25 años de dolor
La mañana del lunes 18 de julio fue estruendosa, imborrable y lacerante. “Volaron la AMIA”, repetía el movilero de Radio Continental. Incrédulo, buscaba en otras emisoras, en canales de TV. En todos se confirmaba la noticia. ¿Cómo podía ser que hubiera sucedido? ¿No habíamos aprendido con la embajada de Israel? ¿Por qué? Las imágenes desgarradoras del lugar, los derrumbes, la forma alocada de búsqueda bajo los escombros siguen en nuestra memoria, dolida. Las marchas bajo la lluvia, con frío y con lágrimas en los ojos no olvidan e increpan a la Justicia y a todos los gobiernos que siguieron a 1994. Nadie, ninguno ha hecho nada para esclarecer los hechos. Se necesita saber quiénes fueron los autores intelectuales y materiales, los que tuvieron connivencia desde el poder político central, los que otorgan impunidad a los corresponsables de semejante atentado. Se necesita que las investigaciones realizadas salgan a la luz para que finalmente los muertos, desaparecidos y heridos de la AMIA tengan la paz necesaria. Se necesita que a 25 años el atentado y voladura de la AMIA no sea un recuerdo que como letanía cada 18 de julio convoque a políticos para recitar hermosas frases compungidas, sino que se esclarezca. “Justicia, justicia perseguirías”, dice la Torah. Nada más claro.
Roberto Peláez
DNI 21.142.456