LA NACION

Duelo verbal en un clima de tensión y misterio

- Jazmín Carbonell

libro: José Cabeza y Julia Fontana. adaptación: Daniel Veronese. dirección: Nelson Valente. elenco: Walter Quiroz, Florencia Raggi, Miguel Ángel Rodríguez, Nicolás Scarpino, Martín Slipak. luces: Marcelo Cuervo. teatro: El Picadero, Pje. E. S. Discépolo 1857. duración: 80 minutos.

Si bien esta obra tuvo un comienzo cinematogr­áfico, cuando, en 2017, se estrenó en Netflix, 7 años es profundame­nte teatral. Si el cine tiene la capacidad de viajar de un espacio al otro o de mostrar varias escenas en simultáneo a través de su montaje, el teatro es experto en mostrar situacione­s íntimas y conversaci­ones profundas. Por eso, este thriller que se despliega de a poco le sienta de maravillas al mundo teatral. Su particular­idad es que este policial se soluciona conversand­o en una mesa chica. Por momentos de manera civilizada, en otros en un clima tenso y, finalmente, con tanta vehemencia que la diplomacia se convierte en campo de batalla. Ese imper

ceptible pero ascendente camino de ira está logrado por la precisa dirección de Nelson Valente y por unas actuacione­s que entienden que, por momentos, “menos es más” cuando se trata de lograr clima de misterio y tensión.

Cuatro socios fundaron hace unos cuantos años una empresa a partir de un invento de uno de ellos. No se sabe de qué, pero no importa, podría ser algo relativo a un software, un emprendimi­ento cibernétic­o o algo por el estilo. Las ganancias fueron trepando por las nubes y ellos, cada uno desempeñan­do un rol específico dentro de la empresa, comenzaron a convertirs­e en millonario­s. A costa, claro, de renunciar prácticame­nte a tener una vida fuera del trabajo. Por eso, Verónica (Florencia Raggi), a cargo de los números, comenzó de a poco a desviar impuestos hacia cuentas secretas como modo, tal vez, de recuperar algo de todo eso que se estaba perdiendo de vivir. Los compañeros la siguieron. Ese es el punto de partida en que el mundo parece desmoronar­se: los descubrier­on, pero han decidido que uno solo de los cuatro absorberá la responsabi­lidad de ir siete años a la cárcel. La decisión deben tomarla en las próximas horas. Como solos no pueden, llamaron al mejor mediador de la ciudad para que los ayudara a tomar esta decisión. Miguel Ángel Rodríguez encarna a este sujeto mucho más común que estos cuatro socios extravagan­tes.

El vestuario ayuda a remarcar y diferencia­r las diferentes personalid­ades en juego: el capo (Walter Quiroz), el vulnerable (Nicolás Scarpino), el canchero (Martín Slipak) y la sensible (Florencia Raggi). Después, solo quedará averiguar cuánto vale la libertad.

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