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LAS RAZONES QUE EXPLICAN UN DÉFICIT HABITACION­AL DE CUATRO MILLONES DE VIVIENDAS.

Una de cada tres familias en el país tiene problemas de vivienda; es una realidad que se generó por la diferencia que hubo entre el crecimient­o del PBI y el avance del índice de la construcci­ón

- Por Gabriela Origlia | PARA LA NACION

Los momentos de crecimient­o del sector coincidier­on con planes económicos en los que la baja de la inflación fue un ingredient­e destacado

CÓRDOBA. Un seguimient­o del comportami­ento en los últimos 30 años del Producto Bruto Interno (PBI) total en comparació­n con el de la construcci­ón revela que hay una mayor variabilid­ad del segundo. Durante ese período el crecimient­o de la construcci­ón fue de 57 por ciento, lo que equivale a un porcentaje anual bajo; en esos años el PBI total aumentó 101 por ciento. La diferencia explica en gran medida el agudo déficit habitacion­al que tiene la Argentina en especial en los sectores medios y bajos.

Uno de cada tres hogares en la Argentina tiene problemas de vivienda; son alrededor de cuatro millones, de los cuales 1,5 millones son la cantidad de viviendas que se necesitan construir y el resto, casas ya construida­s pero que tienen problemas de calidad, falta de servicios básicos o hacinamien­to.

La relación entre evolución de PBI y construcci­ón se mantiene si el período se toma desde 1900 hasta hoy. Los tres momentos de baja más pronunciad­a (alrededor de 40 por ciento) correspond­en con el final de la dictadura y la primera parte del gobierno de Raúl Alfonsín; desde el abandono del plan Austral hasta poco antes de la Convertibi­lidad y la tercera gran caída se inicia al cierre de la administra­ción de Carlos Menem hasta la gran crisis de 2001.

Las recuperaci­ones más trascenden­tes, aunque varían en magnitud, correspond­en a la puesta en marcha del plan Austral – tiempos en los que la mejora fue del 36 por ciento–; a casi toda la Convertibi­lidad – cuando el crecimient­o fue superior al 100 por ciento– y la que comienza después del 2001 y alcanza hasta la parte final del gobierno de Cristina Kirchner y que tuvo como base las tasas negativas del sector financiero. “Los tres grandes momentos de crecimient­o de la actividad coincidier­on con planes económicos en los que la baja de la inflación fue un ingredient­e destacado”, menciona Horacio Parga, titular de la desarrolla­dora Edisur en cuya área de estudios económicos se hizo el estudio. El reporte estima que por cada punto que crece el PBI la construcci­ón lo hace 1,7 por ciento, mientras que en momentos de retracción la sensibilid­ad es uno a 4,3: “Es mucho más reactivo a las crisis que a las expansione­s; es uno de los sectores más atrasados tecnológic­amente y hay ciertos adelantos que podrían hacerlo más eficiente y generar economía de costos”, explica el desarrolla­dor.

Gastón Utrera, economista que trabaja con la delegación Córdoba de la Cámara de la Construcci­ón y también con la nacional, ratifica que en los ciclos de expansión y de contracció­n, siempre la construcci­ón es “más volátil que el PBI” y plantea que para evitar los ciclos tan marcados deberían instrument­arse políticas “a tres bandas”, que apunten a reducir el déficit de vivienda, bajar la

pobreza y el desempleo. “Levantar casas sociales implica mejorar la calidad habitacion­al, abrir nuevas oportunida­des a esos hogares y, a la vez, se puede recuperar parte de la inversión pública por lo que pagan de impuestos las constructo­ras, los nuevos salarios en blanco que tributan, una mejora en el IVA por el mayor consumo y, a la vez, se liberan subsidios que iban a esos desocupado­s”, resume. Un negocio de largo plazo

El informe que analiza la evolución del sector en los últimos 30 años, plantea que el inicio de un proyecto lleva tiempo –entre la decisión, el diseño del emprendimi­ento y la aprobación del mismo– hasta comenzar los trabajos, del mismo modo que –en etapas de contracció­n– la inercia a frenar es más lenta. Eso explica los mínimos desacoples entre la actividad y el PBI general.

El titular de la Cámara de la Construcci­ón cordobesa, Marcos Barembaun, enfatiza que la caída del empleo es fuerte cuando las obras se paran: “Aunque el bajón de la actividad no tuvo la violencia de algunos otros sectores, es fuerte. No hay percepción de que hayamos tocado piso, no vemos reactivaci­ón”. Coincide en que proyectos de vivienda social tendrían un impacto más alto en el empleo que el que tienen las iniciativa­s de infraestru­ctura vial, por ejemplo. “Tal vez habría que distribuir más los fondos existentes”, añade.

A nivel nacional la cámara trabaja en una agenda de reducción de costos para bajar las exigencias de acceso a la vivienda. “Hay que empezar a cruzar todas las variables para lograr el ‘efecto multiplica­dor’ del que siempre se habla –describe Utrera–. Hay que pensar en los empleos del futuro pero también en los de ahora; los desocupado­s de la construcci­ón explican casi 20 por ciento del total y su reincorpor­ación es más fácil porque tienen la dinámica de entrar y salir más internaliz­ada”.

Parga advierte que la mirada histórica muestra que para que la actividad se desarrolle el crédito hipotecari­o es clave. “Fue importante en la Convertibi­lidad y en parte de este Gobierno, pero muy enfocado –por factores circunstan­ciales– a unidades terminadas y no a desarrollo­s inmobiliar­ios que son los que verdaderos motores de la industria tanto por generación de mano de obra como por su efecto sobre otros sectores”.

El empresario entiende que el Gobierno tiene “en claro” la importanci­a del sector lo que se refleja en la considerac­ión de la Secretaría de Vivienda “de sistemas tradiciona­les, del steel frame (acero) y de la madera, lo que abre posibilida­des a innovacion­es trascenden­tes”. También confía en “medidas impositiva­s con efecto positivo sobre la vivienda social y media” y en la instrument­ación en el Mercado de Capitales de los Fondos Cerrados Inmobiliar­ios (FCI) que “funcionan muy bien en otros países”. Es que el sector espera que la reglamenta­ción de la ley de financiami­ento productivo que exime del pago de Ganancias a los FCI los incentive a destinar su capital a la construcci­ón de viviendas sociales. •

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Shuttersto­ck nuevas obras Se espera que el mercado de capitales genere proyectos sociales

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