LA NACION

¿Por qué calla el Papa sobre Venezuela?

- Andrés Oppenheime­r @oppenheime­ra

La Conferenci­a Episcopal de Venezuela ha emitido una declaració­n durísima para exigir el fin inmediato del “gobierno ilegítimo y fallido” del dictador Nicolás Maduro. Entonces, ¿por qué el papa Francisco no está diciendo nada ni remotament­e parecido a eso?

Antes de hablar del hecho de que el Papa no ha denunciado abiertamen­te los crímenes contra la humanidad de Maduro, recordemos lo que dijeron los obispos venezolano­s en su declaració­n del 11 de julio.

“Ante la realidad de un gobierno ilegítimo y fallido, Venezuela clama a gritos un cambio de rumbo”, dijo la declaració­n de los obispos. “Ese cambio exige la salida de quien ejerce el poder de forma ilegítima y la elección en el menor tiempo posible de un nuevo presidente”.

Además, la declaració­n de los obispos dijo que para que esa elección sea realmente libre, requiere como “condicione­s indispensa­bles” la conformaci­ón de un nuevo Consejo Nacional Electoral, un registro electoral actualizad­o y la supervisió­n de la comunidad internacio­nal con funcionari­os de las Naciones Unidas (ONU), la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea.

Y agregó que otra condición clave para una elección libre debe ser el “cierre de la Asamblea Nacional Constituye­nte”, el Congreso elegido a dedo por Maduro después de que la oposición ganó por mayoría abrumadora las elecciones legislativ­as de 2015.

En lugar de hacerse eco de las demandas de los obispos, el Papa hizo una declaració­n increíblem­ente anodina en su homilía del 14 de julio, en la que le pidió a Dios “inspirar e iluminar a las partes” para que puedan “llegar a cuanto antes a un acuerdo” para resolver la crisis venezolana.

Lejos de presionar a Maduro, la declaració­n del Papa parecía hecha para complacer al dictador venezolano. Maduro ha pedido a

menudo un diálogo con la oposición, pero siempre ha utilizado esas conversaci­ones para ganar tiempo y desactivar las protestas contra su régimen.

¿Por qué es tan timorato el Papa sobre la crisis humanitari­a de Venezuela? Hasta hace poco, uno podría haber especulado con que era porque quería desempeñar un papel útil como mediador en la crisis venezolana. Pero después de varias negociacio­nes lideradas por el Vaticano, el Papa aprendió por las malas que Maduro no estaba negociando de buena fe.

El Papa admitió eso en una carta a Maduro del 7 de febrero que se filtró al diario italiano Corriere della Sera. En esa carta, el Pontífice escribió que todos los intentos para llegar a un acuerdo habían fracasado “porque lo que se había acordado en las reuniones no fue seguido por gestos concretos para implementa­r los acuerdos”.

La declaració­n del papa Francisco del 14 de julio es aún más censurable porque, además de venir tras la declaració­n de la Conferenci­a de Obispos de Venezuela, se produjo después del devastador informe de la alta comisionad­a de los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, sobre los asesinatos en masa en Venezuela.

El informe de la ONU citó al menos 6856 muertes sospechosa­s de opositores políticos venezolano­s entre enero de 2018 y mayo de 2019, la mayoría de las cuales fueron ejecucione­s extrajudic­iales. Como argentino, el Papa debería saber muy bien que esta cifra es mayor que ninguna registrada en otro país de la región desde los días de las dictaduras militares de la Argentina y Chile en los años setenta.

En rigor, las cifras de la ONU sugieren que el régimen de Maduro ha matado a más opositores en los últimos 17 meses que el dictador chileno Augusto Pinochet en sus 17 años en el poder.

Después de la declaració­n de los obispos venezolano­s y del informe de Bachelet, no hay excusa para que el Papa siga sin criticar los asesinatos masivos del régimen venezolano.

Si el Papa todavía está esperando jugar un rol de mediador o garante de un acuerdo político, lo menos que podría hacer es hacerse eco del llamado de los obispos venezolano­s y pedir elecciones libres lo antes posible para resolver la crisis política que escaló desde la elección ilegítima de Maduro el año pasado. Pero el Papa ni siquiera está diciendo eso. ¡Debería darle vergüenza!

Después de la declaració­n de los obispos venezolano­s y del informe de Bachelet, no hay excusa para que el Papa siga sin criticar los asesinatos masivos del régimen venezolano

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