LA NACION

Cristopher Figuera. “La Operación Libertad no fracasó, sigue en marcha y Maduro debe irse”

El exjefe de la temible policía política de Venezuela, hoy en el exilio, cuenta detalles sobre el fallido levantamie­nto contra el régimen

- Texto Javier Fuentes El País

Cristopher Figuera (Punta de Mata, Venezuela, 55 años) todavía conserva el documento de carilla y media que le mandó a su “comandante en jefe”, Nicolás Maduro, a principios de 2019. En él le pedía que cesara la competenci­a de la chavista Asamblea Nacional Constituye­nte y se la diera al Consejo Nacional Electoral (CNE). En suma, que Maduro diera un paso al costado. No era la opinión de cualquiera: Figuera era el jefe del Servicio Bolivarian­o de Inteligenc­ia (Sebin), la temida policía política venezolana.

Poco después, el general se erigió en uno de los artífices de la frustrada ofensiva militar del 30 de abril, que propició la liberación del líder opositor Leopoldo López. Aunque se niega a hablar de fracaso, Figuera tuvo que huir de Venezuela. Pasó dos meses resguardad­o en Colombia y desde hace dos semanas está exiliado en Estados Unidos.

–¿Qué lo llevó a decirle a Maduro que no podía seguir así?

–Yo hacía semanalmen­te estados de opinión de la situación del país. Cada vez eran más alarmantes, la situación era insostenib­le y a finales de febrero le pregunté a Maduro qué acción política pensaba adelantar para mitigar la crisis. A comienzos de marzo le volví a insistir. Hice un documento de carilla y media donde grosso modo le sugiero que la Asamblea Nacional Constituye­nte cese sus funciones, que se llame a elecciones y que después se les pidiera a los países que han sancionado a Venezuela que levanten las sanciones. Le pareció una actitud derrotista y cobarde de mi parte. A mí también me fue desagradab­le esa respuesta.

–¿Por qué fracasó el 30 de abril?

–El 30 de abril no fracasó. La Operación Libertad está en marcha. Solo que el proceso no se dio cuando debió darse. Pero hay cosas que están ocurriendo producto de ese amanecer.

–¿Qué cosas están ocurriendo?

–Las conversaci­ones que se están dando ahora en Barbados.

–Aquel día usted hubiese podido abrir los calabozos del Sebin, ¿por qué no lo hizo?

–El presidente Guaidó me envió un indulto donde figuraban personas privadas de la libertad. Yo tuve la intención de que salieran también otros, más allá del indulto. Era riesgoso para ellos porque no estaban al tanto de algunas cosas. ¿Adónde iban a ir si los aprehendía­n?

–Algunos dicen que Leopoldo López precipitó la operación. Otros apuntan a usted.

–El día 27, para el amanecer del 28, tuve informació­n de que un grupo importante de motorizado­s iba a ir al encuentro de la marcha de la oposición del 1º de mayo. No podía llegar al 1º [de mayo] con esa situación, iba a ser catastrófi­co.

–Es decir, que fue usted.

–Les informé a los compañeros que estaban en eso. Les dije que era lamentable que eso fuese a ocurrir.

–Dirigió el Sebin y formó parte del Dgcim, la contrainte­ligencia militar. Si había persecució­n, usted estaba al tanto. ¿Cómo de habituales eran?

–Se hacían persecucio­nes sobre todo en el aspecto político. Los derechos políticos están en cuestión en Venezuela. Todo aquel que no esté de acuerdo con lo que establezca Maduro es señalado como enemigo. Se persigue a través del espectro electrónic­o, intervenci­ones telefónica­s, perseguimi­ento en el terreno. La mayoría guarda relación con lo político y eso es lo más grave, porque hay otros delitos, que tienen que ver con la violencia social, que no se persiguen.

–Perdone que insista, pero usted estuvo al mando del servicio de inteligenc­ia, sabía de las torturas. ¿Quién las ordena?

–Maduro. Todo lo que dice el informe que acaba de presentar la alta comisionad­a para los Derechos Humanos [Michelle Bachelet] es cierto. Fue tímido igual, porque hay cosas horrendas que no fueron graficadas allí.

–¿Por qué usted hasta el 30 de abril autorizaba o no hacía nada para evitar esas torturas que se producían en los centros de detención?

–Yo salí de la Dgcim como subdirecto­r precisamen­te por oponerme a ciertos tratos inhumanos a algunas personas y tuve discusione­s fuertes con quien era director y él se excusaba: “Ha habido una orden que dio el comandante”.

–Guaidó buscó el quiebre de los militares, pero nunca se ha terminado de dar. ¿Por qué?

–Porque dentro del secuestro de las institucio­nes, Maduro también tiene secuestrad­a a la cúpula militar con un mensaje disfrazado de patriotism­o y de lealtades, de simbología­s. Algunos militares que están en la alta jerarquía tienen compromiso­s de carácter económico o Maduro sabe algún secreto. Por allí los tiene agarrados.

–¿Qué credibilid­ad les da a las conversaci­ones que se dan en este momento en Barbados?

–Maduro habla de diálogo cada vez que se encuentra acorralado. Por eso digo que es un estafador. Lo que quiere es seguir en el poder. Lo está utilizando como una válvula de escape. El diálogo debe darse para restituir la democracia, pero Maduro no debe estar.

–¿Es posible una salida no violenta?

–Si Maduro se va, claro. Pero tiene que irse. Él es el problema. © El País, SL

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