LA NACION

Silverston­e, de ayer a hoy

El arrecifeño logró en Gran Bretaña el primer éxito de Ferrari; el quíntuple campeón intentará el récord de seis victorias en su país

- Alberto Cantore

El circuito está atravesado por el hito de Froilán y la marca que persigue Hamilton

El circuito tiene un magnetismo particular, como ningún otro de los que utilizó la Fórmula 1 en Gran Bretaña. En Silverston­e, el 13 de mayo de 1950 empezó a escribirse la historia del Gran Circo. Los italianos, con Giuseppe Farina y Alfa Romeo, quedaron inmortaliz­ados por aquel primer triunfo en el Gran Premio de Europa al que asistió 120 mil espectador­es, entre ellos el rey George VI de Inglaterra, que entregó el premio acompañado por la reina Isabel. También para los argentinos: de ese capítulo fundaciona­l participó Juan Manuel Fangio, uno de los 21 competidor­es, de nueve nacionalid­ades diferentes, que tomó parte de la largada; el balcarceño estuvo al volante de un auto de la marca vencedora, pero abandonó a falta de ocho vueltas por problemas en el motor, en épocas en que los impulsores estaban ubicados en la parte delantera.

Pero fue José Froilán González el piloto criollo que con sus dos victorias dejó un sello indeleble en Silverston­e: en 1951 firmó el primer triunfo de Ferrari; tres años después, también con un auto de la factoría de Maranello, repitió en un Gran Premio que tuvo a cuatro argentinos en los seis primeros puestos. El 17 de julio se cumplirán 65 años de la última epopeya, aunque el presente se focalice en la marca que puede imponer Lewis Hamilton, que de ganar el domingo se convertirá en el piloto con más éxitos en el GP británico.

Dieciséis veces campeón de Constructo­res, 15 veces un piloto logró el título con la marca, 235 éxitos en 979 Grandes Premios… La leyenda Ferrari empezó en Silverston­e con Froilán. El arrecifeño fue un elegido del destino, porque en aquella temporada de 1951 el equipo estaba completo, con Alberto Ascari y Luigi Villoresi como espadas doradas. La tercera butaca era para Dorino Serafini, que se accidentó y fue reemplazad­o por Piero Taruffi, un motociclis­ta que tenía contrato con Gilera y no estaría disponible para la carrera en Inglaterra. Don Enzo Ferrari le envió un telegrama a Nello Ugolini –el director deportivo– para que le diera una oportunida­d en Reims, en el GP de Francia, a Froilán; la rotura de la caja de velocidade­s del auto de Ascari determinó que el argentino cediera el suyo para que el italiano finalizara segundo de Fangio. Sin embargo, esa actuación le sirvió para ser acreedor del asiento vacante en Gran Bretaña y de un contrato mensual de 150 mil liras.

El ojo clínico del Commendato­re y el arrojo de Froilán fue una combinació­n demoledora en Silverston­e: el arrecifeño lideró los entrenamie­ntos, marcó la pole con una diferencia de más de dos segundos sobre sus compañeros de escuadra y triunfó después de 2 horas y 42 minutos de manejo. “Fangio fue el que me entusiasmó, porque me llevó a recorrer el circuito en su Alfa Romeo particular y me dijo que las caracterís­ticas del trazado no se adaptaban a las Alfetta. ‘Creo que esta vez cobramos y ganás vos’”, repetía el Cabezón, cuando se cumplió medio siglo de la hazaña, sobre el comentario que le hizo el Chueco.

Froilán obtuvo el primer triunfo con la Ferrari 375, la misma que el español Fernando Alonso manejó al día siguiente de ganar con la marca italiana en Silverston­e, en 2011; con el modelo 625 logró Froilán el segundo y último éxito personal y el 18vo de la Scuderia. Fue en 1954, temporada en la que finalizó segundo en el campeonato, por detrás de Fangio. Ese Gran Premio, el 17 de julio se cumplirán 65 años, tuvo algunas particular­idades: cuatro argentinos terminaron entre los seis mejores clasificad­os y siete pilotos marcaron el récord de vuelta. Entre los criollos, detrás de Froilán –necesitó casi tres horas para desandar las 90 vueltas– terminaron Onofre Marimón –3ero, lograba así su segundo podio con Maserati 250F; en los entrenamie­ntos del 31 de julio de ese año, en Nürburgrin­g, el zarateño se accidentó y murió–; Fangio, en el 4to puesto, con Mercedes, y el marplatens­e Roberto Mieres, que arribó sexto e igualó la que fue su mejor participac­ión en la F.1, al mando de una Maserati.

Tiempos modernos

De los 69 Grandes Premios que se corrieron en Gran Bretaña, Silverston­e fue el escenario elegido en 52 oportunida­des. Las versiones sobre una posible salida del calendario en 2020 fue dinamitada con el anuncio de la extensión del vínculo hasta 2024, inclusive, acuerdo que se firmó anteayer entre los dirigentes de Liberty Media F.1 y el British Racing Drivers Club, propietari­o del circuito. La continuida­d animará a Lewis Hamilton a romper la marca de máximo ganador, registro que comparte con Alain Prost. El británico firmó cinco éxitos: a la primera victoria, en 2008, con McLaren-Mercedes, le siguió el abrumador dominio entre 2014 y 2017, con Mercedes.

En 2018, el intento de quebrar la paridad se derrumbó con el despiste a causa de un toque con Kimi Raikkonen (Ferrari); la remontada, después de quedar al fondo de la grilla, le posibilitó escalar hasta el segundo puesto y enseñar que es uno de los dibujos que mejor le sienta. “Este es un Gran Premio que nunca debemos perder, porque si se pierde la F.1 perderá buena parte de su esencia. Siempre lo voy a defender”, destacó el cinco veces campeón del mundo y que está perfilado como principal candidato a un nuevo título en 2019.

Después de la polémica decisión de los comisarios deportivos en Canadá, la paliza de Mercedes en Francia y del espectácul­o de Versttapen y Red Bull Racing en Austria, nada mejor que el GP de Gran Bretaña. Silverston­e y su historia: la de pasado de gloria, presente de ilusión y un futuro que se aseguró varias páginas.

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Archivo Brazo en alto, Froilán González recibe la bandera a cuadros y firma la primera victoria de Ferrari en la F.1

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