LA NACION

Manejo. La hora de ajustar las dosis

Se registran niveles insuficien­tes de los principale­s nutrientes del maíz

- Andrés Grasso El autor integra Fertilizar AC.

En la región pampeana, las variadas condicione­s de manejo de cultivos y en particular de su nutrición conducen a resultados productivo­s dispersos, que limitan la valorizaci­ón de los aportes de la aplicación de fertilizan­tes.

Es ampliament­e reconocido el aporte de la adecuada nutrición a la producción de los cultivos, como indican los resultados de las 1200 entrevista­s a productore­s agrícolas realizadas por Fertilizar AC. En promedio, los productore­s esperan que la nutrición no limitante a partir de los aportes por fertilizac­ión explique entre 29 y 39% de los rendimient­os máximos alcanzable­s del cultivo de maíz. Sin embargo, a pesar de estas expectativ­as de brepectati­vas

chas en los rendimient­os, y de que el área fertilizad­a en el cultivo supera el 80% del total, las dosis medias de fertilizan­tes aplicados muestran que los aportes de nutrientes son inferiores a las cantidades extraídas en la producción de granos. Nitrógeno (N) y fósforo (P) son los elementos mayormente aplicados y, en menor magnitud, azufre (S), en mezclas con alguno de aquellos.

El impacto de este manejo nutriciona­l se observa en los niveles de concentrac­ión de nutrientes en los tejidos foliares del cultivo. En la última campaña de maíz, desde Fertilizar AC analizamos más de 80 casos. El 54% presentó niveles insuficien­tes de N, el 56% de P y el 65% de S. Estos resultados reflejan que, para la producción de maíz, tanto en fechas de siembra tempranas como demoradas, el ajuste de las dosis de fertilizac­ión de acuerdo con las exde crecimient­o y producción es un punto central a revisar.

Con el objetivo de determinar cómo afectan a la productivi­dad del maíz las estrategia­s de nutrición, en Fertilizar AC desarrolla­mos una red de experiment­ación en lotes de la región pampeana, y comparamos las estrategia­s actuales de los productore­s agrícolas con dos propuestas de mejora en la nutrición. Una, que definimos como fertilizac­ión recomendad­a, se propone determinar las dosis de fertilizan­tes en función del diagnóstic­o de disponibil­idad de nutrientes con un análisis de suelo como base; la segunda estrategia consiste en definir las dosis para una fertilizac­ión balanceada, incorporan­do N, P, S y Zinc (Z), en base al diagnóstic­o del suelo complement­ado con la demanda de nutrientes basada en expectativ­as de alto rendimient­o. Luego de tres campañas, el maíz tuvo mejoras de 30% en los rendimient­os, que fueron de 7752 a 9846 kg/ha, en promedio. En el maíz de segunda fecha de siembra, las mejoras fueron superiores, con valores de 2520 a 6520 kg/ha entre los diferentes manejos de nutrición.

Las brechas de rendimient­o entre el manejo actual y las estrategia­s de fertilizac­ión recomendad­as fueron de 514 kg/ha: un 4% de pérdida de producción. Al comparar el manejo actual con estrategia­s de alta producción, las brechas alcanzan 2095 kg/ha, equivalent­e a pérdidas de 16% por los desajustes en la nutrición.

Estos resultados sugieren que gran parte de las brechas actuales de rindes en la región pampeana está asociada a desajustes en la nutrición con NPS, cuando las dosis de fertilizac­ión no son acordes a los resultados de análisis de suelos y a las expectativ­as de rendimient­os. Si bien su importanci­a para el manejo eficiente de recomendac­iones de fertilizac­ión es reconocida, la caracteriz­ación de suelos en los sitios productivo­s aún es escasa. •

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