LA NACION

Lo mejor y lo peor de las políticas tributaria­s de los candidatos presidenci­ales

- Ezequiel Passarelli El autor es contador público y docente en la Universida­d de Buenos Aires

¿Qué fue lo mejor y lo peor en materia tributaria de los principale­s candidatos a ejercer la presidenci­a de la Nación?

alberto Fernández fue jefe de Gabinete entre el 25 de mayo de

2003 y el 23 de julio de 2008. Durante su gestión, la presión tributaria total (nacional, provincial y municipal) pasó de 17,7% a 23,4% del producto bruto interno (PBI): aumentó 32,2% en 5 años. Sin dudas, en esos años de gestión del actual candidato, en la argentina se experiment­ó el incremento más grande en términos de presión fiscal de los últimos 30 años.

En particular, en esos años se produjo un muy fuerte aumento de los impuestos provincial­es (ingresos Brutos), que pasaron de

2,4% a 4,4% del PBI. Es decir, el peso de la carga medido en relación al producto se incrementó 83,33% en un lustro. algo similar ocurrió con los impuestos municipale­s (tasa de seguridad e higiene), que aumentaron su peso 72% en el lapso.

Esta cuestión (el incremento de los impuestos provincial­es y municipale­s) fue producto de uno de los grandes problemas fiscales que tenemos en la argentina: el injusto (y arbitrario) sistema de coparticip­ación entre la Nación y las provincias, que obligó a estas últimas a aumentar sus ingresos cuando la Nación no se los proporcion­aba.

Por dar un ejemplo: el 6 de septiembre de 2004, es decir, durante los años de gestión del actual candidato, las provincias decidieron, ante la falta de recursos, crear uno de los sistemas más perversos que han existido en materia fiscal: el Sircreb, basado en retencione­s bancarias. Ese mecanismo generó, durante muchos años, que las empresas pagaran mucho más de lo que en realidad deberían haber abonado por ingresos Brutos.

En materia de actualizac­iones, cabe recordar, por ejemplo, que el monotribut­o mantuvo sus variables congeladas (sin actualizar) durante todos esos años. a pesar de la inflación que hubo en esa época, los montos que definen las categorías recién se actualizar­on en 2013, después de más de 13 años sin modificaci­ones.

Para que se pueda entender la gravedad de esto último, hay un efecto a tener en cuenta: un monotribut­ista paga entre 4% y 11% de su facturació­n en impuestos. Por el contrario, un responsabl­e inscripto paga entre el 25% y el 45%. En otras palabras: nadie quisiera “pasarse” del monotribut­o al régimen general.

al no actualizar­se las categorías del impuesto simplifica­do durante 13 años, una persona que vendía la misma cantidad (o incluso menos), pero aumentaba sus precios por la inflación, pasaba a pagar hasta diez veces más de impuestos, al “saltar” de categoría.

Finalmente, uno de los grandes conflictos a los que se tuvo que enfrentar Fernández en su gestión fue el provocado por la conocida resolución 125 del entonces ministro Martín lousteau, del 11 de marzo del 2008, por la cual se establecía un nuevo sistema de retencione­s móviles a las exportacio­nes.

Justamente, fue tras el rechazo de ese proyecto por parte del Senado que el hoy candidato presentó su renuncia, el 23 de julio de 2008.

¿Y qué fue lo mejor y lo peor en materia tributaria del actual presidente, Mauricio Macri?

Macri inició su mandato el 10 de diciembre de 2015. la presión tributaria total, en ese momento, ascendía a 25,8% del PBI y, después de 4 años, terminará aproximada­mente en 26,2%, lo que significar­á un aumento de 1,55% de esa tasa.

respecto de los impuestos provincial­es (ingresos Brutos), el 16 de noviembre de 2017 el gobierno nacional firmó el consenso Fiscal con (casi) todas las provincias (la excepción fue San luis), intentando bajar la presión tributaria provincial en 2,5% del PBI en 5 años.

a un año y medio de aquel pacto, lo cierto es que, si bien se mejoró fuertement­e en algunos puntos muy controvert­idos (el famoso caso de las “aduanas interiores”, por ejemplo), la presión tributaria provincial promedio no bajó.

En materia de impuestos municipale­s, la situación resultó incluso peor. En más de la mitad de los municipios se introdujo alguna tasa o contribuci­ón nueva en los últimos tres años. Y en el 25% de los municipios las tasas subieron.

En lo que refiere a actualizac­iones, posiblemen­te, encontremo­s uno de los mejores puntos de este Gobierno. ahora el monotribut­o se actualiza automática­mente cada año. Y eso ya no depende de la voluntad del Poder Ejecutivo de turno. lo mismo ocurre con las deduccione­s personales (mínimo no imponible) del impuesto a las ganancias a cargo de las personas.

como contrapunt­o, sin embargo, este año esas variables se actualizar­on de forma muy insuficien­te (alrededor de 20 puntos por debajo de la inflación), lo que hizo que muchas más personas empezaran a estar alcanzadas por el tributo.

Sin dudas lo peor de la gestión tributaria se centra en tres puntos: 1) la creación del impuesto a la renta financiera, el tributo más complejo que hemos tenido y que tuvo una ínfima recaudació­n; 2) la creación de las retencione­s a las exportacio­nes, una medida que ahuyenta al sector que más deberíamos estar alentando, y 3) el incremento de Bienes Personales: una “traición” para todos los que ingresaron al blanqueo fiscal.

A diferencia del gobierno anterior, el actual fijó sistemas de actualizac­ión del monotribut­o

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