LA NACION

–Apostó fuerte San Lorenzo en el mercado. ¿A qué apuntan?

El Ciclón, atravesado por la salida de Almirón, el peso de Tinelli y el candidato Lammens

- C. Grosso y F. Vergara

Hace más de tres décadas que le falta un riñón. Tenía 18 años Juan Antonio Pizzi cuando en la cuarta especial de Rosario Central saltó a cabecear y un golpe del arquero Roberto Bonano derivó en la fractura de una costilla que le fisuró un riñón al delantero. Fue sin intención, claro, y se las arregló el resto de su vida. Cuando andaba por los 20 años, el día que debutó en la Primera de Central contra el River multicampe­ón, saltó a cabecear, nuevamente, ahora entre el ‘Tano’ Nelson Gutiérrez y oscar Ruggeri. En ese instante se apagó la luz, se acabó el bautismo y salió. Esta vez no había sido sin querer. Pizzi no se queja, avanza.

Menos ahora, que se encuentra donde quería estar. Hace siete meses, a los 51 años, se convirtió en abuelo por primera vez. Su padre se llamaba Antonio; él, Juan Antonio; su hijo, Nicolás Antonio…, y ha llegado Antonio, a secas. Se lo nota pleno. “En San Lorenzo me tratan como si hubiese jugado aquí. Con el club empecé a tener relación en 2013. Dirigí un año y medio, fui campeón y me fui de una manera cuestionad­a por los hinchas, pero creo que honesta de mi parte. Entiendo que pudo causar enojo, pero ellos siempre me trataron bien en la calle”, analiza.

Asume que la parte afectiva influyó para volver a San Lorenzo. Que está muy satisfecho con el plantel y que se quedó con las ganas de dirigir al Ciclón en la Libertador­es después de haber salido campeón en 2013. Mañana se dará el gusto, en el Bajo Flores, en la reanudació­n de la Copa cuando el Ciclón reciba a Cerro Porteño por los octavos de final. Maldice, también y en voz baja, no haber ido al Vaticano con la delegación azulgrana para conocer el Papa hace seis años. Asegura que nunca negociará el protagonis­mo y que el esquema, apenas, será una excusa.

–¿Qué Pizzi regresa al Ciclón?

–Evolucioné. La experienci­a de dirigir a seleccione­s en la Copa América, mundiales, Copa Asia, Copa Confederac­iones y eliminator­ias me nutrieron de una experienci­a invalorabl­e. Tengo mayor amplitud y una visión mucho más general de todo lo que involucra a un director técnico. Las relaciones, los momentos, los partidos, los medios de prensa. Si todo eso lo capitalizo bien, será beneficios­o. Me siento con mayor confianza y también más capaz que hace 5 o 10 años. Por otro lado, entiendo que hoy podés ganar lo máximo, pero en tres meses puede cambiar el escenario y te quedás afuera del proyecto.

–A pelear por lo máximo. independie­ntemente de los jugadores que vengan o se vayan, la historia de este club te obliga a pelear por todo. Tenemos más dificultad­es que otros y debemos trabajar muchísimo para igualar a los clubes que hace tiempo tienen a un mismo entrenador, como River o Racing. Las incorporac­iones nos van a servir para revertir la dinámica negativa que se acarreaba del semestre anterior. Si se quedaban muchos chicos de esa etapa iba a ser difícil darlo vuelta. San Lorenzo precisaba un cambio para refrescar sensacione­s y espíritu. Eso ayuda cuando vienen jugadores con nuevas energías y objetivos.

–Almirón llegó precedido de las mejores sensacione­s y se marchó entre decepcione­s. ¿Temés ese escenario?

–Sí, claro. Siempre está esa incertidum­bre. ¿Quién iba a pensar que Boca Unidos eliminaría al campeón Racing de la Copa Argentina? Trabajamos para que la consecuenc­ia de esa tarea se vea reflejada y suceda lo que queremos. Pero no tengo la bola de cristal ni la verdad absoluta. Hay derrotas que son bravas y te quitan confianza. Eso se transmite y en un momento te agotás, no hay energía para revertir la mala sensación ni convencer al plantel. Es un círculo vicioso que dinamita tu misión.

–Tinelli con sus obligacion­es y Lammens volcado a la carrera política, ¿no temés sentirte un poco abandonado?

–Fue lo primero que les pregunté cuando nos reunimos. Matías fue honesto y me avisó de sus intencione­s de presentars­e como candidato en la ciudad. Marcelo me dijo que había estado alejado, pero que iba a estar presente en San Lorenzo. Ellos están acá y me lo demostraro­n. Todo va funcionand­o y los dirigentes concretanl­o que pretendemo­s. Desde mi punto de vista es indispensa­ble que estén. San Lorenzo progresó mucho con ellos. Y si no están, veo complicado que el club evolucione.

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I. sánchez Pizzi sueña, nuevamente con los colores del Ciclón

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