LA NACION

La fortuna del Chapo, un enigma que abre una disputa

EE.UU. quiere decomisar US$12.600 millones al capo; México advirtió que reclamará los activos

- Pablo Ferri

CIUDAD DE MÉXICO.– Aún no pasaron ni cinco días de la lectura de la sentencia contra Joaquín “el Chapo” Guzmán y su fortuna se convirtió en el centro de las atenciones de México y Estados Unidos.

La fiscalía norteameri­cana quiere decomisar 12.600 millones de dólares al capo, valor de la droga que vendió Guzmán en Estados Unidos, según la estimación de los propios investigad­ores. Mientras tanto, el presidente mexicano, Andrés López Obrador, dijo que su gobierno reclamará al de Donald Trump la entrega de los activos incautados al Chapo: “Revisaremo­s el asunto, porque lo que están planteando de que se quedarán con bienes obtenidos de esta manera no lo aceptamos si no hay un fundamento legal”.

Antes, el titular de la Unidad de Inteligenc­ia Financiera de la Secretaría de Hacienda mexicana, Santiago Nieto, se refería al asunto del dinero con cierta cautela. “Estamos trabajando de forma coordinada con la embajada de Estados Unidos y las agencias norteameri­canas en todos los casos relacionad­os de Guzmán. Estamos en proceso de recepción y análisis de la informació­n con la que se cuenta”. Desde su llegada al cargo, Nieto informó del decomiso de cuentas bancarias vinculadas a presuntos grupos de narcotrafi­cantes y ladrones de combustibl­e.

En el caso del Chapo, los 12.600 millones de dólares son un cálculo de la fiscalía estadounid­ense, a partir de la cantidad de droga que el capo y su organizaci­ón, el cartel de Sinaloa, vendieron en Estados Unidos. El jurado dio por probado que Guzmán movió más de 130.000 kilos de heroína y cocaína en el país entre 1989 y 2014. Para los investigad­ores, los 12.600 millones de dólares representa­n un cálculo “conservado­r” de las ganancias de Guzmán. El abogado del capo, Jeffrey Lichtman, calificó de “ejercicio académico” las estimacion­es de la fiscalía.

Lo cierto es que es difícil cuantifica­r la fortuna del Chapo. De cualquier delincuent­e, en realidad. Las empresas criminales no suelen llevar libros de contabilid­ad y si los tuvieran, sería difícil encontrarl­os. En el caso del Chapo, no apareció en el juicio ninguna evidencia documental sobre ganancias, pagos o cobros. No se sabe si el cálculo de la fiscalía tuvo en cuenta la repartició­n de beneficios entre el narcotrafi­cante y sus socios, los sobornos a las autoridade­s, la renovación de sus estructura­s logísticas, etcétera. ¿Cuánto de ese dinero llegó finalmente a los bolsillos de Guzmán?

Perseguido desde su primera fuga de prisión en 2001, el capo hizo y deshizo a su antojo durante más de 12 años. En 2009, su nombre apareció por primera vez en la lista de billonario­s de la revista Forbes, con una fortuna estimada en 1000 millones de dólares. Guzmán ocupó el lugar 701. Forbes mantendría al capo en la lista hasta 2012, año en que cayó hasta el lugar 1153. En 2013 ya no apareció por fallos en la metodologí­a. En una entrevista, el editor de la edición mexicana de la revista, Jonathan Torres, explicó: “Decidimos que teníamos que cuantifica­r y tasar de manera correcta la riqueza de los personajes que nosotros consideráb­amos que teníamos que poner en esa lista. Por nuestra recomendac­ión en Estados Unidos reconocier­on la necesidad de eliminar al Chapo”.

En febrero de 2014, las autoridade­s mexicanas atraparon al capo en Mazatlán, la capital costera de su estado natal, Sinaloa. Era la época dorada del gobierno de Enrique Peña Nieto. La detención del Chapo lustraba la imagen del mandatario y su gobierno y, sobre todo, ponía en duda el poderío del archinombr­ado imperio del Chapo. Guzmán cayó y desde entonces su vida fue un ir y venir. Primero, escapó de prisión; luego, las autoridade­s lo volvieron a atrapar, y meses más tarde lo extraditar­on a Estados Unidos. Parece que más que ganar, los últimos años fueron puro gasto para el capo.

La fortuna del Chapo es un enigma. Llama la atención la potencia de su equipo legal durante el juicio en Brooklyn, encabezado por Eduardo Balarezo. Una defensa así podría llegar a costar cuatro millones y medio de dólares. ¿Cómo la habría pagado un capo en decadencia? © El País, SL

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