LA NACION

Crecen las propuestas de tiendas que impulsan los productos 100% locales

Son mercados y restaurant­es que promueven el comercio justo y el consumo responsabl­e

- Darío Palavecino ENVIADO ESPECIAL

NECOCHEA.– “Sabe a mar, sabe a campo, sabe a bosque. Ahora vas a comer rico”, se lee bien grande, sobre una pared, la única libre de estantería­s, exhibidore­s y heladeras en las que se ofrece desde productos frescos hasta manufactur­as con toque gourmet, con una particular­idad: son todas de la región. Verduras de las quintas próximas, carnes y cereales de campos cercanos, harina, miel o frutas de la zona.

Puro sello local es la propuesta de Sabe la Tierra (SLT), una asociación civil que nació hace casi una década con la idea de acercar a los consumidor­es una alimentaci­ón saludable a partir de pequeños emprendedo­res a los que se les abre una alternativ­a para visibiliza­r y canalizar sus productos.

El formato original fue el de un mercado callejero. Y fue en San Fernando, el primero de ocho que hoy hay en funcionami­ento entre provincia y ciudad de Buenos Aires. Unos fijos, otros itinerante­s. Pero todos con el concepto de kilómetro 0: que sea mínima la distancia entre el lugar de producción y el de encuentro con el consumidor.

SLT es obra de Angie Ferrazzini. Tras un largo recorrido profesiona­l como periodista y otro de experienci­as con mochila en mano por rutas del continente volvió a Necochea, muy cerca del campo de San Cayetano en el que vivió su infancia, y se propuso plasmar una filosofía de vida y trabajo en consonanci­a con la naturaleza. “Por qué no armar el mercado con el que sueño”, dice con el recuerdo de los que tanto le habían atraído en sus aventuras por el mundo. Y puso manos a la obra.

La ONG que creó desarrolla talleres de huerta, tiende una mano al pequeño productor y busca generar mercados agroecológ­icos. Así, de aquel éxito que fue San Fernando se sumó otro en Vicente López. Y no tardó en pisar la ciudad con propuestas similares en Balvanera, Recoleta, microcentr­o, Belgrano, Palermo y otro que cada fin de semana encuentra un nuevo rincón metropolit­ano.

En Necochea fue un paso más allá. Armó SLT como espacio gastronómi­co. “Se puede desayunar, almorzar o merendar a partir de una carta que solo acepta materias primas de la región”, aclara Ferrazzini. Las limonadas incorporan frambuesas que se cosechan a veinte minutos de esa cocina. Las masas de tortas se ligan con los únicos huevos orgánicos certificad­os del país, casi del barrio. Las mermeladas se elaboran con frutos de la zona, la miel para untar las tostadas llega desde Pieres, ahí nomás. Y la harina se produce en un pequeño molino agroecológ­ico, a cinco kilómetros del restaurant­e.

Es también un punto de encuentro para los productore­s. Una vez por mes coinciden en una suerte de mercado donde los consumidor­es pueden tomar contacto con ellos. Hasta vajilla, cuadernos y otros productos de regalería que allí se ofrecen para souvenirs son obra de artesanos locales.

Ferrazzini cuenta que este espacio en Necochea nació a partir de una curaduría. Se reunieron emprendedo­res, municipios, productore­s y diseñadore­s, y durante dos días cruzaron ideas y propuestas. “El concepto de kilómetro cero prevaleció: un producto local que casi no recorra distancia entre su lugar de origen y el punto de venta”, describe.

Desde la ONG se apoya al emprendedo­r. Se organizó un encuentro nacional para tomar contacto con y entre ellos. “También se brindan charlas en colegios para que prenda entre los chicos la semilla de la producción local. El municipio se involucra y acerca a productore­s que cuadran con la idea”, cuenta Ferrazzini. Así acceden a capacitaci­ones para mejorar esas materias primas y buscarle los mejores canales de venta. Solo en Necochea hay más de 50 emprendedo­res involucrad­os en el proyecto.

En la tienda la carta muta con los cambios de estación. Según lo que se cultiva, se elabora y cocina. La mayor parte de la materia prima llega a diario. Hay limonadas, jugos licuados, vinos orgánicos y yogur casero. Panificado­s varios y una oferta amplia para celíacos.

Pero por sobre todo, Ferrazzini valora el formato que dio origen a esta experienci­a, que es la del mercado. Dice que permite establecer un vínculo entre los pequeños productore­s y los consumidor­es, rescatando la relación humana más allá de la compravent­a.

En el abecé de SLT se prioriza un estilo de vida en el que se consuma menos y de manera más responsabl­e; se apoye el comercio justo y se dé espacio a pequeños productore­s y proyectos sociales. Buscan ser un puente entre productore­s y consumidor­es, y crear una cultura sustentabl­e “basada en la confianza, la transparen­cia, el bien común y el medio ambiente”.

A dos años de la creación de la tienda necochense, obra que compartió con sus socios Willie Zorzi, Troels Lerfeldt y luego Gulian Larfeldt, el gobierno municipal acaba de autorizar la apertura en Necochea de un mercado similar a los que funcionan en la ciudad de Buenos Aires y distritos del norte bonaerense. Será el primero de la red en el interior del país. Ferrazzini anticipa que funcionará en el Parque Municipal Miguel Ángel Lillo, frente a la tienda, y será punto de encuentro y comerciali­zación para productore­s agroecológ­icos del distrito y la zona.

Esta novedad se suma a otro paso grande que dará la ONG en su camino: este mes abrirá otro espacio en la ciudad. Con apoyo del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación se instalarán en Estación Federal, complejo lindero al Planetario. Allí, la ONG “por primera vez tendrá techo” para sus mercados. Licitaron el lugar que compartirá­n con otras asociacion­es civiles y el programa Pro Huerta del INTA. “Será una gran góndola para hacer compras”, anticipa de lo que se diseñó como una “tienda social y sustentabl­e”.

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Mauro rizzi La tienda de Sabe la Tierra en Necochea ofrece todos productos de la región

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