LA NACION

Por qué es el Major más “amigable” para los argentinos

Desde que José Jurado marcó el camino con un segundo puesto en 1931, once jugadores nacionales alcanzaron el top 10, en 32 ocasiones; desde hoy, Emiliano Grillo jugará su 4º Abierto

- Gastón Saiz

Es un ejercicio retrospect­ivo que obliga a olvidarse de lo más reciente e invita a hacer un repaso a lo largo de la historia. Por un momento, conviene dejar a un costado la gloria de Angel Cabrera en el US Open 2007 y el Masters 2009 para hacer foco en el Open Británico, el torneo que arrancará hoy en Royal Portrush, Irlanda del Norte, con la participac­ión de Emiliano Grillo como único argentino.

La realidad es que el Open es el Major más amigable para el golf nacional si se atiende todo el recorrido histórico. Primero, porque fue el primer torneo grande conquistad­o por un argentino: Roberto De Vicenzo lo ganó en 1967, en Hoylake. Pero sobre todo, por una estadístic­a contundent­e: fueron 11 los argentinos que sumaron un total de 32 top 10 a lo largo de la historia, con José Jurado marcando el camino. En suma, hubo 35 golfistas diferentes de nuestro país que participar­on en el certamen grande más antiguo y tradiciona­l, con muchos momentos para el recuerdo.

La esperanza más viva es la que encarna hoy el chaqueño Grillo, que analiza lo que ocurrió en el pasado y llega a Royal Portrush con confianza: “Yo creía que el Open era el Major que el Pato Cabrera iba a ganar primero. Obviamente que De Vicenzo abrió una puerta en 1967 para el resto de los argentinos. Y si hay alguien que lo puede hacer, ¿por qué no yo?”, se ilusiona.

Este jueves, Grillo pega el primer golpe en la segunda salida más temprana, a las 6.46 hora local, las 2.46 de nuestro país, junto con el surcoreano Sung Kang y el inglés Thomas Thurloway. Tiene por delante un trazado de 7344 yardas (par 71) que había recibido el Open por última vez en 1951. Una enormidad de tiempo para un certamen que durante décadas priorizó su rotación entre Inglaterra y Escocia, pero que vuelve a tener a Irlanda del Norte como escenario por decisión de la R&A, en la tierra de un emocionado Rory McIlroy.

Y fue justamente en aquel torneo de 1951 cuando el domingo, Antonio Cerdá dejó el green del 15 de Royal Portrush en posición de coronarse campeón. Entonces tenía 29 años y tres pares le hubieran dado la posibilida­d de acceder a un playoff con Max Faulkner. Y si mejoraba aquella tarjeta con un birdie se aseguraba la victoria. Así fue como Cerdá se paró en el tee del 16 con la chance de llevarse la Claret Jug en Portrush, la pequeña ciudad costera en el extremo norte de Irlanda. Sin embargo, su tiro salió desviado hasta incrustars­e contra unos alambres de púas, y desde allí Cerdá no pudo evitar el doble bogey. Finalmente quedó segundo y a dos golpes de Faulkner, que le había abierto una puerta al argentino luego de una mala tercera vuelta de 74 golpes.

Aquella fue la tercera gran oportunida­d que dejó pasar el golf argentino de darle al país el primer certamen de Grand Slam. En 1931, José Jurado también había concluido como escolta del campeón, Tommy Armour (Carnoustie, Escocia) y en 1950, un año antes de aquel desliz de Cerdá, el Maestro De Vicenzo finalizó segundo respecto del sudafrican­o Bobby Locke en Royal Troon.

El vínculo de los argentinos en The Open se había iniciado en 1926, cuando Jurado, más tarde llamado el “Padre del Golf Profesiona­l Argentino” y Andrés Pérez viajaron a Inglaterra para participar en Royal Lytham & St. Anne, donde se impuso Bobby Jones.

Ahora, Grillo intenta situarse en esas gestas en sepia, valorando lo que hacían aquellos jugadores criollos frente a todas las contingenc­ias logísticas y geográfica­s: “Los golfistas argentinos tenemos un tema con los viajes. Nos bancamos viajar más que el resto del mundo. Para todos en aquella época se les hacía difícil viajar, pero a los nuestros les resultaba un poco más fácil y jugaba un poco a favor en aquel entonces”.

Será la cuarta participac­ión de Grillo en el Open: terminó 12º en Royal Troon (2016), aunque no pasó el corte en Royal Birkdale (2017) y Carnoustie (2018). “Me gusta el Open, me gustan los torneos links. Si estás en control de tu juego, es de los torneos más fáciles de jugar bien”, comenta, y aclara: “Pero a la vez es un certamen difícil, porque cambia todo el tiempo y hay que tener más suerte que en otros Majors. Espero sumarme a la pequeña lista de ganadores”.

De Vicenzo continúa siendo el abanderado del golf argentino y también de toda América Latina, a la hora de hablar del campeonato más añejo. Después de quedar segundo en 1950 y de finalizar cinco veces en el tercer lugar (1948, 1949, 1956, 1960 y 1964), el patriarca de Ranelagh finalmente logró el sueño de ganar el Open de 1967, derrotando a Jack Nicklaus por dos golpes, en Royal Liverpool.

Pero Vicente Fernández y los cordobeses Angel Cabrera y Eduardo Romero también tuvieron su momento: el Chino quedó tercero en Muirfield (1972), el Pato fue 4º en Carnoustie (1999) y 7º en Royal Liverpool (2006), mientras que el Gato se ubicó 8º en Royal Troon (1989). Sin embargo, el golf argentino todavía lamenta lo cerca que estuvo de abrazar la gloria Andrés Romero en Carnoustie 2007: el domingo, una impresiona­nte carga de 10 birdies lo llevó a liderar por dos golpes al tee del hoyo 17. Pagó el precio de una tremenda presión y cometió doble bogey y bogey en los últimos dos hoyos. Ahora, Grillo quiere escribir sus propios pergaminos.

El Open 2019 será televisado en vivo por ESPN y ESPN Play: el jueves y viernes desde las 6 y el sábado y domingo desde las 8.

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Ap El Maestro de Vicenzo celebró en 1967, en Royal Liverpool; había sido 2º en 1950

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