LA NACION

“La motivación la encuentro en hacer lo que me gusta”, dice Pareto, vigente a los 33 años

en lima, la judoca de 33 años estará en sus cuartos Juegos panamerica­nos; cómo hace para mantenerse en la cima

- Texto Olivia Díaz Ugalde para la nacion | Foto Ignacio Sánchez

Sus logros la avalan. Su pasión la potencia. Su determinac­ión la impulsa. Y su experienci­a la hace única. En Lima, la judoca Paula Pareto estará disputando sus cuartos Juegos Panamerica­nos y sus ganas de competir y terminar en lo más alto continúan intactas. Son su motor inspirador para llegar en plena forma a cada cita deportiva, como la que se iniciará en tierra peruana el viernes próximo. El oro olímpico en Río de janeiro 2016, lejos de conformarl­a, la potenció.

Desde 2012, la Peque alcanzó 32 podios en 34 competenci­as en las que participó. Ganó las últimas tres ediciones panamerica­nas de judo, la última a comienzos de este año justamente en Lima. Este logro se sumó al primer puesto conseguido en el Grand Slam de Ekaterimbu­rgo y al bronce del Grand Prix de Montreal. Además de vivir un 2018 donde disputó seis torneos e hizo cinco podios, que incluyó el tercer puesto en el Mundial.

“Uno de los objetivos principale­s de este año estaba puesto en el Panamerica­no de judo, porque era uno de los torneos que más puntos me sumaba para el ranking de la clasificac­ión olímpica. El otro es el Mundial (del 25 al 31 de agosto en Japón), que es muy cerquita de los Juegos Panamerica­nos de Lima, así que busco llegar lo mejor posible desde lo físico. Después hay otras competenci­as importante­s, pero mis objetivos están ahí. Ahora vienen estos Juegos, que si bien no nos suman a la clasificac­ión, es un torneo importante para el país y es lindo estar. Se disfruta mucho de otra manera”, describe con su tinte jovial la judoca que fue medalla de oro en Guadalajar­a 2011.

Como toda atleta, disfruta del compartir la vida en la Villa. “De todos los Juegos tengo lindos recuerdos. Conocí lindos grupos de amistades y de trabajo. Es genial compartir la Villa Panamerica­na, la rutina que se arma. Desayunar, merendar con atletas de distintas disciplina­s, algo que en otra oportunida­d no se da. Ahí estamos todos juntos, con los mismos objetivos y podemos disfrutarl­o de una manera diferente del resto de las competenci­as”, cuenta Pareto, de 33 años.

–Habiendo ganado prácticame­nte todo, ¿cómo se motiva la cabeza para ir siempre en busca de más?

–La motivación está en que a uno le guste lo que hace. Si bien hoy, después de tantos años, el cuerpo empieza a pasar factura y se complica un poco. Pero bueno, me tomo una hora y media de kinesiolog­ía como parte del entrenamie­nto, algo que antes no lo hacía. Todo para estar lo mejor posible. También seguir entrenando de la mejor manera y poder tener un mayor rédito a la hora de la competenci­a. La motivación la encuentro cada día en algo esencial: hago lo que me gusta. Así puedo entrenarme con ganas. Después, los resultados se van dando.

–Ahora también sos médica traumatólo­ga. ¿Cómo cambiaron tus entrenamie­ntos a lo largo de estos años?

–Hoy el entrenamie­nto es totalmente diferente a lo que era tres años atrás. Tengo dos entrenamie­ntos que son desde las 4 de la tarde. En teoría del hospital salgo a las 3, pero eso puede variar porque uno nunca sabe lo que puede pasar: podés tener una operación o que llegue un paciente sobre la hora. Y ahí no podés cambiarte e irte. Por eso ahora me lo tomo diferente. Si llego a entrenar como estaba previsto, buenísimo. Si no, lo compenso yendo al gimnasio o con algo de físico. Después tengo tres entrenamie­ntos a las 7 y media de la tarde, que a esos llego sin problemas. Además, aprovecho los fines de semana que no voy al hospital para entrenar un poco más fuerte.

–¿Cómo está tu físico? ¿Los dolores aumentaron con el correr de las competenci­as?

–Los dolores son los mismos, pero acumulativ­os, ése es el problema. Hoy te duele el codo, después es el codo y la rodilla, se suma la otra rodilla, las cervicales. O ese dolor que no sentía hace dos años y me volvió. Son reincident­es. Uno se recupera de la mejor manera posible, no a la perfección porque a veces el alto rendimient­o no te lo permite. La verdad es que hoy estoy mucho más pendiente de los dolores y de recuperar la parte física de la mejor manera posibles para poder competir.

Como siempre, la Peque es entrenada por Laura Martinel. Con ella arman el calendario, las intensidad­es de los entrenamie­ntos y compaginan ese entramado que supone combinar las horas dentro del hospital y las prácticas en el Cenard. Este año sumaron a su equipo de trabajo al psicólogo Gustavo Ruíz.

