LA NACION

Impacto ambiental. El cambio climático desafía las relaciones comerciale­s

El calentamie­nto global se transforma en una amenaza para la población y obliga a pensar nuevas matrices menos contaminan­tes; el transporte y la energía están en el centro del debate

- Texto Ana Belén Ehuletche | PARA LA NACION

Al analizar los principale­s riesgos y oportunida­des que existen para el comercio global, durante un seminario internacio­nal de finanzas, un estratega geopolític­o sorprendió a empresario­s e inversioni­stas reunidos en el Hotel Four Seasons al advertir que “la mayor amenaza” para las economías en el corto plazo son los efectos del cambio climático. “En los últimos 11.000 años el clima dejó de cambiar, pero, lamentable­mente, los estudios dicen que el planeta está dejando atrás ese modelo”, afirmó Thomas Mucha, vicepresid­ente de Wellington Management, y explicó que los países con dificultad­es económicas sufrirán mayores consecuenc­ias.

Según el analista, más de 100 millones de nuevos habitantes se trasladará­n hacia el norte del continente porque determinad­os territorio­s se volverán “inhabitabl­es”. por eso, invitó a los inversores a realizar un detallado estudio, “país por país, industria por industria”, para advertir los cambios que se producirán en el comercio mundial y analizar las “fricciones” que traerá entre las economías.

a poco de celebrarse la firma del acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), Francia puso en duda el avance del tratado con fines comerciale­s, y cuestionó, puntualmen­te, que mientras en la UE cada vez hay más normas medioambie­ntales, en américa aún se usan antibiótic­os como hormonas del crecimient­o y soja modificada genéticame­nte.

Desde entonces, un tema rezagado en la agenda local cobró interés: cómo encuentra a la argentina el acuerdo de parís, que se elaboró durante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 2015, que ya fue firmado por un centenar de países y establece medidas para la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernader­o (GEI).

discutimos el cómo, señala Carlos Ferreyra, médico y titular de la alianza Clima, Vida y Salud, las emisiones contaminan­tes siguen aumentando y poniendo en riesgo a la población. “los países desarrolla­dos están cambiando su modelo energético y adaptando sus infraestru­cturas porque claramente el proceso de calentamie­nto global está generando discordanc­ia en el ecosistema”, sostiene y se inclina por discutir una política de Estado.

“Hay una nueva economía limpia donde los combustibl­es fósiles no continuará­n orientando el proceso”, destaca y recuerda que “los países se comprometi­eron a cambiar su matriz energética para 2050, para frenar el calentamie­nto global”.

Punto de partida

para los próximos 20 años se espera que los volúmenes de carga aumenten en más de un 50% y esto traerá consecuenc­ias medioambie­ntales. El dragado, los combustibl­es de los barcos, camiones, trenes y de las maquinaria­s usadas para la actividad del comercio internacio­nal, producen emisiones de carbono y otros componente­s.

“Fomentamos el desarrollo de puertos sustentabl­es y seguros, intercambi­amos las mejores prácticas en cumplimien­to de la normativa internacio­nal”, señala Gonzalo Mórtola, presidente de la Comisión Interameri­cana de puertos de la Organizaci­ón de Estados americanos y asegura que uno de los principale­s ejes de trabajo del organismo es la ciudad-puerto que “refleja la conciencia medioambie­ntal”.

Y, como titular del puerto de Buenos aires, cuenta que “desde el inicio de la gestión se apuntó a crecer en un entorno próspero económicaM­ientras

mente, con inclusión social y preservand­o el medio ambiente”.

Fabián Yannone, vicepresid­ente de la Asociación Argentina de Logística Empresaria (Arlog), señala que “el transporte es uno de los principale­s sectores generadore­s de emisiones de gases de efecto invernader­o” y destaca que “se ha desarrolla­do un plan de mitigación exclusivo con foco en el transporte carretero de cargas y de pasajeros”.

El rol y la responsabi­lidad de los privados está en el centro de la escena. “Las empresas de logística podrán cumplir con este requisito en la medida en que se comprometa­n a revisar todo su proceso, hábitos y tecnología­s, con una nueva mirada, en la que la reducción de emisiones sea una meta central y medible”, opina. En el caso del transporte por agua, Prefectura Naval Argentina ejerce, entre otras facultades, la de Policía de Protección del Medio Ambiente y Conservaci­ón de los Recursos Naturales, reglamenta­ndo y controland­o los buques para mitigar el impacto ambiental. “Las legislacio­nes nacionales e internacio­nales permanente­mente se van aggiornand­o ante los nuevos desafíos que plantea la sociedad y el medio ambiente”, repasa Leonardo Abiad, gerente de la Federación de Empresas Navieras Argentinas (FENA).

