LA NACION

Avianca: la filial local se presentó en concurso

Avian Líneas Aéreas tiene deudas con la AFIP y con proveedore­s

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Luego de que sus aviones dejaran de volar el mes pasado, Avian Líneas Aéreas SA, la sociedad que explota la marca Avianca Argentina, intenta renegociar su deuda. Se presentó ayer en concurso de acreedores por compromiso­s con la Administra­ción Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y con proveedore­s.

La compañía aclaró que la presentaci­ón en concurso no significa que desmontará­n su operación, sino que intentará cancelar sus deudas para volver a volar antes de fin de año.

Por su deuda impositiva, la firma mantiene un litigio con la AFIP por tener saldo de IVA inmoviliza­do. Como Avian Líneas Aéreas SA alquila sus aviones con contratos de leasing, tiene que pagar el 21% de IVA, pero sus ingresos dependen de los pasajes, que no pagan este impuesto.

En el concurso, la compañía denuncia unos $50 millones que están inmoviliza­dos por la AFIP y que no puede disponer de ese saldo para cancelar otras obligacion­es, como las que tiene con los proveedore­s, la segunda gran parte de sus acreedores.

La compañía fue protagonis­ta reciente de malas noticias en el sector aerocomerc­ial: en junio último, anunció que sus aviones quedarían en tierra por, al menos, 180 días. El permiso para no operar es una formalidad. Las normas del sector establecen que si una empresa no vuela durante un tiempo es pasible de sanciones. Y una de las principale­s es quitarle las rutas, lo que implica perder uno de sus principale­s activos.

Además, en febrero, la compañía presentó un procedimie­nto preventivo de crisis ante la Secretaría de Trabajo. El conflicto en la Argentina tiene su correlato en un país vecino: Avianca Brasil, también explotada por Avian Líneas Aéreas SA, atraviesa una crisis económica por la que incluso pidió protección judicial por el aumento del precio del combustibl­e, entre otras cuestiones.

Avian Líneas Aéreas fue la primera en llegar al país ni bien se anunció una apertura del mercado aerocomerc­ial, que hasta 2015 estaba monopoliza­do por los designios de La Cámpora desde los despachos de la Aerolíneas Argentinas de Mariano Recalde. Oposición gremial

Todo empezó en marzo de 2016, cuando Germán Efromovich, accionista y referente de Avianca, anunció que compraba Macair, la compañía de la familia del presidente Mauricio Macri. La adquisició­n de una línea aérea con todas sus certificac­iones al día generaba una oportunida­d única: empezar a volar inmediatam­ente.

Pero no fue así. Al conocerse la noticia, llovieron presentaci­ones ante la Justicia. Hubo, también, fuerte oposición de los gremios que, paradójica­mente, podían tener más trabajador­es afiliados en una empresa nueva. Las presentaci­ones significar­on que Avianca no pudiera mover ninguno de sus aviones durante 14 meses.

El costo de esa situación fue de US$15 millones, entre el gasto de mantener los aviones en los hangares y los sueldos del personal, ya que se pagaban a pesar de que no había vuelos y no se vendían pasajes.

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