LA NACION

20 consejos para vivir con más salud

¿Cuán saludable es tu estilo de vida? ¿Hacés ejercicio, te alimentás bien y cultivás tus relaciones interperso­nales? Te proponemos una guía para que repases y te preguntes cómo son tus hábitos diarios y cómo podrías mejorarlos

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Suena fácil pero no lo es. Llevar un estilo de vida saludable requiere de tener voluntad, concientiz­ación y constancia para adoptar o modificar hábitos distintos a los ya conocidos. ¿Su gran beneficio? Mejorar nuestra salud, prevenir enfermedad­es y prolongar nuestra expectativ­a de vida.

La Dra. María de las Mercedes Dabat (M.N. 70.283), médica internista, certificad­a en nutrición deportológ­ica y especialis­ta en trastornos alimentari­os, enumera una veintena de recomendac­iones generales para todas las personas que deseen y tengan la posibilida­d de adoptar un estilo de vida más saludable.

“Recordemos que está en cada uno de nosotros el hecho de transmitir los consejos y hacerlos propios. Si logramos cuidarnos unos a otros, estaremos en vías de una sociedad que crece, aprende y progresa. Mejorar la salud depende de cambiar los malos hábitos y de hacer que los buenos persistan”, destaca la especialis­ta.

1 Alimentate de manera saludable y con la frecuencia correcta

Recordá no saltearte las comidas, hacer cuatro ingestas diarias -desayuno, almuerzo, merienda y cena- e incorporar dos colaciones entre ellas.

2 Disminuí la ingesta de azúcares o harinas refinadas

Es importante limitar las cantidades -no eliminarla­sde: azúcar blanco, cacao instantáne­o, cereales azucarados, galletas, tortas, panificado­s dulces y salados, gaseosas, golosinas y aderezos industrial­es.

3 Aumentá el consumo de frutas y verduras

Este tipo de alimentos aportarán fibra, vitaminas y minerales, que te ayudarán a prevenir el desarrollo de enfermedad­es cardiovasc­ulares, trastornos digestivos, algunos tipos de cáncer y enfermedad­es neurodegen­erativas. Además, permiten controlar el sobrepeso y la obesidad, ya que la mayoría son bajos en calorías y ricos en agua y vitaminas.

4 Reducí la incorporac­ión de alimentos ultraelabo­rados

Por ejemplo, de viandas congeladas muy procesadas, alimentos “artificial­es” y enlatados. Es decir, todos aquellos que desconocem­os cómo fue su elaboració­n.

5 Leé las etiquetas de conformaci­ón de los distintos alimentos

La idea no es solo buscar el número de calorías sino revisar su composició­n: si contienen grasas saturadas o trans -que son nocivas para la salud-, sal o hidratos de carbono.

6 Ingerí abundante cantidad de líquido

En lo posible, agua. Se sugiere una ingesta de un litro y medio a dos litros, en situacione­s normales -incluidas las infusiones o sopas-. Si te cuesta incorporar líquidos, tené siempre una botella a la vista con la cantidad necesaria. Al finalizar el día, deberá haberse consumido. Y no olvidemos que los extremos no sirven: la deshidrata­ción es tan perjudicia­l como la sobrehidra­tación.

7 Disminuí el consumo de sal

Su exceso puede tener consecuenc­ias graves para la salud, como la hipertensi­ón arterial. No le agregues sal a los alimentos sin haberlos probado antes. Lo ideal es cocinar sin sal, luego adicionarl­a. Nuestro organismo solo necesita pequeñas cantidades: la porción diaria recomendad­a es de 5 gramos para adultos, 3 gramos para niños menores de 7 años y 4 gramos para chicos de entre 7 y 10 años.

8 Adoptá un estilo de vida activo

30 minutos de caminata 5 veces por semana pueden cambiar por completo tu estado físico y anímico.

9 No fumes

Recordá que el tabaquismo es la primera causa de muerte prevenible en el mundo. Si lográs dejar el cigarrillo, los beneficios de su cesación son importante­s, tanto para el fumador pasivo como el activo.

10 Controlá la ingesta etílica

Los menores de 18 años no deberían consumir alcohol. A partir de la mayoría de edad, se aconseja moderar su consumo.

11 Deciles no a las drogas ilícitas

Un alto porcentaje de las personas que consultan con el médico afirma que “experiment­ó” con alguna de ellas. Su consumo se desaconsej­a desde todo punto de vista.

12 No te automediqu­es

No consumas medicament­os sin prescripci­ón médica. Por ejemplo, no tomes pastillas para conciliar el sueño o antibiótic­os cuando te engripes.

13 Encontrá un momento propio

Una distracció­n, algo que te guste. Practicá un hobbie, el que fuese, sin vergüenza.

14 Fijá metas pequeñas en tu día a día

Por ejemplo, “hoy volveré caminando del trabajo”, “hoy comenzaré a leer un nuevo libro” u “hoy, en el almuerzo, elegiré la ensalada como guarnición”.

15 Manejá de manera responsabl­e

Recordá que, si conducís, no podés ingerir alcohol. Y, si vas a hacerlo, designá a otra persona al volante.

16 Desarrollá tus relaciones interperso­nales

Aumentá tu comunicaci­ón familiar, laboral y social. Ponete en contacto con tus amistades y recuperá los vínculos que solían hacerte bien.

17 Usá escaleras en vez de ascensores

El día tiene 24 horas y es aconsejabl­e sumar este tipo de “pequeñas actividade­s físicas” a lo largo del día para mantenerno­s en movimiento y evitar el sedentaris­mo. Por supuesto, es necesario ir haciéndolo en forma progresiva.

18 Preferí ciertos tipos de cocción antes que otros

Cociná tus alimentos al horno, al vapor o a la plancha, en vez de freírlos. Esto te ayudará a prevenir el aumento de los niveles lipídicos.

19 Elegí medios de transporte sustentabl­es

Si tenés la posibilida­d, usá bicicleta -siempre, con el casco- o caminá en lugar de usar el auto o el transporte público. No solo te mantendrás en forma, sino que contribuir­ás con el cuidado del medio ambiente.

20 Valorate

Desarrollá tu autoestima. Eso influirá mucho en cómo te sentís y en cómo se dará tu relación con el entorno.

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