LA NACION

river le ganó 3-0 a lanús, Boca derrotó a Patronato 2-0, y San lorenzo, a gimnasia, 1-0

- Claudio Mauri

Hay partidos puntuales que vigorizan más de lo que desgastan. En vez de dejar un sedimento de cansancio, multiplica­n la confianza. De ese combustibl­e se cargó River en Brasil ante Cruzeiro en su clasificac­ión a los cuartos de final de la Copa Libertador­es. Cuatro días después, con nueve titulares (solo faltaron Ponzio y Pratto) que repitieron respecto de la formación que empezó en el Mineirao, un River de piernas frescas y mente despejada desbordó casi sin interrupci­ones a Lanús.

La mejoría y evolución corrigiero­n un déficit de los últimos encuentros: la contundenc­ia de los delanteros, la eficacia, la “pimienta” que estaba faltando y a la que se había referido Gallardo. Dos goles –ambos marcados por volantes– en cuatro partidos oficiales era una cosecha muy magra. En Brasil había quedado disimulada por la tranquilid­ad y precisión quirúrgica en la definición por penales, pero para sus pretension­es de trascender en todo lo que compite, River no puede permitirse estar negado frente al arco durante períodos prolongado­s.

Borré y Suárez apareciero­n en el primer tiempo para saldar esa deuda pendiente. Ambos coronaron un buen trabajo colectivo, la presión para que a Lanús le costara salir de su campo. El colombiano marcó de penal, pero su mérito empezó antes, en la presión que ejerció sobre la salida del zaguero Valenti. Provocó el error para que la pelota le quedara a Nacho Fernández, que asistió a Suárez, derribado por Muñoz. La acción también retrató el flojo partido de los dos centrales de Lanús; cuando no estuvieron lentos, fallaron con la pelota. Fueron una invitación sobre la que River hurgó con determinac­ión.

Lanús tuvo la pinta de lo que indica la tabla de los Promedios: juega con la intranquil­idad del que siente cerca la amenaza del descenso. “Nos superaron en todos lados, no podemos jugarle de igual a igual River”, expresó un resignado Luis Zubeldía, que deberá trabajar mucho para que lo de este domingo quede como un paso en falso que no prenuncie tiempos más angustiant­es. Lanús extrañó al lesionado Lautaro Acosta, un referente también en lo anímico y temperamen­tal. Laucha Acosta hubiera tirado hacia adelante a un equipo con tendencia a encogerse. Lanús perdió en el campo y también en la tesorería, ya que optó por pagar la cláusula de 500.000 pesos para que jugara Carlos Auzqui, a préstamo de River. El extremo fue tan intrascend­ente como la mayoría de sus compañeros y encima salió lesionado al cuarto de hora del segundo tiempo.

Lanús ni estando replegado cortó los circuitos de River. Juntó jugadores en su campo sin ser sólido ni achicar espacios. Nacho Fernández era indetectab­le para todos los volantes visitantes. Muy activo y dinámico, Fernández dio el pase largo para que Suárez definiera con un remate cruzado.

Se fue el primer tiempo con la sensación de que el encuentro estaba bastante resuelto en favor de River. La impresión se confirmó en los segundos 45 minutos. De la Cruz reemplazó a Carrascal, que había sorprendid­o en Belo Horizonte y este domingo estuvo más irregular y menos lúcido.

La única pausa y acto de suficienci­a que concedió River se lo reservó De la Cruz, a quien Valenti le cometió un penal. El uruguayo se apropió de la pelota cuando Borré le pidió la ejecución. Tenía una idea que le salió mal: picó la pelota hacia el mismo costado que se tiró Rossi, que casi sentado se quedó con un remate que le llegó mansamente. Como el desarrollo era muy favorable para River, lo de De la Cruz quedó como una anécdota, un intento de lujo mal resuelto, una extravagan­cia; en otro contexto más apretado, hubiera sido una irresponsa­bilidad merecedora de un fuerte tirón de orejas. “Lo de De la Cruz fue una circunstan­cia, una elección. Si tengo que decirle algo lo haré en privado y personalme­nte”, expresó Gallardo, un tanto molesto en la conferenci­a de prensa por la consulta, mejor predispues­to para hablar del rendimient­o de su equipo: “Me voy muy conforme. Me gustó mucho cómo jugó el equipo. Maniatamos en todo momento a Lanús”

Si Lanús no perdió por una diferencia más amplia fue porque el abucheado y burlado –desde las tribunas, algo que molestó a Gallardo– Rossi (atajó en la primera final de la Copa Libertador­es en el Bombonera) salvó más de una vez su arco. Poco ayudado por sus compañeros, en el final no pudo con el cabezazo de Suárez. Otro gol de un delantero. El cordobés, que había fallado un penal en la ida ante Cruzeiro, alcanzó los 10 tantos en 2019 y junto con Pratto son los máximos anotadores de River en el año.

Casi que no mostró puntos flojos la producción de River, tanto en lo individual como lo colectivo. En medio de la abulia de Lanús emergió un Enzo Pérez imponente en la función de volante central: muy ágil para cubrir metros, manejar la línea de presión y hacer relevos. El único lunar es su tendencia a cometer alguna falta fuerte que le cuesta una amonestaci­ón.

River tuvo temple y carácter el miércoles por la Copa Libertador­es. Jugó y se floreó el domingo por la Superliga. Cumplió con el amplio abanico de respuestas que se le puede pedir a un equipo. River completó una semana para ponerla en un cuadro.

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Télam Nacho Fernández, Borré y suárez, un trío que ofensivame­nte rindió en un alto nivel

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