LA NACION

Actor y pescador: esos personajes que lo ayudaron en un momento crítico

Mora despejó la mente con su participac­ión en “El Marginal III” y con un hobby que le da paz

- Juan Patricio Balbi Vignolo

Tan solo un par de días después de conquistar la Supercopa Argentina frente a Boca, aquel histórico 14 de marzo del año pasado, las fotos de Rodrigo Mora como carcelero para participar en “El Marginal II” revolucion­aron las redes sociales. El delantero de River integró el último día de grabación, invitado a través de su amigo actor Abel Ayala, y generó una alta expectativ­a. Pero tan solo tuvo una presencia fugaz en el último capítulo de la segunda parte de la exitosa tira.

“Por aquel entonces no quería ir, porque si vas y después sale en algún lado no sabía cómo podía reaccionar River. Cualquiera podía pensar: ‘¡Ey! Andás boludeando vos, tenés que pensar en River, tu vida está acá’. Aparte volvía de entrenar en Ezeiza muerto, imagínate: Gallardo nos sacaba hasta el último jugo (risas). Yo llegaba a casa y necesitaba dormir la siesta. Estaba que iba o no iba. Y me terminé de decidir el 14 de marzo, después de ganarle la final a Boca, que fue un miércoles y yo fui al viernes siguiente que era el final de la grabación”, cuenta Mora con la nacion sobre sus inicios como actor.

“Entonces, como fui después de ganarle la final a Boca no pasó nada. Y en el plantel se me reían todos. ‘¿Qué vas a hacer? ¿Vas a matar al Sapo Quiroga?’, me decían todas pavadas, jaja. Pero fui como extra y se hizo mucho ruido”, recuerda el uruguayo, que, tras confirmar su retiro de forma oficial, se abocó a la filmación de la tercera parte, integrando el elenco formal –su personaje se llama Máximo, como su hijo– de la serie que produce Undergroun­d y dirige Sebastián Ortega. Y la actuación fue un salvavidas en un momento crítico de su vida.

–¿Cuánto te ayudó actuar?

–Me sirvió muchísimo para la cabeza. Me mantuvo ocupado, no sé qué hubiera sido de mí sin nada que hacer. Venía con la intensidad de levantarme temprano todos los días, ir a entrenar, volver a casa, siesta, mate, cena y se acababa el día. Una rutina armada desde hace 17 años. Vivís todo de la misma manera y de repente no lo tenés más… ¿qué hacés?

–¿Cómo llegaste?

–Me lo propusiero­n entre Abel Ayala y Heber Marchioni (amigo de Mora, representa­nte de futbolista­s y artistas y socio de Ayala), ellos me entusiasma­ron para hacerlo. También le agradezco a Sebastián Ortega por dejarme estar y participar y a todo el grupo que me ha tratado muy bien. Parecía fácil ser actor, pero es un sacrificio, hay que estar más de 10 horas trabajando y grabar las mismas escenas siete u ocho veces.

–¿La relación con Abel Ayala cómo se generó?

–Por intermedio de Heber. Un día me dijo que Abel estaba haciendo unos videos de su personaje “El Guachín” y quería hacerme una nota para charlar de la vida y le dije que no tenía problema. Así que nos conocimos, nos empezamos a juntar a comer, a compartir cosas y me terminó invitando al “Marginal II”. Formé una linda amistad con él. Me cuidó, me aconsejó y me hizo meter rápido en el grupo.

–¿Y cómo te fuiste sintiendo?

–Me sentí bien, disfruté muchísimo, más después de sentir un dolor tan grande. Lo mejor que me llevo de los tres meses de grabación son las relaciones que hice. Todos me hicieron sentir respetado. Además de con Abel, con Brian Buley y con Carlitos Portaluppi, el “Morcilla”, que es fanático de River, también quedó una linda relación. Ahí no me veían como uno más de ellos.

–Y te cruzaste con Schiavi…

–Sí, aparece también, en el sexto capítulo. He conversado un poco con él. Yo la última vez que lo vi fue en el Monumental en 2012 en un clásico que nos habíamos dado con todo, pero con respeto, cada uno hacía lo suyo, nunca me insultó ni nada. Pero en la serie cambiamos: yo jugué de 2 y el de 9, pero igualmente se olvidó y me pegó una patada, jaja.

–¿Es más difícil jugar en el Monumental o a trabajar en el set?

–Y… el set de grabación es otro mundo, para mí fue más fácil jugar en el Monumental. Jugar al fútbol es lo que hice toda mi vida, mesa le con naturalida­d.Lo otro era nuevo, entonces había que hacerle un esfuerzo más.

–¿En qué otras cosas te amparaste en estos meses?

–He ido mucho a pescar, que me hace muy bien, no solo por la adrenalina sino por lo bien que hace al espíritu. Se puede conseguir paz y encontrars­e con uno mismo. Si voy lleno de mugre a pescar, vuelvo limpio, dejó todo ahí.

–¿Siempre te gustó la pesca?

–Sí, heredé esa afición de mi padrino y ahora la llevo yo. En Uruguay no voy a pescar porque no se pica nada. Voy mucho a Entre Ríos, ahí es mejor y además hice una relación muy linda con los chicos de Crespo (a 42 kilómetros al sudeste de Paraná). También voy seguido a Villa Urquiza (a 42 kilómetros al norte de la capital, en la costa del río Paraná). Conozco mucha gente de clubes de pescadores y me voy sumando a ese grupo. Me encanta.

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@romorita11 Schiavi y Mora, en un descanso del “Marginal III”

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