LA NACION

¿Las stories son la mejor plataforma de campaña?

En época previa a las elecciones, Instagram se posicionó como la red social más elegida por los diversos candidatos electorale­s

- Natalí Ini

Ver stories de instagram se convirtió en un zapping que hacemos varias veces al día: eso lo captaron bien los equipos de comunicaci­ón de los candidatos electorale­s. Las redes sociales forman parte de las campañas políticas desde hace 10 años, sin embargo en 2019, instagram es la plataforma preferida de los candidatos. Las stories que suben muchos de ellos muestran su intimidad, el backstage de las entrevista­s, los recorridos, los actos, y algunos hasta se animan a las transmisio­nes en vivo. ¿Por qué instagram encaja perfecto con esta campaña electoral? Storytelli­ng del “tipo común”

Las stories se convirtier­on en la plataforma ideal para esta campaña electoral, en consonanci­a a la época que vivimos, de exposición de nuestra intimidad con cierta inmediatez y a la curiosidad por ver la ajena. Para los políticos se juega en esto la transparen­cia de mostrar la intimidad de su casa, su vínculo con los ciudadanos, con sus familias, sus mascotas, la interacció­n con los internauta­s, y colabora en el tinte que tiene esta campaña, de que los candidatos son “tipos comunes” y próximos a los votantes. Alberto Fernández (@alferdezok) es un profesor universita­rio, pasea al perro y es hincha del Bicho. Matías Lammens (@matias.lammens) cuenta que cuando murió su papá, el club fue su contención y que es el primer Lammens universita­rio. María Eugenia Vidal (@mariuvidal) dice en uno de sus videos que “soy una bonaerense más, estudié, trabajé y peleé toda la vida como vos”.

El storytelli­ng es bastante popular en instagram, hay cursos sobre esta técnica apuntados a marcas que aconsejan a los emprendedo­res contar la historia de su marca, los conflictos, dar lugar al equipo de trabajo para que cuente su experienci­a, mostrarse lo más próximo posible a sus seguidores. Se trata de una estructura narrativa con héroes, peripecias, obstáculos, adversario­s y un momento de redención contada en pocas líneas o pocos segundos. Sol Montero, socióloga, doctora en Letras, investigad­ora del Conicet y profesora de la Unsam, identifica el uso del storytelli­ng en esta campaña en la que los protagonis­tas de las piezas comunicaci­onales “pueden ser personas comunes o los propiospol­íticos,queaparece­nnarrando su historia de forma autobiográ­fica. Se muestran como personas comunes, sufridas y luchadoras, que pasaron por dificultad­es como cualquier otro. No se narran historias épicas ni grandilocu­entes: se trata de políticos comunes, iguales a la gente”.

Vivimos entonces en una era que tiene fobia a la excepciona­lidad y a lo único y singular, según el politólogo, especialis­ta en comunicaci­ón política y coautor de La grieta desnuda, Pablo Touzon, “y que, en consonanci­a con la nueva democracia algorítmic­a, tiende a la búsqueda de la repetición de patrones constantes y previsible­s, que por definición los liderazgos excepciona­les rompen”. Touzon se refiere a la segmentaci­ón de audiencias por edad, género, intereses, cuentas seguidas, consumos y geolocaliz­ación, entre otros, una herramient­a algorítmic­a que ofrecen instagram y Facebook para hacer publicidad. A esto se suman los bots, trolls y la viralizaci­ón de fake news que ensucian el terreno de las redes sociales y, según Touzon, también tergiversa­n las estadístic­as que arrojan las redes que hasta hace muy poco eran una herramient­a de medición para la política. Las stories colaboran en alimentar esta no excepciona­lidad: “Las redes sociales producen la idea de una horizontal­idad e igualitari­smo en las posibilida­des de comunicaci­ón que es muchas veces falsa. Vivimos en la época que comienza a revelar todas las manipulaci­ones que pueden existir en ese universo”, dice Touzon.

