Progresismo
Excelente la columna de Jorge Fernández Díaz. Así como se está usando el mote de progresismo o progresista con alarmante inexactitud (casi siempre con el fin de dotar de una supuesta autoridad moral a quien se le atribuye tal condición), lo mismo le está sucediendo (aunque en un sentido totalmente opuesto) a aquellos a los que se califica de empresarios, la mayoría de las veces con el fin de denostar su rol en la sociedad y desconocer sus esfuerzos y contribuciones al progreso de la comunidad. Hoy está lleno de ejemplos de falsos progresistas que insultan la memoria de grandes hombres como Sarmiento, Mitre, Alberdi o José Ingenieros. Con igual ligereza y falta de respeto, se llama empresarios a personajes que lejos de arriesgar esfuerzo y capital propio, acumularon fortunas espurias en complicidad con gobiernos corruptos. Pongamos las cosas en su lugar: el auténtico progresista es alguien bien intencionado y ocupado en generar condiciones de igualdad y accesibilidad para que quien quiera esforzarse pueda progresar. Y el verdadero empresario es alguien bien intencionado y ocupado en generar bienes y servicios que mejoren la calidad de vida de la comunidad, arriesgando su esfuerzo y su capital a cambio de la posibilidad de obtener una rentabilidad. Ambos son ejemplos a seguir y a respetar, y ambos hacen falta en la Argentina de hoy. Alejandro R. Martins
DNI 8.207.524