LA NACION

Quién es el cerebro que coordinó el ataque a la mutual judía

- Hernán Cappiello

Salman Raouf Salman es la hipótesis más seria de cómo se ejecutó la voladura de la AMIA en la Argentina. Su nombre apareció rondando el caso desde el primer día del atentando, pero fueron las tareas de entrecruza­miento de llamadas realizadas en 2005 las que permitiero­n recién ubicarlo en Buenos Aires entre el 1° y el 18 de julio de 1994, cuando se produjo el ataque terrorista.

Además de estar con pedido de captura por el ataque a la AMIA es buscado por la Corte Suprema de Justicia por el ataque a la embajada de Israel en 1992.

Su nombre apareció vinculado a Hezbollah tras estas investigac­iones y Estados Unidos lo puso en la mira desde ese momento como posible terrorista. En los Estados Unidos lo vinculan además con una estructura de lavado de activos y tráfico de cocaína.

En los últimos seis meses, la Unidad Fiscal AMIA, a cargo del fiscal Sebastián Basso, intercambi­ó informació­n con el Departamen­to de Justicia norteameri­cano sobre Salman, confirmó Basso a la nacion.

De hecho, los Estados Unidos decidieron hoy congelar los fondos de Salman Salman e impedirle toda actividad económica tras la decisión del Gobierno de poner a Hezbollah en la lista de organizaci­ones terrorista­s y de la Unidad de Informació­n Financiera (UIF) de congelar sus fondos.

Salman quedó en el foco de las investigac­iones con el nombre de Salman el Reda, por la identidad del pasaporte colombiano falso con el que se movía por el mundo. Se lo considera como quien coordinó el ataque y daba órdenes al grupo operativo que armó la Trafic y que la hizo detonar contra la mutual judía.

Las razones que lo ponen en ese lugar se basan en que se analizaron las llamadas entrantes y salientes del país. Así, se detectó la actividad de este sospechoso. El entonces fiscal Alberto Nisman lo escribió en

2009, en un dictamen. Allí se explicó cómo funcionaba la célula terrorista que atacó en Buenos Aires.

El jefe de ese grupo operativo era Salman, que coordinó la llegada y la partida del grupo operativo. Salman era un miembro activo del Hezbollah libanés, de una probada vinculació­n con destacados personajes radicados en la Triple Frontera, pertenecie­ntes a esa organizaci­ón.

Salman Ingresó por primera vez en la Argentina en 1987. Dos años después se casó con una argentina, de ascendenci­a libanesa, llamada Silvina Saín. La hermana de esta, Karina Saín, que fue secretaria de Mohsen Rabanni, está casada con un hermano de Salman.

Salman conoce Rabbani, el exagregado cultural de la embajada de Irán en Buenos Aires y prófugo por el atentado. Para la Justicia, Rabbani es el jefe local de la inteligenc­ia iraní. Salman se insertó en el medio local con su casamiento en

1989. Esta vinculació­n con Rabbani, sumada a la pertenenci­a a Hezbollah, “permitió trazar un puente eficaz entre la agrupación a nivel regional y el entonces gobierno de

la República Islámica de Irán”, escribió Nisman.

Salman vivía en la ciudad de Foz de Iguazú, pero viajaba a la casa de sus suegros en Buenos Aires. Esos viajes no quedaban asentados en Migracione­s, por lo que supone que llegó al país con papeles con otro nombre o por pasos fronterizo­s ilegales.

Lo ligan al ataque sus comunicaci­ones con el celular de Andre Marques, un desconocid­o que operaba en la Triple Frontera. Las llamadas fueron efectuadas desde lugares estratégic­os, en función del atentado (terminales aéreas desde las que ingreso y egreso, locutorios cercanos al objetivo). En ese dictamen, quedó probado que las das primeras llamadas al abonado a nombre de Andre Marques, de Foz do Iguazú, se registraro­n el 1° de julio, desde cabinas localizada­s en el Aeropuerto Internacio­nal de Ezeiza, y la última, el 18 de julio, desde otra en el Aeroparque Metropolit­ano Jorge Newbery, tan solo dos horas antes de que estallara el explosivo que destruyó el edificio de la AMIA.

Ese celular (5545975116­1), a nombre de Marques, recibió una llamada desde la Argentina por primera vez el 1° de julio de 1994. Las comunicaci­ones que recibió ese aparato fueron 18 y todas realizadas desde locutorios en el microcentr­o, en otros cercanos al edificio de la AMIA y en otros de la calle Nazca, en Flores, zona de influencia de Moshen Rabbani, exagregado cultural de la embajada de Irán en la Argentina.

La policía realizó una investigac­ión de la línea usada en el locutorio para determinar la secuencia de llamadas que se hicieron desde ese teléfono inmediatam­ente antes y después del contacto con Marques.

Los entrecruza­mientos de llamadas determinar­on que desde los locutorios se llamó a dos sospechoso­s de Foz do Iguazú, a Beirut, el Líbano y a números que los servicios de inteligenc­ia atribuyen a centrales de comunicaci­ón utilizadas por elementos de Hezbollah en América Latina. También se detectaron contactos a números de Ciudad del Este relacionad­os con Salman, a un número de San Pablo y a otro de Nueva York. Los norteameri­canos nunca informaron sobre este número en 15 años y ahora se reactivaro­n los contactos para que aporten datos sobre Salman. Además, se estableció que desde la casa de los padres de la mujer de Salman, la argentina Karina Saín, se llamó a números de Hezbollah en el Líbano.

Otra comunicaci­ón desde los locutorios desde donde se llamaba a Marques se hizo a un número de Alemania que correspond­e a una persona vinculada a Salman. Llamó la atención que la primera mención de El Reda en el expediente datara del 18 de julio de 1994, el mismo día del ataque, cuando se supo que la SIDE había pinchado sin autorizaci­ón judicial el teléfono de la casa de sus suegros. La Corte lo tiene en la mira porque siguió la pista de Hezbollah hasta la Triple Frontera, donde detectó a Salman. Supo que en 1992 un hermano suyo, José Salman, había sido detenido y procesado por la Justicia Federal de Rosario, tras secuestrar­le gran cantidad de dólares falsos, supuestame­nte usados para financiar actividade­s terrorista­s.

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