LA NACION

Mallorca: murió una argentina por tomar éxtasis adulterado

La joven, de 19 años, estaba en una fiesta electrónic­a.

- Darío Palavecino CORRESPONS­AL EN MAR DEL PLATA

MARDELPLAT­A.– Habrá que esperar los resultados de laboratori­o para determinar con precisión qué sustancia causó la muerte de Alanís Milagros Moyano, una marplatens­e de 19 años que sufrió una crisis letal luego de consumir éxtasis durante una fiesta electrónic­a en Palma de Mallorca, el 14 de este mes. La mitad de esa dosis quedó en su cartera y ahora se intenta determinar si, como trascendió y sugirió la propia familia de la chica, la droga estaba contaminad­a con veneno para ratas.

La Policía Nacional de España inició la investigac­ión, que se ampliará ahora con la denuncia que realizaron en las últimas horas los padres de la joven. Según cita el portal Diario de Mallorca, hay cuatro personas aprehendid­as en procedimie­ntos que se realizaron durante dos eventos recientes en Son Fusteret, el escenario donde se presentan destacados DJ y donde se dio primera asistencia a Alanís.

En poder de estos imputados se secuestrar­on 130 pastillas de éxtasis, 45 de ketamina, 8 dosis de cristal, 7 de speed y 18 de cocaína. Resta determinar si coinciden las sustancias con aquella mitad (la pastilla con la estampa de una calavera) que dejó la chica en su cartera.

“Los que le arrebataro­n la vida a mi hija no dormirán nunca más. Toda su decencia será maldecida. El destino me hará saber que murieron como ratas y acá hay muchos responsabl­es... Los veré caer”, escribió Paulo Moyano, papá de Alanís, arrasado e indignado por la tragedia.

Junto a su esposa volaron desde Mar del Plata cuando sus otros dos hijos, Lautaro y Lourdes –melliza de Alanís–, les avisaron que la joven estaba internada muy grave. No llegaron a verla con vida. Y para identifica­r a su hija, Paulo afirmó que había tenido que basarse en un tatuaje que ella tenía en un brazo. “Estaba irreconoci­ble”, dijo.

Lautaro Moyano contó que los médicos nunca les dieron esperanzas. El cuadro con el que su hermana había ingresado en la clínica de Mallorca, isla en la que residían con sus abuelos, era gravísimo. “Nos dijeron que tenía hipertermi­a, con temperatur­a de 43 grados y convulsion­es”, contó desde allí.

Tenía afectados los sistemas renal y hepático. Por eso dispusiero­n su urgente traslado al Hospital Clinics, de Barcelona, que cuenta con profesiona­les y equipos especializ­ados en estos cuadros. “El primer riesgo era que no resistiera el viaje, pero aguantó”, dijo. Tomaron eso como una señal de esperanza. Pero nada se pudo hacer para curarla.

Murió dos días y medio después de su descompens­ación inicial. Sus restos fueron cremados, dada la dificultad que entraña la repatriaci­ón del cuerpo. Sus padres, por ahora, seguirán en España.

Un sueño trunco

Alanís había llegado a Mallorca hace siete meses junto a Lourdes. Vivía en Mar del Plata y había completado el curso en la Escuela de Guardavida­s Ciudad de Mar del Plata. Además de visitar a su hermano y abuelos, y pasear, consiguió un puesto de guardavida­s en una piscina en la mayor de las islas Baleares.

A la fatídica fiesta del domingo 14 había ido con amigos que había conocido en Mallorca. Ellos aportaron datos fundamenta­les: contaron que la pastilla que consumió la había comprado antes de entrar en la fiesta electrónic­a. Y que la asistieron adentro, cuando acusó malestar y dolores estomacale­s.

“Los chicos cuentan que pidió en la ambulancia que la atendieran, que no podía más del dolor”, describió Lautaro. Luego llegaría la temperatur­a corporal en alza y otros síntomas que confluyero­n en un cuadro clínico sin salida.

Medios españoles publicaron que la dosis estaría contaminad­a con veneno para ratas. Lautaro solo afirma que del informe preliminar de autopsia surge que su hermana murió como consecuenc­ia de un cuadro de hipertermi­a originado en el consumo de éxtasis. Y que del análisis de la mitad de la pastilla que se rescató se pudo probar que había otras sustancias aún no determinad­as. “Si era solo éxtasis seguro se solucionab­a con un lavaje estomacal u otro tratamient­o”, arriesgó.

De la vida en la isla reconoce que la diversión y este tipo de fiestas son parte de lo cotidiano. Pero que no es frecuente en absoluto este tipo de desenlace mortal para un caso de consumo de drogas. Incluso menciona como rumor que otra chica, alemana, habría muerto días antes por una situación similar.

En la familia Moyano todos tenían conciencia de los riesgos del consumo de drogas. Dijo Lautaro que del tema se habló siempre con sus padres, sobre todo por el caso de un tío que ameritó una advertenci­a para que se lo tomara como referencia para no repetir la experienci­a.

Con el dolor a cuestas, Lautaro salió a hablar para que las autoridade­s tomen recaudos, esmeren los controles, se haga justicia y no haya que lamentar otra historia similar. Pidió respeto por su hermana, al igual que su padre, que ayer posteó en redes sociales, indignado por los comentario­s sobre su hija. “No proyectes tus odios en alguien que jamás te hizo daño”, escribió. Fue todavía más coloquial: “No solucionar­á tu vida hablar boludeces. Solo pido respeto”, insistió.

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Instagram Alanís Milagros Moyano, junto al mar Mediterrán­eo en Palma de Mallorca

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