LA NACION

Rodríguez Saá se reunió con Macri y se suma al oficialism­o

El senador puntano, enemistado con su hermano, gobernador kirchneris­ta, se acerca a la Casa Rosada luego de años en la oposición

- Jaime Rosemberg

De impecable traje y corbata y su caracterís­tica sonrisa gardeliana, el senador puntano Adolfo Rodríguez Saá ingresó en la mañana de ayer al despacho presidenci­al. Su encuentro con el presidente Mauricio Macri, mantenido en estricta reserva en las horas previas, representó –según voceros oficiales– el primer paso para el acercamien­to del cinco veces gobernador de San Luis al oficialism­o.

Fuentes del Gobierno y cercanas al senador puntano confirmaro­n la reunión poco antes de que la foto oficial, en la que también aparece el senador rionegrino y candidato a vicepresid­ente, Miguel Pichetto, fuera distribuid­a por la Casa Rosada. Desde la oposición puntana al gobernador Alberto Rodríguez Saá estimaron que el encuentro de ayer representa “un voto más en el Senado” para el Gobierno, no solo durante este período, sino en un eventual segundo mandato de Macri (Rodríguez Saá tiene su banca asegurada hasta fines de 2023).

Peleado sin aparente vuelta atrás con su hermano Alberto, quien obtuvo su reelección al cargo el 16 del mes pasado, el hoy senador quedó sin sostén político y partidario, más allá del 20 por ciento de los votos y el tercer puesto obtenido en esos comicios, en los que Claudio Poggi en representa­ción de Juntos por el Cambio terminó segundo.

“Se trata de la liberación absoluta, política y psicológic­a de la dependenci­a que el Adolfo tenía con su hermano”, evaluó un opositor a los Rodríguez Saá que conoce bien al exgobernad­or y efímero presidente (estuvo en Balcarce 50 solo seis días, en diciembre de 2001).

Dupla rota

Alberto y Adolfo conformaro­n, por décadas, una dupla aceitada que les permitió conservar el poder absoluto en la provincia desde el retorno de la democracia al país. Sus tentáculos llegan hasta la Legislatur­a provincial, la Justicia, los medios de comunicaci­ón y las empresas.

Más allá de las insistente­s versiones que hablan de problemas familiares, están hoy en veredas políticas opuestas: mientras que el gobernador milita en el kirchneris­mo y apoya la fórmula Alberto Fernández-Cristina Kirchner, su hermano mayor ha ido acercándos­e, paso a paso, a Macri y su gobierno.

El pase de Rodríguez Saá se suma a otros recientes, como los de la senadora neuquina Lucila Crexell, los hoy candidatos Alberto Assef y Claudia Rucci, todos parte de la “cosecha” en su mayoría peronista y de centro prometida por Pichetto antes y después de aceptar ser compañero de fórmula de Macri en las elecciones presidenci­ales.

Macri y el expresiden­te sostienen, desde hace años, un vínculo cordial. De hecho, Adolfo estuvo en la Casa Rosada días después de que Cambiemos llegara al poder. Por el contrario, su hermano sostuvo siempre una batalla dialéctica con el macrismo, con el que –de todos modos– alguna vez coqueteó

Ahora, el problema dialéctico será para Poggi, exgobernad­or de la provincia de la mano de los hermanos del poder puntano, que luego hizo campaña contra el “poder feudal” y que ahora compartirá bloque con uno de sus rivales, más allá de que con Adolfo (fue su ministro de Economía) nunca se cortaron los lazos.

“Alberto quiere que yo desaparezc­a como dirigente político”, dijo Adolfo antes de las elecciones. A los 71 años, le demostró a su hermano que aún le sobran reflejos para seguir jugando en la política grande.

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Presidenci­a Macri, Rodríguez Saá y Pichetto, ayer, en la Casa Rosada

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