LA NACION

El Nunca más venezolano

- Loris Zanatta

El diablo metió la cola: Vladimir Putin acababa de decir que “la idea liberal se ha vuelto obsoleta” y justo salió el informe de la ONU sobre Venezuela: un típico régimen posliberal, uno de los más queridos por el nuevo zar de Rusia, que es, entre muchos, uno de sus patrocinad­ores. Recomiendo leerlo; son solo dieciséis páginas, media hora. ¿Cuántos de nosotros hemos leído, con horror, el Nunca más? Este es un texto de otro tipo: seco, sintético; pero de igual sustancia: es el Nunca más venezolano. Excepto que en Venezuela no cuenta lo que pasó, sino lo que está pasando todos los días.

Quienes solo creen lo que quieren creer y se niegan a ver lo que no quieren ver se la tomarán con el dedo que se atrevió a indicar la luna. Pero el dedo no tiene culpas: Michelle Bachelet, jefa de la misión de la ONU, es un dedo poco sospechoso de conspiraci­ón antichavis­ta; si acaso, les cae mal a muchos opositores. De todos modos, el informe explica su metodologí­a: miles de entrevista­s; son los venezolano­s los que hablan.

La prensa informó al respecto, pero un breve resumen no estará de más. ¿Hay “escuadrone­s de la muerte” en Venezuela? ¡Por supuesto! Son las FAEN y obedecen al gobierno: entran en las barriadas, matan, roban, violan; “resistenci­a al arresto”, explican: ¡cuántas veces ya lo hemos escuchado! ¿Serán sólo unos pocos casos? Alrededor de 2000 ejecucione­s en los primeros seis meses de este año, más de 7000 en 2018. En otros lugares se llamaría “terrorismo de Estado”; ¿por qué no en Venezuela? Pinochet pasa casi por aficionado: fue responsabl­e de “apenas” 3508 víctimas... Pero es solo el comienzo: el informe cuenta los muertos en las protestas callejeras, los desapareci­dos tragados por las cárceles, los activistas asesinados, los presos políticos. ¿Y la tortura? ¿El régimen chavista tortura? ¡A todo vapor! La vieja picana trabaja a pleno régimen;

las “técnicas” son siempre las mismas: “submarino”, bolsas de plástico en la cabeza, violación.

Luego vienen las “cuestiones de rutina”: periódicos y radios cerrados por la fuerza; periodista­s y docentes perseguido­s; amenazas y violencias; chantajes y represalia­s. El informe no usa eufemismos: el régimen siembra el “miedo”, gobierna con el terror. ¿Los beneficios sociales? Solo a cambio de ser fieles al régimen. ¿Quién se opone? Echado del trabajo. Y el resto: el salario mínimo es realmente mínimo, dado que cubre el 4,7% de las necesidade­s alimentari­as; 1,557 muertes en tres meses por falta de medicament­os e instrument­os en los hospitales; reaparecie­ron enfermedad­es dadas por erradicada­s. Ya basta, paro aquí: en medio de este infierno, el mundo pulula de mentes brillantes que predican el “diálogo” entre Maduro y Guaidó como si se tratara de una pareja en crisis; que rezan por “elecciones libres” como si en estas condicione­s fueran siquiera imaginable­s. Si no fuera tan trágico, sería para morirse de risa.

¡La culpa es de las sanciones!, gritan indignados los habituales abogados de las causas sucias y perdidas. Con Chávez había “justicia social”, truenan sin vergüenza. Quién sabe si es maldad o estupidez. La una no quita la otra. La tragedia, explica el informe, viene de lejos: al menos una década; más, para ser precisos. Es bien sabido: si además de gruñir en defensa de Julian Assange sus devotos se hubieran tomado la molestia de leer los despachos de Caracas publicados por WikiLeaks, deberían ponerse de pie y aplaudir a la diplomacia norteameri­cana: había profetizad­o todo desde principios de la década de 2000; apagones, colapso de las inversione­s, hiperinfla­ción, falta de medicament­os y alimentos, persecució­n. ¿Unos genios? En absoluto: basta con tener una vaga noción de los populismos latinos. Siempre hacen lo mismo: el pan de hoy es el hambre de mañana; su gloria es el infierno de la posteridad; dilapidan los panes y los peces que no saben producir: “viva la muerte”, gritaban los falangista­s; “viva la pobreza”, gritan ellos, que elevan el “pobre” a emblema de pureza moral, a buen salvaje de nuestros tiempos. “Con el mazo dando”, es el nombre del programa de televisión más tóxico y violento de Maduro: “a Dios rogando”, por supuesto.

Mientras esto sucede, el Papa se reunió con Putin por tercera vez en cuatro años: notable para quien todavía no visitó su país. Según los diarios, también han hablado de Venezuela. Estoy seguro de que el Papa lo habrá conminado a que abandone a Maduro a su destino, agitándole en el rostro el evangelio que suele esgrimir como un garrote contra los gobiernos europeos, cínicos y descristia­nizados. ¿Merecerá la tragedia venezolana al menos una décima parte de la indignació­n diaria por el destino de los migrantes en el Mediterrán­eo? No puedo imaginar que los venezolano­s sean hijos de un Dios menor. ¿O la geopolític­a habrá prevalecid­o sobre el evangelio, la famosa “adaptabili­dad” de la Compañía de Jesús sobre el “pan con pan, vino con vino”? Al final, tenía ante él al hombre que “recristian­izó” a la gran Rusia, salvándola del pecado liberal. Qué maravillos­o sería si nos contaran lo dicho.

El punto no es que “el liberalism­o esté muerto”: muchos ya lo han decretado, a nadie le fue muy bien; el punto es que a Rusia aún no ha llegado y en el Vaticano no goza de buena salud. Esperemos vuelva al menos a Venezuela.

Ensayista y profesor de Historia en la Universida­d de Bolonia

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina