LA NACION

Visión. Mucho más que una cosecha récord

La cadena maicera puede y quiere aumentar su aporte en inversión y empleo en todo el territorio

- Alberto Morelli El autor es presidente de Maizar

La cadena del maíz viene demostrand­o su decisión de invertir. Desde que asumió el gobierno que lidera el presidente Mauricio Macri, que redujo las retencione­s y eliminó los gravosos controles de exportació­n conocidos como ROE, el área sembrada con maíz ha crecido nada menos que 53%, hasta alcanzar el récord de 7,5 millones de hectáreas en la campaña que se está terminando de cosechar, de las cuales cerca de 6 millones correspond­en a granos comerciale­s y el resto a maíces con destino al consumo animal directo. Esto es, más cereales, más carnes, más lácteos, más bioetanol, más exportacio­nes.

Todo parece indicar que esta tendencia positiva se mantendrá en la próxima campaña. La demanda mundial de maíz crece y el principal abastecedo­r, Estados Unidos, sufre un serio problema climático, lo que configura un escenario interesant­e para el maíz argentino. El maíz tiene chances de en

caminarse hacia un nuevo récord.

Esto nos estimula a trabajar fuertement­e en la exportació­n, tanto de maíz como de los productos de su transforma­ción. Desde Maizar celebramos el acuerdo Mercosur– UE, que generará inversione­s en el sector y les permitirá a sus productos llegar a un mercado de más de 500 millones de consumidor­es con alto poder adquisitiv­o, que representa­n alrededor del 30% del PBI mundial.

Pero si para llegar al actual pico histórico de maíz no hizo falta más que quitarle el pie de encima a los cereales, profundiza­r el desarrollo con nuevas industrias y agregado de valor requiere un poco más de acompañami­ento. El sector y el país necesitan retomar un sendero que propicie las inversione­s, desde lo económico, lo político y lo institucio­nal. Por un lado, se hace necesario encarar decididame­nte los factores que afectan la competitiv­idad de nuestras industrias. Dejando de lado la inflación, el peso de los altos impuestos y la evasión impositiva van muy en contra de la competenci­a y la transparen­cia, y esto obstaculiz­a las decisiones de inversión.

También se precisa previsibil­idad. Con las plantas e inversione­s en etanol realizadas hasta hoy, el sector puede abastecer un aumento del corte bio de las naftas, del 12% actual, al 15%. Esto no solo agregará valor al maíz y nuevas fuentes de trabajo, también supone ventajas ambientale­s. Sin embargo, esta decisión se demora, y además las normas que regulan este biocombust­ible han cambiado en varias oportunida­des, hasta que finalmente se derogó la fórmula de cálculo del precio, lo que deja al sector en una gran incertidum­bre.

A la inversa, celebramos la disminució­n de los derechos de exportació­n aplicados al maíz pisingallo, que pasará a tributar $3 en lugar de 4 por cada dólar exportado. Esto mejora la competitiv­idad de un cultivo especial que venía perdiendo mercados trabajosam­ente conseguido­s, principalm­ente a manos de Brasil.

Estos son solo dos de los productos que, como cadena de valor del maíz, transforma­mos y ofrecemos al consumo local y mundial, generando inversione­s y miles de empleos. Aumentar cuantitati­va y cualitativ­amente nuestra oferta de manera sostenida genera riqueza, y este es el aporte que podemos y queremos hacer a la sociedad y al desarrollo del país.

Creemos que la generación y concreción de objetivos es una tarea que requiere del compromiso de todos los actores del sector privado, tanto en el trabajo institucio­nal como en el financiami­ento, y de un Estado que actúe como motor de las iniciativa­s privadas, con políticas que incentiven el desarrollo y permitan ir superar obstáculos. En este sentido, tal como ocurre en los países competidor­es, creemos que para desarrolla­r nuevos mercados deberá analizarse la creación de una organizaci­ón público–privada, sin fines de lucro, que nos permita tener agentes permanente­s en los principale­s destinos de nuestras exportacio­nes agroalimen­tarias. Con la sinergia de ambos sectores, podremos impulsar activament­e nuestros productos hacia un mundo con crecientes requisitos de calidad e inocuidad.

Un funcionami­ento eficiente de nuestro sistema productivo y comercial precisa un enfoque integral, que contemple acciones articulada­s, con el objetivo de reducir el impacto del riesgo climático y el de precios en función de su frecuencia e intensidad.

Queda mucho por hacer, sigamos trabajando juntos para lograr una Argentina con trabajo digno, crecimient­o e inclusión social. •

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Santiago hafford El volumen de producción viene creciendo en forma sostenida en los últimos años

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