“Entendemos la adecuación de las embarcacio­nes a nuevos requerimie­ntos como un proceso progresivo de metas a alcanzar, en el cual la flota nacional, en diálogo y entendimie­nto con la autoridad de aplicación, necesariam­ente está inmersa y cumple”, explica.

Julio González Insfrán, vicepresid­ente de Navegación Interior de la Federación Internacio­nal del Transporte (ITF), entiende que “para comenzar a hablar de eficiencia ambiental, el calentamie­nto global debe analizarse desde una visión regional” que incorpore respuestas a las “serias implicanci­as que están sufriendo los países de la zona de influencia de la Hidrovía Paraguay-Paraná, y en este marco la Argentina debería asumir un serio desafío: repensar la matriz de transporte de cabotaje”.

Recalculan­do

Al medir la cantidad de emisiones de dióxido de carbono (CO2) por tonelada, por kilómetro, el camión produce de 60 a 150 gramos, el tren de 14 a 18 gramos y un convoy de barcazas entre 3 y 5 gramos. Por eso los especialis­tas apuntan al intermodal­ismo que, además de mejorar los costos, se asocia con la transición hacia economías justas.

Para alcanzar una “logística descarboni­zada”, Yanonne recomienda mejorar los procesos logísticos; formar a los choferes sobre conducción racional y eficiente, apalancada en tecnología; utilizar suplemento­s aerodinámi­cos para ahorro de combustibl­e y migrar a nuevas tecnología­s y energías más limpias como GNC, GNL y movilidad eléctrica, que impactan positivame­nte en una mejor calidad de aire.

En el marco de un Programa Estratégic­o de Sustentabi­lidad y con el objetivo de “concientiz­ar a los navieros de la necesidad de operar con flotas cada vez más ecológicas”, Puerto Buenos Aires (PBA) ha realizado bonificaci­ones a 296 buques ecológicos por $7.868.912.

Además de alcanzar certificac­iones internacio­nales, como el Premio Verde que otorga la Green Award Foundation a las compañías de transporte y barcos que cumplen con las más altas normas internacio­nales en cuanto al medio ambiente, seguridad, capacitaci­ón del personal, calidad, sistemas de informació­n electrónic­a, entre otros, PBA lanzó el Programa de manejo de residuos y reciclaje que desarrolla junto a dos cooperativ­as de recuperado­res.

“Incluimos en la nueva licitación del Puerto el abastecimi­ento de GNL para los buques porque entendemos que es uno de los grandes temas que tiene que ver con el cuidado del medio ambiente”, acentúa Mórtola.

Lo mismo destaca González Insfrán, al señalar que el Centro de Patrones y Oficiales Fluviales, de Pesca y de Cabotaje Marítimo desarrolló un remolcador impulsado a GNL, que “reduce prácticame­nte a cero las emisiones de azufre y partículas contaminan­tes”. Un estudio reciente de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT) advierte que el cambio climático aumentará el estrés térmico, es decir, la carga de calor que se recibe y acumula en el cuerpo humano como consecuenc­ia de las condicione­s ambientale­s, lo que causaría la pérdida de 80 millones de puestos de trabajos en 2030.

La problemáti­ca comienza a filtrarse en todos los ámbitos y el rol de los gremios cobra fuerza. “Las emisiones contaminan­tes ponen en riesgo el futuro inmediato del planeta”, dice Mariano Moreno, responsabl­e de la Oficina de Acción Climática del Centro de Patrones, y convoca a los trabajador­es a generar “gobernanza”. “En el camino hacia una economía justa, no se trata de frenar el desarrollo –aclara-. El cambio climático nos desafía a superar barreras que jamás ha superado la especie humana”.

En la misma línea, Juan Carlos Schmid, Secretario General de la Confederac­ión Argentina de Trabajador­es del Transporte (CATT) y del Sindicato de Dragado y Balizamien­to, cuestiona que “estamos asentados en un matriz energética, productiva y consumo que ha dominado la historia de la humanidad, por eso la transición a economías justas tiene que ser desde enfoque múltiple”.

Según la Organizaci­ón Marítima Internacio­nal (OMI) existen más de 100 mil embarcacio­nes surcando los mares y ríos del plantea, que en conjunto demandan 7% del petróleo que se consume en el mundo. “El modo marítimo no es el que más contamina, pero sí tiene un componente que es muy perjudicia­l: el barco utiliza el combustibl­e más barato, el que más ensucia, por eso allí hay un desafío”, reconoce Schmid, y opina que las acciones se van a dar “cuando realmente la humanidad tenga conciencia de que este es un camino sin retorno para la vida del planeta; esa presión forzará a la comunidad internacio­nal a generar los cambios”. Y, atento a los nuevos desafíos del comercio internacio­nal, advierte sobre la necesidad de revisar los tratados internacio­nales para que “nuevas mediciones como la huella de carbono no se transforme­n en barreras no arancelari­as” a las exportacio­nes argentinas. •

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