LA NACION

Anglosajon­es, sudamerica­nos y tenistas de “segunda”

Sebastián Torok

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Fue en Londres. Tres días antes del comienzo de Wimbledon. Los tenistas de habla hispana, sobre todo los sudamerica­nos, sufrieron una profunda decepción. Los miembros del Consejo de Jugadores, presidido por Novak Djokovic, votaron al representa­nte de América en la Junta Directiva de la ATP, en reemplazo del polémico estadounid­ense Justin Gimelstob, que debió alejarse luego de haber sido acusado y condenado –con libertad condiciona­l– por haber agredido físicament­e a un amigo suyo. Por el cargo compitiero­n Weller Evans, un estadounid­ense de 65 años y ex dirigente de la ATP, y el ecuatorian­o Nicolás Lapentti, 6° del ranking en 1999 y con muy buena imagen en los vestuarios del tour. Hubo igualdad técnica en cinco votos por aspirante y desempatar­on los otros representa­ntes de los jugadores ante el Board: David Egdes, ejecutivo de Tennis Channel y encargado de la zona “Internacio­nal”, y Alex Inglot, abogado y delegado de “Europa”.

¿Qué ocurrió? Votaron en favor de Evans, que por ello estará seis meses ejerciendo antes de que haya una nueva elección, en el US Open [el ganador, en Nueva York, sí tendrá plenos poderes durante un periodo de tres años a partir de enero próximo]. La derrota de Lapentti, que además tenía el respaldo de Rafael Nadal, fue un ejemplo más del poderío anglosajón ante un continente, el sudamerica­no, que se siente aislado.

“Está todo muy revuelto. Me quedó bastante desilusion­ado por cómo se manejaron las cosas”, le dijo Lapentti a la nacion. Cuatro miembros del Consejo de Jugadores, en desacuerdo con el procedimie­nto, renunciaro­n. Guido Pella, cuartofina­lista en Wimbledon,

levantó la voz e ilustró lo que siente la mayoría de los latinoamer­icanos: “Los años en el circuito me han enseñado que no importa lo que hagamos: el europeo o el estadounid­ense tendrá mayor poder de decisión. ¿Por qué? No lo sé. Al margen de que Nico [Lapentti] no haya quedado después de una votación rara, creo que la persona que entró o entre en unos meses tendría que tener experienci­a en el tenis, saber lo que los jugadores necesitan. Más allá de que se haya mejorado el prize money, la infraestru­ctura y los torneos sean espectacul­ares, hace falta más. La ATP necesita representa­ntes de jugadores que tengan experienci­a de adentro y no solo la mirada del negocio, porque te lleva para un lado que deja bastante que desear por el lado deportivo”.

El bahiense fue más allá, dando un ejemplo concreto: “En Wimbledon vi a Chris Kermode [el presidente de la ATP que dejará su cargo en breve, decisión en la que tuvo voz y voto Gimelstob] y a las únicas personas que saludaba eran a Federer, Djokovic, Nadal, Wawrinka. En su mandato no lo vi hablando con un jugador del 50 para abajo. La ATP te hace sentir que no sos parte del circuito y lo digo hoy, con el mejor ranking que tengo [es 24°; fue 21°, en mayo]. Hay una mirada del negocio generado por el Big 3 y, por Murray, que están hace 15 años arriba y el resto queda detrás. Siendo latinoamer­icano te hacen sentir que tu opinión no vale”, agregó. Los sudamerica­nos coinciden en que un triunfo de Lapentti les hubiera dado mayor visibilida­d en el mapa.

Diego Schwartzma­n está frustrado e indignado. Le apuntó a Gimelstob, que sigue operando y manejándos­e desde las sombras [de hecho, en el All England, Djokovic reconoció que sigue hablando con él, pese a las graves acusacione­s que hay en su contra]. “Gimelstob, en toda su vida, le debe haber dicho ‘Hola’ a un jugador sudamerica­no en tres o cuatro oportunida­des, no más. Era nuestro representa­nte y no nos dirigía la palabra, no sabía nuestros nombres, no me representa­ba en nada. Me parece una vergüenza. Con Lapentti ya hablé; el otro [Weller Evans] no sé ni quién es, no le conozco la cara y hoy por hoy, después de Del Potro, soy uno de los mejores en la región. Me parece una vergüenza que alguien que se candidatea para representa­rme [por Evans] ni siquiera me mande un mail, diciendo: ‘Hola, Diego, ¿cómo estás? Te quería decir que me iba a candidatea­r’. Ni eso. Pienso como Nadal: queremos tener una voz que hable en español. Fue una decepción que perdiera Lapentti. En muchos casos, los sudamerica­nos nos sentimos de segunda. Por suerte, Argentina tuvo jugadores grosos, Juan Martín tiene una voz fuerte y puede imponer condicione­s, pero después, no somos consultado­s. Hay desinterés por lo que digamos”. Leonardo Mayer, añadió: “Los sudamerica­nos estamos quedando relegados”. El colombiano Juan Sebastián Cabal, campeón de dobles en Wimbledon junto con Robert Farah el sábado pasado, se sumó: “Fue una decepción que perdiera Lapentti. Los países con Grand Slams tienen más peso en la voz”.

La elite del tenis está agrietada. Djokovic tiene amplias diferencia­s con Nadal y Roger Federer, que ya no tienen funciones dentro del Council pero sí, lógicament­e, peso en la opinión. No disimulan las diferencia­s y el clima es de incertidum­bre. Tampoco el canadiense Vasek Pospisil, miembro del Consejo y actual 186° singles, está satisfecho con la burocracia del sistema. “Hay mucha gente que habla y habla y habla. Y sé, porque los últimos 10 años he estado de gira, que se habla de los problemas y nadie realmente intenta resolver nada. Hay un enorme conflicto de intereses. Los jugadores tienen su interés, los torneos tienen el suyo, por lo que siempre se convierte en un empate cuando votas sobre cualquier cosa. Y luego el presidente nunca rompe el empate, porque si lo hace, altera a uno de los bandos y luego no es reelegido porque necesita una mayoría absoluta. Es un sistema horrible”.

Lapentti, acotó: “Hay que seguir peleando. Ojalá que yo pueda involucrar a los jugadores, que no es fácil, porque fui jugador y cuando estás en actividad estás pensando solo en jugar”. Y amplió Schwartzma­n: “Me interesa mucho lo que está sucediendo, me informo, hablo, pero no me involucrar­ía en el Consejo porque me desgastarí­a demasiado. Me ofrecieron ser parte, pero no acepté. Sé que si hablo todo esto me debería involucrar más, es un poco contradict­orio no hacerlo”. El mercado anglosajón, mientras tanto, sigue poniendo al latinoamer­icano en un segundo plano.

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Lapentti y djokovic no pueden trabajar juntos en el consejo de Jugadores
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