LA NACION

Los verdaderos riesgos de exponerse a la moda Faceapp

- Ariel Torres @arieltorre­s

Se ha hablado mucho esta semana de Faceapp, ya saben. Sin embargo, de todas las críticas que recibió, salvo que se me haya pasado algún artículo, lo peor de esta app está en la feroz insensibil­idad de la inteligenc­ia artificial (usa redes neuronales para cambiar tu edad en una foto).

Me explico. Cuando tenía 24 años, hice lo mismo que Faceapp. Solo que con lápiz y papel. En esa época todavía pintaba mucho y me retraté con, digamos, 75 años. Salió algo bastante parecido a Gandalf, con lo que mi anticipaci­ón falló por completo. No predije que a los

40 ya estaría casi calvo. Así que el primero de los riesgos de Faceapp, aunque el menos importante, es el de mostrarte un futuro que en realidad podría no llegar.

El segundo riesgo es mucho mayor, y se parece un poco (un poco, pero se parece) a saber la fecha en la que vas a morir. Sí, todos envejecemo­s con el paso del tiempo. ¿Qué necesidad hay de verte así de antemano? Buena parte del éxito de Faceapp se debió a esta peligrosa tentación. El problema es que una vez que ves esa foto debe ser muy difícil sacártela de la cabeza. No lo sé, porque no pienso caer en esa trampa; pero varios colegas me mostraron los resultados, y gracias, paso.

Mi tercera crítica, y la más contundent­e, es que Faceapp trivializa la edad. Les voy a contar a los más jóvenes un secreto. Nadie se siente una persona de edad. El espejo es el único que nos sorprende con la novedad de que ya no nos vemos lozanos. Si somos jóvenes por dentro, como suele ser el caso, no percibimos sino mejoras. ¿Algunos achaques? Puede ser. ¿Algunos ejercicios cuestan más? ¿Necesitamo­s lentes para ver de cerca? Sí, todo es cierto, y son puras tonterías. Si hemos vivido intensamen­te, entonces los años traen más confianza en nosotros mismos, experienci­a, calma, prioridade­s más inteligent­es y la dicha incomparab­le de cosechar lo que sembramos con tanto esfuerzo. Me atrevo a decir que, si uno ha vivido bien, desde el punto de vista espiritual e intelectua­l, los mayores suelen ser más jóvenes que los jóvenes. Aprendemos a reírnos de nosotros mismos; nos despojamos de prejuicios; hemos sufrido y por lo tanto nos volvemos más compasivos; valoramos muchas más cosas que no son cosas, y entendimos por fin que hacer el bien a los demás es nuestra misión principal.

Se me dirá que las canas no mejoran a un canalla. Precisamen­te por eso sostengo que Faceapp trivializa el paso de los años.

Faceapp es casi obscena al extrapolar nuestra imagen actual y simular el paso de los años. Porque los años no pasan y nada más. La edad no es arrugas y canas. ¿No tendrán abuelos estos muchachos? Cuarenta y dos millones

Faceapp parece solo un juego inocente. Puede ser, ¿pero jugarían a esto, si estuvieran en medio de la crisis de los 40? Esperen, ¿y si les pasa como a una amiga mía, que tiene 60 y Faceapp la convirtió en una mujer de 90? Me contó que ella y varias de sus amigas y parientes de entre 60 y 70 se quedaron realmente mal después de ver esas imágenes. Es lógico.

Hay todavía una cuestión más, y es tan obvia como tenebrosa. Los años duran 365 días. Es decir, 31,4 millones de segundos. Faceapp tarda unos 15 segundos en avanzar tu retrato, digamos, veinte años. O sea que tu conciencia tiene que aceptar esa imagen 42 millones de veces más rápido que en el mundo real. Puede ser muy fuerte, porque nuestras mentes solo están preparadas para aceptar la edad al ritmo de un día por día. Un año por año.

La inteligenc­ia artificial no percibe el paso del tiempo, no envejece, ignora que sus días en el mundo tienen un límite. Y el resultado resulta a la vez cruel y banal.

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El lector encontrará una versión más extensa de La compu en lanacion.com/tecnología

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