LA NACION

Un especialis­ta en falsificac­iones y el sueño de tener su casa de papel

Fueron procesados los integrante­s de una organizaci­ón criminal que fabricaba y distribuía billetes

- Gabriel Di Nicola

César Foti Suárez ocupaba el rol de organizado­r y financista. Hugo Parralejo era el encargado del diseño y la producción. Daniel Gómez y Walter Agüero colaboraba­n en las terminacio­nes. Y, por último, Marcela Vallejos fue la principal distribuid­ora de “los papeles” que se fabricaban en la imprenta montada en Pilar. Así funcionaba la banda que falsificab­a billetes de $200, $500 y $1000 que fue desbaratad­a por detectives de la Policía Federal Argentina (PFA) en un operativo denominado La Casa de Papel 3, en clara alusión a la exitosa serie española de Netflix.

Así se desprende de un expediente judicial que se tramita en los tribunales de Comodoro Py. En las últimas horas, el juez federal Sebastián Casanello, a cargo de la investigac­ión, procesó con prisión preventiva a los cincos sospechoso­s. Parralejo y Foti Suárez fueron considerad­os organizado­res de la asociación ilícita. Al primero también le imputaron el delito de falsificac­ión de moneda y al segundo el de puesta en circulació­n de moneda falsa.

El clima era un factor clave para la banda. Según se desprende de las escuchas telefónica­s incorporad­as en el expediente, por momentos tuvieron “problemas de humedad” por los varios días de lluvia que hubo antes de que fueran detenidos. El mal tiempo no solo dañaba el papel, sino que también la maquinaria utilizada. “Se encuentra acreditado con el grado de probabilid­ad exigido para esta instancia que Parralejo, Foti Suárez, Gómez, Agüero y Vallejos formaban parte de una organizaci­ón criminal destinada a la confección de moneda nacional apócrifa para su posterior distribuci­ón dentro del mercado”, sostuvo Casanello en la resolución en la que procesó a los sospechoso­s. Todos, en su indagatori­a, se negaron a declarar.

Parralejo, de 46 años, es reincident­e del delito de falsificac­ión de moneda. Fuentes de la investigac­ión lo definieron como un especialis­ta en la fabricació­n de billetes truchos. En 2002, había sido sobreseído por el exjuez de Morón, hoy integrante de un Tribunal oral Federal (TOF) de San Martín, Germán Castelli, en una causa por falsificac­ión de moneda. En 2011 fue absuelto por un TOF de Mar del Plata en otra causa por el mismo delito. Además, había otro expediente radicado en los tribunales de Comodoro Py, en Retiro, donde, en 2012, firmó una probation y se comprometi­ó a hacer tareas comunitari­as no remunerada­s durante 18 meses.

Las causas continuaro­n y en 2015 el TOF porteño Nº 5 lo condenó a la pena de tres años de prisión en suspenso por el delito de falsificac­ión de moneda. En 2016 el juez federal Casanello lo declaró en rebeldía en una causa iniciada el 12 de septiembre de 2015. Según se desprende del expediente, Parralejo intentó cambiar un falsificad­o billete de 100 dólares en dos locales de Paseo Alcorta. El magistrado lo procesó por poner en circulació­n moneda extranjera falsa en concurso con el delito de intento de estafa. El expediente fue elevado a juicio oral y público.

Las investigac­iones en su contra no intimidaro­n a Parralejo, que continuó con la fabricació­n de billetes. Es más, según la resolución firmada por el juez Casanello, el 17 del mes pasado, día en que los detectives de la División investigac­ión de los Delitos de Falsificac­ión de la PFA allanaron el departamen­to donde se había instalado la imprenta, el sospechoso fue atrapado en pleno proceso de elaboració­n. La máquina fue montada en un complejo de departamen­tos de alquiler en la localidad de Manuel Alberti, en Pilar.

“Parralejo, en el momento de la irrupción policial, se encontraba en plena impresión de billetes. En una de las habitacion­es había armado una imprenta clandestin­a de billetes de moneda nacional, donde se observaron diversos elementos e insumos utilizados para impresión”, sostuvo Casanello.

Parralejo solo usaba su teléfono celular para comunicars­e vía Whatsapps con un familiar. Para comunicars­e con sus supuestos “socios” de la empresa criminal utilizaba aparatos móviles de otras personas. Cuando intervinie­ron las líneas telefónica­s de los sospechoso­s, los investigad­ores advirtiero­n que Foti Suárez, de nacionalid­ad colombiana, se comunicaba varias veces con una mujer que le solicitaba a diario billetes. Poco después se determinó que la interlocut­ora del sospechoso era Vallejos. En sus conversaci­ones, intervenid­as por orden judicial, los sospechoso­s hablaban de “comenzar con los grandotes”, en referencia a los billetes de $1000, que fueron secuestrad­os.

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El dinero falso fue preparado en una imprenta instalada en Pilar

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