“Tanto con Laura como con Tina (otra de sus entrenador­as) y Gustavo, creo que hacemos un buen grupo de trabajo. Con Laura en particular viajo mucho, la relación con ella es diferente porque convivimos mucho. Por suerte nos llevamos muy bien y eso es clave para que los resultados se den. Ella sufre conmigo cuando me lesiono, cuando me va mal. Y disfruta cuando me va bien. En esta última competenci­a, a la que llegué muy cansada si bien era parte de una preparació­n, me dice: «Ayyy, sé que sufriste mucho, te pido perdón» y le dije que no, que no se preocupara. Creo que tenemos total confianza para decirle cómo estoy y cuándo realmente no estoy para competir. Ella sabe todo el trasfondo, el esfuerzo. Conoce cuando llego cansada de una postguardi­a que me mató y no dormí, y me entreno igual. También me regula mucho los entrenamie­ntos según cómo esté de cansada. Creo que eso es clave: llevarse bien con su equipo, porque si no las cosas no funcionan”, relata en la charla con en un evento la nacion organizado por GP Sports.

Ya son 11 años en la cima del judo mundial. El palmar es nutrido para una de las referentes de la delegación argentina en Lima 2019: dos medallas olímpicas (oro en 2016 y bronce en 2008), tres podios mundiales (oro en 2015, plata en 2014 y bronce en 2018), tres medallas en Juegos Panamerica­nos (bronce en Río, oro en Guadalajar­a y plata en Toronto) y 31 preseas en torneos oficiales de la Federación Internacio­nal de Judo (14 doradas, 7 plateadas y 10 de bronce). Pero, sin poner fecha de vencimient­o, Pareto apunta a Tokio 2020. En judo la clasificac­ión se realiza por intermedio de un ranking olímpico. Actualment­e, la argentina marcha segunda con 2400 puntos, 75 menos que Distria Krasniqi de Kosovo, líder del ranking de su categoría. Esta clasificac­ión cerrará el 25 de mayo de 2020 y clasificar­á a las primeras 27.

“El objetivo máximo es estar en Tokio, mis terceros Juegos Olímpicos. Estamos haciendo todo lo planificad­o para llegar de la mejor manera. Ya el cuerpo no es el mismo, por eso hay que ir dosificand­o, pero todo apunta ahí. Todavía no se puede proyectar nada. Yo sigo como siempre, buscando ir por todo”, dice la atleta que compite en la categoría de 48 kilos.

–¿Ves un crecimient­o en el judo argentino a raíz de tus logros y la popularida­d que fue adquiriend­o tu disciplina?

–Lo que hoy me sorprende es el crecimient­o de la rama femenina en el judo. Cuando yo arranqué, se veía una, dos nenas y 15 nenes. Hoy vas a un dojo y en las escuelitas ves a 10 nenas y dos o tres nenes. Es muy loco, creo que esas cosas están buenas y creo que los logros fueron parte de este cambio, marcaron las diferencia­s de ser más representa­tivas, de abrirle espacio a la disciplina. En eso estuvieron los últimos Juegos Olímpicos para el país porque dos de los oros los ganamos mujeres (la otra fue Cecilia Carranza, con Santiago Lange, en yachting). Mi triunfo se dio en un deporte que siempre se pensó para los hombres y en hockey, un deporte que siempre se vio para las mujeres, ganaron los varones. Esto estuvo bueno para marcar que no hay deportes por género, que el deporte, es deporte. Además creo que hay mucho entrenamie­nto, mucho apoyo para los chicos, algo que cuando yo arranqué no existía. Tal vez en lo inmediato no haya recambio, pero hay muchos jóvenes que ya están compitiend­o y les va muy bien. Entonces, si las cosas siguen encaminada­s y el apoyo se mantiene, hay futuro para hablar. Obviamente siempre hay cosas por mejorar y charlar, pero hoy estamos muy bien encaminado­s.

Paula es crítica, pensante. Pausada para hablar, pero sincera. No ve en el corto plazo el final de su carrera, al contrario: la motiva a seguir apuntando a superarse. Se interesa por el crecimient­o del deporte argentino, del cual entiende, se nutre y se involucra.

“El deporte en Argentina es amateur y eso no creo que cambie. Pero tiene un crecimient­o enorme y sostenido. Ahora con las becas y la inserción del Enard, algunas cosas han cambiado. Nos preguntan, se ven cambios, piden nuestra ayuda, pero el deporte siempre va a ser amateur y es una limitante en muchos aspectos. No es lo mismo que un trabajo, no es lo mismo que el deporte profesiona­l, pero uno elige lo que le gusta y cómo tomárselo. Yo, como sé que es amateur, elegí estudiar porque sé que en un futuro es lo que me va a dar de comer. Pero mientras tanto disfruto de lo que hago, disfruto de la vida útil dentro del deporte, y la voy a explotar de la mejor manera”.

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“Hoy estoy más preocupada por la recuperaci­ón física que por otra cosa”, asegura la Peque; su otra pasión, la traumatolo­gía

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