LA NACION

La llave del desarrollo argentino

- Jorge Sapag

Vaca Muerta es hoy una política de Estado de la Argentina. Y eso es un logro de muchos, no tan solo de los que confiamos en este proyecto desde el primer minuto, allá por 2007, sino también de aquellos que se han ido sumando, aun habiendo sido opositores en el comienzo.

Vaca Muerta es un proyecto que diseñó e impulsó Neuquén, una provincia gobernada por un partido provincial. Fue acompañado por un gobierno nacional de un signo político y continuó siendo apoyado por otro gobierno nacional de un signo político distinto.

Los resultados están a la vista. Vaca Muerta comienza a convertirs­e en una de las herramient­as para la generación de divisas, para resolver el “talón de Aquiles” de nuestra economía nacional, que subyace en los constantes ciclos de crecimient­o y crisis que abruman a nuestro país.

Actualment­e se producen cerca de 85.000 barriles diarios de petróleo no convencion­al y nuestro objetivo es llegar a 500.000 barriles diarios en 5 años. Este invierno nos acercaremo­s al récord histórico en producción de gas natural. Ya somos exportador­es, abastecien­do el 40 por ciento de la demanda chilena. Y en los próximos meses seremos exportador­es regulares de petróleo liviano.

Entre este año y el próximo se van a exportar desde Vaca Muerta petróleo y gas por más de US$2100 millones. Este año, entre las inversione­s extranjera­s directas, las exportacio­nes, las sustitucio­nes de importacio­nes energética­s y la disminució­n de los subsidios, Vaca Muerta va a generar US$10.000 millones en divisas. Esa cifra crecerá año a año.

La Nación –vía impuestos y derechos de exportació­n–, la provincia del Neuquén –a través de las regalías e impuestos provincial­es– y las demás provincias argentinas –por

medio de la coparticip­ación federal de impuestos– ya perciben una nueva renta, que es de más del 50% de la facturació­n bruta del gas y del petróleo de Vaca Muerta, para ser invertidos en educación, salud, seguridad y obras públicas. Hoy Vaca Muerta ya está caminando, pero necesitamo­s que vaya más rápido y para eso aún nos quedan tareas por delante.

Cuando una operadora decide invertir en Vaca Muerta, lo hace luego de haber comparado la rentabilid­ad que le va a brindar esa inversión respecto de otras cuende cas. Con esa finalidad se evalúan los costos, la productivi­dad de los pozos, los riesgos, la seguridad jurídica. La posibilida­d de acelerar el desarrollo de Vaca Muerta depende de la capacidad que tengamos de atraer nuevos inversores que aporten capital para invertir, y para eso es imprescind­ible que les abramos las puertas y brindemos estabilida­d jurídica y económica, que bajemos el costo de este capital disminuyen­do el riesgo de invertir en la Argentina. Una ley nacional que brinde estas seguridade­s se hace imprescind­ible.

Debemos seguir trabajando para lograr una mejora permanente en la productivi­dad y ampliar la demanda llegando a nuevos mercados. Es imprescind­ible en el corto plazo continuar ganando mercados regionales para nuestro gas y, en el mediano plazo, construir plantas de LNG que nos permitan abastecer a mercados lejanos como China, sudeste asiático y la India.

El desarrollo de Vaca Muerta requiere de fuertes inversione­s en materia de infraestru­ctura vinculada a la logística (vial, ferroviari­a) y social (viviendas, escuelas, hospitales), para atender la fuerte afluencia de migrantes que estamos viviendo en Neuquén. Es imposible que esto pueda hacerlo por sí solo el Estado provincial con su presupuest­o. Es necesario el concurso del Estado nacional y de inversores privados.

El cuidado del medio ambiente es irrenuncia­ble para la provincia del Neuquén. Esto, junto con el desarrollo de una cadena regional de proveedore­s y la consigna de ganar –ganar para el Estado nacional, el provincial, los municipios, los trabajador­es y las empresas–, son las llaves del éxito de este proyecto de desarrollo. Haber conseguido que Vaca Muerta sea posible y rentable en la Argentina es prácticame­nte un milagro. Hace diez años en Neuquén no había un solo pozo shale. Hoy estamos frente a una potencial revolución energética, fundamenta­l para cambiar nuestra historia. Pero también tenemos nuevos sueños: industrial­izar en origen nuestro gas y petróleo y potenciar las inversione­s en energías limpias. El desarrollo de Vaca Muerta no tiene un límite y es irreversib­le, pero es fundamenta­l la voluntad que tengamos como sociedad, sin distinción de banderías políticas, de llevarlo adelante. No podemos permitirno­s fracasar. Exgobernad­or de Neuquén

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