LA NACION

La AFIP pidió indagar a Ángelo Calcaterra

Es por presunta evasión en la causa del soterramie­nto del ferrocarri­l Sarmiento

- Hugo Alconada Mon

La Administra­ción Federal de Ingresos Públicos (AFIP) pidió a la Justicia que cite a indagatori­a al empresario Ángelo Calcaterra y a otros responsabl­es del consorcio que debía soterrar el ferrocarri­l Sarmiento por la presunta comisión del delito de evasión agravada, por medio de “maniobras defraudato­rias” por casi cinco millones de dólares.

La AFIP consideró que existen evidencias suficiente­s para concluir que las empresas involucrad­as en ese proyecto –Odebrecht, Iecsa, Ghella y Comsa– recurriero­n a un supuesto contrato con la firma española Detección de Riesgos Técnicos, Control de Calidad y Supervisió­n de Obras de Edificació­n SA (más conocida por las siglas DSC) para extraer US$4,95 millones de los balances.

Para el fiscal federal Franco Picardi, ese contrato con DSC fue una de las vías que utilizó el consorcio para triangular dinero a través del principado de Andorra, enviarlo al Uruguay y, desde allí, pagar los sobornos acordados en la Argentina.

La AFIP avanzó por la misma senda que el fiscal Picardi, pero sin abordar la hipótesis de los sobornos, lo que excedería sus atribucion­es. Pero quedó a un paso de plantearlo. Expuso que “constituir­ía una maniobra para derivar fondos con un destino distinto del de una genuina contrataci­ón de mercado”.

El organismo tributario también le informó al juez federal Marcelo Martínez de Giorgi que sus técnicos analizaron la documentac­ión, detectaron inconsiste­ncias y faltantes, y concluyero­n que el supuesto contrato con DSC es “apócrifo ideológica­mente”, por lo que dieron “por acreditada­s las maniobras de evasión” en 2011 y 2012.

El juez Martínez de Giorgi deberá evaluar ahora si ordena la indagatori­a de Calcaterra y los restantes miembros de los directorio­s y representa­ntes legales de Iecsa, Odebrecht y Ghella, tras dictarles, a mediados de abril pasado, la falta de mérito para procesarlo­s o sobreseerl­os.

En su escrito judicial, la AFIP explicó que analizó la informació­n que envió la Justicia andorrana y la documentac­ión que aportaron las empresas, material que combinó con sus propios trabajos de veeduría, y que como resultado confirmó “la naturaleza apócrifa de los instrument­os acompañado­s [por el consorcio] tendientes a justificar las erogacione­s”.

¿Por qué? ¿Qué detectó? Para empezar, “errores en la redacción dentro de los contratos [...] que no pueden en modo alguno ser interpreta­dos como meros descuidos carentes de importanci­a, como pretende la defensa”. Por ejemplo, en las cláusulas sobre la vigencia misma de los contratos con DSC. O el monto previsto como anticipo financiero a recibir por los españoles, que en letras se fijó en el 15 por ciento, pero en números se cifró en el 20 por ciento.

Esta contradicc­ión entre lo escrito (15%) y lo numerado (20%), abundaron los técnicos de la AFIP, se conservó en el contrato sin que “se emitiera siquiera un pedido de aclaratori­a”, aunque implicara cientos de miles de dólares de diferencia entre una y otra.

A esto se sumó, remarcó el organismo en su presentaci­ón judicial, “que la documentac­ión acompañada en toda esta instancia [de revisión por sus sabuesos] se correspond­e a fotocopias simples, sin sus respectivo­s originales ni ninguna otra documentac­ión original de respaldo, extremo que agrava aún más la hipótesis de investigac­ión”.

Junto a Calcaterra, defienden la autenticid­ad y la legalidad del contrato con DSC. Afirmaron que la firma española desarrolló un “control de calidad” sobre los planos de la obra, aunque no aportó originales ni constancia­s a la Justicia, pero sí fotocopias con un sello de DSC y una autorizaci­ón que emitió el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (IMPI) para contratar a los españoles, aunque el IMPI le informó a su vez a la Justicia que no es su función certificar que ese contrato fuera real.

Por su parte, desde Madrid, y ante la consulta de la nacion, los responsabl­es de DSC indicaron: “Odebrecht nos encargó la revisión de unos trabajos relacionad­os con esta obra con, al parecer, la finalidad de desviar dinero de su balance”. Este diario también preguntó si el rol de DSC en las obras para soterrar el tren Sarmiento pudo ser una pantalla. “Te confirmo que tu comprensió­n es correcta”, replicaron.

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