El superhéroe favorito
Gustavo Fernández se consagró campeón después de superar por 4-6, 6-3 y 6-3 al japonés Kunieda, el mejor jugador adaptado de la historia; el cordobés ganó el tercer Grand Slam consecutivo del año y rompió con el estigma del All England
Gustavo Fernández, por primera vez rey en el césped; recuperó el Nº 1 y apunta al Grand Slam en 2019
LONDRES.– Van casi dos horas de partido. Después de haber arrancado con la pólvora humedecida, Gustavo Fernández, el Lobito, uno de los mejores tenistas en silla de ruedas del mundo, está plantando en el Court 3 de Wimbledon, el mismo en el que Guido Pella derrotó hace unos días a Milos Raonic, frente al japonés Shingo Kunieda, el jugador que revolucionó ese deporte. El cordobés está por sacar 5-1 para ganar el título y despojarse del estigma de las finales perdidas en el All England, luego de ceder en 2018 y 2017 frente al sueco Stefan Olsson. En un rincón del estadio, gran parte del equipo de trabajo y de la familia de Fernández prepara el festejo. Sin embargo, al tenista de 25 años lo invaden los demonios, comete tres doble faltas y pierde fácil su servicio (5-2). Maldice, se lamenta, pero recapitula de inmediato y sale con todo el impulso posible al próximo game de saque. Y Kunieda sufre la furia de Gusti, que termina su obra maestra venciendo al mejor jugador adaptado de la historia por 4-6, 6-3 y 6-3. Así, el argentino se adueña del tercer Grand Slam consecutivo del año, luego de haber ganado el Abierto de Australia y Roland Garros. la Liga Nacional y actual coach de Estudiantes de Olavarría, se transformó en el primer tenista adaptado en ganar los tres primeros majors de la temporada desde que se introdujo la competencia individual en los cuatro certámenes. El último en sumar la categoría de singles fue Wimbledon, en 2016 (antes de esa decisión solo aceptaba la acción en dobles). “Es una locura. Más allá de los títulos, ganar Wimbledon es una locura. Lo hablaba con mi entrenador [Fernando San Martín]. Vengo de ganar dos Grand Slam en un año y ahora esto. Estoy desbordado, no entiendo qué pasa”, confesó el Lobito Fernández, que obtuvo un premio de 46.000 libras (US$ 57.800).
¿Cuál es la diferencia de jugar sobre césped? “Es difícil mantener la misma idea y no cambiarla todo el tiempo, porque el rebote no es el mismo y no podés correr tan bien como en las otras superficies. A mí me gusta construir el juego, jugar rallies largos. Pero en el pasto no tenemos muchas posibilidades de hacerlo. De inmediato hay que prepararse para disparar. Lo hace un poco diferente al resto. Pero una vez que te acostumbrás, tiene sus encantos”, explicó el oriundo de Río Tercero, que alcanzó su quinto trofeo individual de Grand Slam.
En el primer set, Kunieda (diestro, al igual que Gusti) logró un porcentaje de servicios superior al de Fernández y, si bien anotó apenas un punto ganador menos que el argentino (16 contra 17), cometió menos errores no forzados (8 contra 12). Por momentos, Kunieda pareció dominar psicológicamente a un rival al que le saca un amplio margen en el historial: antes de la final de Wimbledon era de 22-7. “¿Si en ese primer set se me cruzaron las dos finales de Wimbledon perdidas? Las dos finales están, están siempre en la cabeza. Negarlas sería ser necio, pero lo que me sirvió mucho fue haber hablado de eso con el equipo. Ya había pasado por las finales, ya sabía lo que era perder acá, lo que era jugar mal. Ya pasé por eso, me enfoqué simplemente en estar y jugar. No era que estaba jugando mal al principio, pero quizás no estaba del todo sólido. Después, a finales del primer set, me sentí con el dominio del juego. Me ordené, empecé a usar mi revés para lastimar y alrededor de eso empezó a funcionar el resto”.
Kunieda, de 35 años, fue el atleta que modificó el tenis en silla de ruedas por completo, el que lo volvió más potente y atractivo hasta posicionarlo en el alto nivel que tiene en el presente. Invicto durante casi tres temporadas, triple medallista paralímpico y con 22 títulos de Grand Slam, es uno de los embajadores del mismo gigante textil que viste a Roger Federer y a Kei Nishikori. “Lo admiro desde que lo vi jugar por primera vez, creo que en una Copa del Mundo. Él fue el que elevó este deporte, el que lo cambió. Es un honor jugar contra él. Me hizo mejor jugador”, relató Gusti Fernández.
Por la diferencia de edad que tiene con Kunieda y el crecimiento que está luciendo, ¿el argentino se anima a soñar con seguir haciendo historia en el tenis adaptado? “Lógico que uno sueña, pero es como irse demasiado en aspectos que no puedo controlar. No sé si voy a ganar 20 Grand Slam más o ninguno. Yo simplemente me tengo que enfocar en seguir mejorando, que me está sirviendo mucho. De la mano de eso van a seguir llegando las cosas. No tengo que perder el foco. Porque si pienso en hacer historia, es muy fácil perderse. Este no es un trabajo solo, tengo un equipo grande que trabaja mucho para que después yo haga lo que hago en la cancha. Me rodeé de muy buenos profesionales y tuve el mérito de escucharlos y saber aprender de ellos”, sentenció Fernández. En Londres, además de estar acompañado por San Martín, fue asistido por el kinesiólogo Juan Carlos Varela, el sparring Juan Ignacio Crespo y Santiago Sánchez, un catedrático que es director de una maestría en la Universidad de Bath y trabaja la concentración. Solo faltó el PF Matías Tettamanzi.
“El pasto es para las vacas”, fue la frase histórica de Guillermo Vilas. Bueno, también para Gustavo Fernández, quien no deja de crecer.