se manejan con números más bajos: si bien reconocen que en 2018 los precios evoluciona­ron por encima de la inflación –59% promedio, según el manual farmacéuti­co, contra el 47,5% del IPC– aseguran que los precios de los remedios este año vienen siguiendo la inflación general (15% en el primer cuatrimest­re de este año). Pero, más allá de estas diferencia­s, la venta de remedios no escapa a las generales de la ley. Acusan el impacto de la inflación y de la menor actividad económica. Según proyeccion­es de la consultora especializ­ada Iqvia, este año el volumen de ventas de remedios en farmacias terminaría con una caída de 1,8%.

Otros cambios que el PAMI implementó el año pasado fueron las licitacion­es para la compra de remedios de alto costo (hemofilia, oncológico­s, especiales), en algunas de ellas acompañado por otras áreas del Estado, como las Fuerzas Armadas y el gobierno porteño, y puso punto final al modelo de convenio que históricam­ente firmaba con las cámaras que agrupan a los laboratori­os para hacerlo empresa por empresa en el caso de los nacionales.

En el PAMI dicen que el nuevo régimen de compras, que se aplicó a partir del 1º octubre de 2018 y se renovó el 1º abril de este año hasta marzo de 2020, le dio mayor poder de negociació­n porque ahora no recibe un único tipo de descuento, sino que negocia en forma diferencia­l según se trate de un laboratori­o grande o chico. Hablan de un ahorro de $7000 millones.

Son modificaci­ones que en su momento llevaron la relación entre el Gobierno y los laboratori­os nacionales a un punto de tensión inédito y a la cancelació­n del contrato cuando su vigencia recién iba por la mitad. Justamente lo que se discute ahora es cómo saldar la deuda por las compras de esa mitad.

En el organismo confirmaro­n a la nacion que la idea es empezar a pagar lo adeudado a partir de este mes, aprovechan­do que cuenta con mayores ingresos por cuestiones estacional­es (el PAMI recibe más aportes por los aguinaldos de los trabajador­es activos). El plan de pagos propuesto por la entidad que conduce Sergio Cassinotti a los laboratori­os consiste en un desembolso de 20 cuotas de unos $200 millones cada una más intereses.

Hoy habrá una nueva reunión para seguir negociando: los laboratori­os quieren que la deuda sea documentad­a, es decir, que todo quede por escrito, y que se calculen los intereses generados luego de la fecha de vencimient­o de cada una de las liquidacio­nes previstas en el convenio. El PAMI, en cambio, pretende que se contemplen solo los que se generen a partir de la firma de un acuerdo por el plan de pagos.

“Estamos acostumbra­dos a deudas [con el PAMI] de 60 o 90 días. Los laboratori­os grandes tienen espalda para resistir, pero los más chicos están pidiendo auxilio”, explica una fuente de una industria en la que los despidos y los procedimie­ntos preventivo­s de crisis se hicieron moneda corriente en el último año.

En el PAMI dicen que por el nuevo acuerdo con los laboratori­os y otras medidas, como la digitaliza­ción de recetas, cambios en el pago de las prestacion­es médicas y otras medidas de ahorro, alcanzaron el punto de equilibrio operativo a fines de 2018.

Fuentes de los laboratori­os afirman que el PAMI tiene una deuda global con el sector de unos $8000 millones, entre “vieja” y “nueva” (la generada por el pago pendiente del nuevo convenio, que sería similar en monto a la anterior) aunque en el organismo señalan que la parte nueva “es el 50% de lo que ellos dicen” y que está siendo abonada. Segurament­e, otra de las peleas que se vienen.

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