La OMS declaró la emergencia sanitaria mundial por el Ébola
El brote provocó 1668 muertes en el Congo; es la quinta vez en la historia que el organismo emite una alerta global
GINEBRA.– La Organización Mundial de la Salud (OMS) apeló ayer a una denominación poco común, usada solo cuatro veces antes en la historia, para declarar la “emergencia sanitaria mundial” por el letal brote de Ébola en la República Democrática del Congo (RDC).
“Es hora de que el mundo tome nota y redoble esfuerzos. Necesitamos trabajar juntos en solidaridad con la RDC [epicentro del virus] para poner fin a este brote y construir un mejor sistema de salud”, dijo el director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Solo en cuatro ocasiones la OMS había utilizado anteriormente la declaración de “emergencia sanitaria mundial”. Fue durante la gripe H1N1 (o gripe porcina), en 2009; para la propagación del virus de la polio, en 2014; en la anterior epidemia de Ébola, que afectó a gran parte de África occidental (Liberia, Guinea y Sierra Leona, en particular), entre 2014 y 2016, así como para la gran propagación del virus zika, también en 2016.
Sin embargo, en esta ocasión, recomendó que las fronteras de la RDC no sean cerradas.
El brote actual de Ébola es el peor en la historia de la RDC. Desde agosto de 2018 hasta el domingo pasado en el país se registraron 2501 casos, de los cuales 2407 fueron confirmados y 94, probables. Un total de 1668 personas murieron. En 1574 casos quedó confirmado que la causa de muerte fue el Ébola, y en 94, que fue la causa probable.
La enfermedad, antes llamada fiebre hemorrágica del Ébola, se contrae por el contacto con secreciones de humanos o animales infectados, y tiene una altísima tasa de letalidad, de hasta el 90%.
Los síntomas varían, pero al comienzo de la enfermedad (llamada “fase seca”) es común la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa, y dolores musculares, de cabeza y de garganta. A medida que la enfermedad avanza es común que las personas sufran vómitos y diarrea (“fase húmeda”), erupciones cutáneas, deterioro de las funciones renales y hepáticas y, en algunos casos, hemorragias internas y externas.
En América Latina, el único laboratorio con los niveles de seguridad necesarios para manipular el virus funciona en Buenos Aires. Es el Centro de Contención Biológica de la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud Dr. Carlos Malbrán.
La agencia de la ONU tomó ahora su decisión de declarar la emergencia mundial tras detectarse un caso fatal en la segunda ciudad más importante de la RDC, Goma, fronteriza con Ruanda, que cuenta con un aeropuerto internacional. Los expertos temían desde hace meses que esto sucediera.
Una declaración de emergencia de salud mundial a menudo capta mucha más atención y ayuda internacional, pero también hace temer que algunos gobiernos nerviosos reaccionen exageradamente y apliquen cierres de frontera.
Aunque la amenaza de una propagación en toda la región sigue siendo elevada, el riesgo de que se propague más allá de la región es bajo, opinó el director de la OMS, Tedro Andhanom Ghebreyesus, tras el anuncio en Ginebra.
Por otra parte, Robert Steffen, jefe del Comité de Emergencias de la OMS, advirtió que un eventual aislamiento económico de la zona “podría tener un impacto negativo sobre la respuesta sanitaria, y sobre la vida de la población en la región”. La OMS define una emergencia mundial como un “evento extraordinario” que constituye un riesgo para otros países y que requiere una respuesta internacional coordinada.
Cuando el mes pasado el brote cruzó la frontera por primera vez luego de que una familia llevó el virus a Uganda después de asistir a un funeral en la RDC de un pariente infectado, el comité de expertos había desaconsejado que se hiciera por el momento la declaración.
El brote actual se propaga además en una conflictiva región fronteriza de la RDC, en donde decenas de grupos rebeldes están activos y donde nunca se había experimentado el Ébola.
Los esfuerzos por contener el virus se vieron afectados por la desconfianza de los residentes que lanzaron ataques letales contra los trabajadores de salud. Además, muchas personas infectadas se niegan a ser atendidas.