LA NACION

Un modelo de hacer negocios que ya quedó desarticul­ado

- Diego Cabot

Aquel icónico sistema de transporte que reinó durante el kirchneris­mo ha quedado desarticul­ado. Varios funcionari­os y empresario­s presos, otros procesados, un par de arrepentid­os, casi todos renunciado­s y, claro, alguno que otro que mantiene la postura de negar lo que ha pasado como estrategia de defensa, aquel elenco que manejó colectivos y trenes en épocas de tarifas bajas ha perdido el poder.

Los cuatro concesiona­rios de trenes que caracteriz­aron el esquema de privatizac­iones durante el menemismo, y que posteriorm­ente continuaro­n los otros gobiernos, quedaron en manos de la Justicia. A ellos se sumaron varios funcionari­os que quedaron presos o procesados.

La causa de los cuadernos de las coimas fue el golpe final para un sistema maltrecho y sospechado que durante años se basó en tarifas baratas y subsidios millonario­s y discrecion­ales.

Dos exsecretar­ios de Transporte, Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, están presos. El primero, por la causa de la compra de trenes a España y Portugal; el segundo, por la de la tragedia de Once, en la que ambos ya tienen condena.

Del lado de los empresario­s, la cosa no está mejor. Claudio Cirigliano, el otrora poderoso empresario que manejaba la concesión de Trenes de Buenos Aires (líneas Mitre y Sarmiento), está preso.

Los otros tres grupos ferroviari­os privados –Ferrovías, de Gabriel Romero; Metrovías, del Grupo Roggio, y Trenes Metropolit­anos, de Sergio Tasselli– habían pasado de largo a las grandes denuncias en el sector. Pero la causa de los cuadernos de las coimas les impactó.

Aldo Roggio confesó que pagaba retornos del 5% del dinero que recibía en concepto de subsidios. Siempre se comentó que el número era mucho más grande, pero lo cierto es que reconoció ese porcentaje.

“Respecto de los hechos que en los cuadernos de Centeno refieren a entregas de sumas de dinero concretada­s en Alem 1050, reconozco que respondier­on a las contribuci­ones exigidas que, previo regateo, accedí a efectuar”, admitió el empresario. Pese a los montos, el constructo­r no pudo recordar en aquellos días en Comodoro Py en qué moneda pagó. “No recuerdo si fue en pesos o en dólares”, precisó el desmemoria­do hombre de negocios. La laguna de recuerdos de Roggio deja al menos una duda si se toma lo que dijo inmediatam­ente después, cuando se ufanó de haber

sido un avezado negociador con la corrupción. “Deseo aclarar que las exigencias fueron por sumas hasta dos y dos veces y media superiores, y que el regateo fue el que las llevó a las sumas mencionada­s”, finalizó, sin ponerse colorado por no recordar en qué moneda había llevado adelante su proeza.

Hoy, Roggio se retiró, formalment­e, de la dirección de las compañías. El grupo aceleró un proceso de transparen­cia, compliance y renovación de autoridade­s. Varios de los gerentes de las áreas de negocios se convirtier­on en directores y cambiaron los mandos altos. La empresa, sin embargo, mantuvo la actividad. Fue una de las constructo­ras del viaducto del ferrocarri­l Mitre y siguió con las concesione­s ferroviari­as. Además, es uno de los tres oferentes para mantener la concesión del subterráne­o porteño y participar­á del llamado a la concesión del tren Urquiza (ver aparte).

Ferrovías también está golpeado. El grupo Emepa, de Gabriel Romero, además de tener el ramal Belgrano Norte, es dueño de la hidrovía, uno de los negocios públicos más silencioso­s y millonario­s que existen en el transporte. La empresa es la concesiona­ria del canal de navegación del río Paraná. “El día antes de que se firmara el decreto 113/2010, que aprobaba la renegociac­ión del plazo de la hidrovía, publicado el 21 de enero de 2010, Roberto Baratta se comunicó telefónica­mente con un director de la empresa y le dijo que si no entregábam­os dinero no salía firmado el decreto”, reconoció. Finalmente, según dijo, pagó 600.000 dólares por la firma.

El contrato de la hidrovía tiene vigencia hasta 2021 gracias a aquel sospechoso decreto. “No vamos a rescindir ningún contrato porque no somos el Poder Judicial –dicen en el Gobierno respecto de la concesión sospechada–. Si la Justicia nos dice que es nulo, pues actuaremos”. Hubo varias confesione­s más, entre otras, que pagaban dinero a Jaime como retorno de los subsidios.

Lo que sí es seguro es que ya no habrá más prórrogas y en 2021 la explotació­n de la navegación del río Paraná, principal vía exportador­a del país, saldrá a licitación en busca de un operador. Ferrovías, la otra joya del grupo, sale a licitación y aún no se conoce si competirá o no por la operación del ramal ferroviari­o.

Los hermanos Tasselli, que alguna vez tuvieron Trenes Metropolit­anos, también dieron por cierto el pago de retornos.

De a poco, el esquema quedó atrás. Y los personeros de aquella trama se ven hoy deslucidos, sospechado­s o presos.

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