El grupo de malambo femenino que desafía el estilo
Revolution Queens deslumbró con su participación en America’s Got Talent y se plantea cómo será su futuro
No es fácil arrancarle un elogio al conocido Simon Cowell, jurado del America’s Got Talent, un concurso de talentos del canal Sony, pero Revolution Queens, un ballet de 17 chicas que bailan malambo y debutaron en la pista del reconocido programa, simplemente lo dejaron sin aliento. La explosiva coreografía, el zapateo, la utilización de bombos, látigos y boleadoras, mostraron la destreza de estas representantes del folclore argentino que pasaran a la segunda etapa del concurso. El jueves pudo verse el debut del grupo argentino en ese programa. “Lo vamos a ver junto a nuestras familias. Todo esto es un sueño”, contó Geo, una de las bailarinas que forman parte de esta compañía creada por el bailarín Gonzalo Leiva antes de la presentación.
Hace dos años, Gonzalo Leiva formó la compañía Revolution Gaucho junto a otros compañeros del circuito folclórico. Grabó un video y lo subió a Youtube. Al poco tiempo los convocaban del festival de circo El Elefante Dorado en Europa. A partir de entonces sus integrantes están dando la vuelta al mundo. Esta versión femenina surge como una derivación de aquella idea. “Queríamos darle una vuelta de rosca a un estilo que siempre estuvo hecho por varones. Quisimos demostrar que las bailarinas le podían dar una nueva impronta a este baile tan tradicional como el malambo”, apunta Gonzalo.
Con el buen antecedente de grupos de malambo argentino como Malevo, el coreógrafo reunió a tres bailarinas del circuito de la danza y grabó un video que mandó al casting de America’s Got Talent. “Las primeras chicas que formaron parte de la compañía las conocía de los certámenes competitivos que hay en todo el país. Bailo desde los siete años y anduve por muchos lugares. La primera coreografía la montamos con tres bailarinas. Mandamos En escena, Revolution Queens son imponentes el video y nos pidieron si podíamos sumar más gente. Así quedó armado el ballet de 17 chicas. Grabamos el video y quedamos seleccionados para hacer la audición en Los Ángeles. No lo podíamos creer”.
Todo fue muy rápido. En dos meses el grupo estuvo compitiendo en Estados Unidos. “Por suerte quedamos. Ahora tenemos que volver para la nueva etapa con otra coreografía. Hay talentos muy buenos. Desde acróbatas a perros que hacen cosas. Con nosotros se quedaron muy impactados por la energía del malambo. Tiene mucha explosión. También la energía de las chicas y ese mensaje de igualdad que simboliza su danza”, cuenta Gonzalo, que participó del espectáculo Extravaganza, de Flavio Mendoza, en 2013.
Silvina Villalba, una de las integrantes del ballet, defiende el proyecto, aunque dice que ya tienen detractores. “Es una propuesta vanguardista. Somos el primer grupo de mujeres que sale a mostrar una propuesta de malambo. Quizás antes había algún grupo mixto, pero acá lo que hace la diferencia es la destreza de cada una y que mantengamos la femineidad. No nos pintamos los bigotes para zapatear”, provoca.
Antes del grupo pensaba que no podía bailar malambo. “Pensaba que era cosa de varones. Así que fue romper con estructuras tradicionalistas. Desde que estoy en la compañía me empoderé. Puedo zapatear y usar las boleadoras siendo mujer. Para mí, eso es un desafío”. El entrenamiento fue lo más duro para esta bailarina de formación clásica y contemporánea, que baila folclore desde los 12 años. “Para llegar a ese nivel de coordinación y destreza te lastimás y golpeás un montón de veces. Hay chicas a las que se les rompió un diente por la práctica con las boleadoras”, agregó.
Geo Kontos dice que le dedicó toda su vida al baile y esperaba esta oportunidad única. En 2010 se empezó a formar con Gonzalo Leiva y otros bailarines en el malambo fantasía. “Estaba con un novio que se juntaba con otros bailarines a cruzar todos estos estilos y me interesaba. Iba a las clases para empezar a imitarlos y aprender esas técnicas”, cuenta. La bailarina formó parte del grupo inicial de Revolution Queens. “Primero éramos tres integrantes, que nos dedicamos a sacar las coreografías de los varones. Después consolidamos nuestro estilo con las otras chicas que se sumaron”, dice.
No fue un camino fácil. “Soy mamá y organizar mis tiempos con mi hijo fue primordial”, explica. Tampoco tenían las condiciones necesarias. “En el lugar donde ensayábamos había veces que llovía –relata– y el lugar terminaba inundado, pero teníamos que ensayar igual. No nos importaban las condiciones. Necesitábamos bailar y llegar al nivel que tenían los varones. Es mucho esfuerzo pero lo logramos”.