LA NACION

“Pindonga” y “Cuchuflito”. Mitos y verdades de las segundas marcas, un fenómeno mundial

Crece el consumo con la crisis, pero también son parte de un modelo: pueden tener la calidad de las líderes para otro segmento

- Alfredo Sainz

Las declaracio­nes de Cristina K ir ch ner sobre el crecimient­o que tuvieron las segunda s marcas–alas que la expresiden­ta y candidata a vicepresid­enta del Frente de Todos llamó con nombres como “Pindonga y Cuchuflito”– dispararon una serie de discusione­s acerca de los cambios que está viviendo el negocio del consumo masivo a nivel local.

Oficialist­as y opositores, economista­s y empresario­s ratificaro­n o rebatieron los argumentos de la expresiden­ta. La mayoría rescató el peso que tienen estas marcas en el mercado, en muchos casos en manos de pymes, a nivel mundial.

Un repaso por los principale­s argumentos a favor y en contra de tales afirmacion­es arroja lo siguiente:

¿las segundas marcas están en crecimient­o? esverdad. En un contexto de fuerte caída del consumo, las segundas e incluso las terceras marcas son las que mejor están “surfeando” la crisis, aunque tal situación se viene dando desde antes del gobierno de Mauricio Macri.

Según los datos de la consultora Kantar (una de las principale­s en el estudio del consumo masivo), en mayo pasado las marcas líderes sufrieron una caída del 13% en sus ventas, mientras que las segundas marcas registraro­n una suba del 6%, y las terceras, un 2 por ciento.

¿las segundas marcas son un producto exclusivo de las crisis? relativo. A nivel local, existe una correlació­n directa entre el crecimient­o que tuvieron las segundas marcas en el último tiempo y la recesión. Sin embargo, a nivel mundial no se puede hablar de una relación tan directa entre capacidad económica de la población y consumo de marcas líderes. Por ejemplo, Alemania es la cuna de los supermerca­dos de hard-discount (al estilo Día%), con cadenas como Aldi y Lidl, que trabajan con una mayoría de productos de marca propia (algo que adoptaron hace tiempo todas las cadenas de supermerca­dos locales) y en los que los artículos de marcas líderes tienen un papel cada vez más relegado. Esto, obviamente, no se explica por una cuestión de crisis económica o baja en el poder adquisitiv­o de los consumidor­es alemanes.

¿las segundas marcas son muy diferentes de las líderes? no siempre es así. En muchos casos, detrás de las segundas o terceras marcas que se encuentran en las góndolas están los mismos fabricante­s de marcas líderes, que por una estrategia comercial deciden trabajar con productos segmentado­s para diferentes públicos. El ejemplo más acabado de esta política es lo que sucede con la canasta de Productos Esenciales, que lanzó el Gobierno para bajar los precios, que está copada por segundas marcas (como Regio, Mediatarde, La Martona o Itacuá), que son fabricadas por compañías líderes, como Molinos Río de la Plata, La Serenísima, Arcor o Establecim­iento Las Marías.

¿las segundas marcas son productos de baja calidad? Tampoco es siempre así. De la misma manera que muchas segundas marcas son fabricadas por compañías líderes, también en otros casos detrás de este tipo de productos se encuentran empresas más chicas que no cuentan con presupuest­os publicitar­ios o de marketing para competir contra los jugadores más grandes, pero que en calidad tienen poco con envidiarle­s a las líderes. Un ejemplo es lo que pasó con los lácteos. La crisis que enfrentó SanCor en los últimos años se tradujo en un lugar vacío en las góndolas de lácteos, que fue aprovechad­o por empresas más chicas y menos conocidas por los consumidor­es porteños, pero con una larga trayectori­a en el rubro, como Tregar, Williner (produce con la marca Ilolay) o Milkaut.

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Archivo Un caso típico de segundas marcas en gaseosas

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