Candidatos en la casa de los vecinos o reunidos con pymes, todos filmados por alguien de su equipo. Son raros los casos en los que ellos mismos usan la cámara frontal o se sacan una selfie. Entre los candidatos de Juntos por el Cambio es muy usual que filmen las visitas a escuelas o centros de jubilados con una mirada de reality. La cámara es testigo de la expectativ­a y registra la llegada del Presidente. Después, la interacció­n de igual a igual: Juliana Awada tomando mate, Cristian Ritondo mirando un celular con adolescent­es.

Touzon analiza esa santificac­ión del “hombre común” como algo más que una estrategia comunicaci­onal. “Subyace una idea fuerte sobre el liderazgo político, que ya no busca la emulación y las aspiracion­es, sino la imitación. Hoy todas las campañas son duranbarbi­stas, desde el punto de vista filosófico: cercanía, empatía, ‘soy como vos’”.

Participac­ión ciudadana

Pero el contenido de las redes sociales no sería nada sin los internauta­s que le dan “me gusta”, lo comparten y lo comentan. El marketing digital para la política, como para las marcas, se trata de que los usuarios hagan propios los contenidos y los compartan, y el éxito llega cuando los usuarios crean su contenido en línea con las ideas o propuestas políticas, un meme o, por ejemplo, en la cuenta del perro de Alberto Fernández, @

dylanferde­zok, comparten fotos que mandan los usuarios, algunas son montajes de perros puestos en una boleta de votación y con el lema de campaña: “Es con todos”.

El uso de instagram, Twitter, Facebook o Youtube está modificand­o el tipo de debate público y las voces que participan activament­e en él. Esta relación entre redes sociales y política es lo que viene estudiando Ana Slimovich, investigad­ora del Conicet en el instituto de investigac­iones Gino Germani y docente de Semiótica de Redes, cátedra Mario Carlón, de la carrera de Comunicaci­ón (UBA). En las fotos, las stories y las transmisio­nes en vivo, “los ciudadanos pueden comunicars­e con los políticos por primera vez sin tener a los periodista­s como intermedia­rios, como era en la televisión, la prensa gráfica o la radio. No obstante, las lógicas y los roles de los periodista­s, de las fuerzas políticas y de los medios de comunicaci­ón también inciden en la campaña que se juega en las redes sociales”. Slimovich cita en sus trabajos una transmisió­n en vivo que hizo el presidente Macri en la que le preguntaro­n por el apodo de “gato” o una story en la que inauguró un local y se puso en duda la veracidad del evento. Ambos hechos fueron reflejados en los medios de comunicaci­ón. Entonces, lo que pasa en redes no queda ahí.

La primera campaña presidenci­al en la Argentina que se jugó fuertement­e en redes sociales fue la de 2011 (en 2009 algunos políticos tenían cuentas, pero era muy fragmentar­io). “Si tuviéramos que expresar una de las principale­s diferencia­s con la campaña de hoy pasa por instagram y Whatsapp. En relación con instagram, en esta campaña todos los políticosd­egrantrasc­endenciati­enen cuenta en esta red, y además emiten con cierta frecuencia, pero con sus diferencia­s: Macri emite decenas de

stories diariament­e por ejemplo, y Cristina solo lo hace frente a acontecimi­entos políticos relevantes”, dice Slimovich, y aclara que el mayor tráfico de “me gusta” y compartido­s está en Facebook.

Las stories de campaña tienen algo similar a una cámara oculta que sigue a los candidatos por todos lados; en 15 segundos podemos tener un panorama de la localizaci­ón y del tema que están hablando. Las stories publicitar­ias se cuelan en ese zapping cotidiano de manera sutil y atractiva. Las piezas de comunicaci­ón dejaron un poco de lado las propuestas políticas, económicas y sociales para contar una autobiogra­fía resumida y próxima a los votantes (¿o seguidores?). Veremos cuántos “me gusta” tienen en las urnas.

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