Entre demagogos y pedagogos
La disyuntiva argentina es entre ideologías dogmáticas y rígidas y la aspiración, en cambio, de avanzar hacia la modernización y el desarrollo
El acto de inauguración oficial de la Sociedad Rural Argentina en Palermo tuvo por telón de fondo, como era natural, los próximos comicios generales. Estuvieron presentes varias veces en las palabras de Daniel Pelegrina, presidente de aquella institución, sobre todo en una expresión concisa: la disyuntiva argentina es entre demagogos y pedagogos. Entre ideologías dogmáticas y rígidas, en las que florecen las ideas populistas, y la aspiración, en cambio, de pensar el país iluminándonos con faros largos, para avanzar por un largo camino de modernización y desarrollo, aunque haya que pagar costos a corto plazo.
El presidente Macri hizo su parte al retribuir la recepción que le brindaban las tribunas colmadas de productores ganaderos y agricultores, gente de las industrias vinculadas con el campo y la peonada que había llegado para trabajar en la exposición. Lo hizo al tomar como una naturalidad tanto entusiasmo después de haber debido pasar por “un gobierno que se ensañó con ustedes”.
Durante la semana, el grupo más fanático de la nueva ola nutricionista, la de los veganos, había incursionado en la pista central de la Rural para protestar, en el fondo, porque la comercialización de carnes no haya encontrado desde que el hombre es hombre otra manera de comer carne que no sea eliminando animales.
Más sutil, como que en este caso hubo que apelar a un control remoto, fue la propaganda contra la deforestación hecha en los altos del palco oficial por Greenpeace, una organización internacional que lleva hasta las últimas consecuencias sus objetivos ambientalistas, como abordar embarcaciones, con los riesgos consiguientes para todos. Más opaca es todavía la explicación de dónde salen sus cuantiosos recursos y por
qué poco se sabe sobre si incursiona con demandas equivalentes en territorio norcoreano, chino, venezolano o cubano.
Tales provocaciones no sirvieron más que para poner, por decirlo de forma compasiva, un color subido de tono a una tradicional fiesta anual de más de 130 años de realizaciones. El discurso de Pelegrina fue de un equilibrio incuestionable. Lo sostuvo con el coraje cívico suficiente para que se pueda inferir de palabras dichas en público hacia dónde irá la mayoría del voto ruralista. Después de la mayor sequía en 50 años, este sector, el de mayor productividad de la economía nacional, ha sido capaz de producir más de 140 millones de toneladas de granos y de responder con sus envíos cárnicos a mercados que se han convertido en destinos de primer orden para la Argentina, como China, Rusia, Japón, entre otros, o por recuperar, como el de Estados Unidos.
Ese capítulo del creciente comercio exterior permitió al Presidente decir, por vía comparativa, que en
2015 éramos el tercero entre los países más aislados del mundo, después de Nigeria y Sudán. Próximo al Presidente tomó ubicación en el palco el nuevo –¿o el viejo?– ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, que llega al cierre del mandato actual de Macri con un saldo positivo en temas como los que siguen:
1) La desburocratización de más de 700 trámites que obligaban, en palabras de Macri, a que los productores trabajaran de cadetes del Estado.
2) La organización de mesas de competitividad en las que productores, industriales, comerciantes y gremialistas, la AFIP y la Aduana han forjado, con participación presidencial, coincidencias a fin de que la cadena de la biotecnología, del vino, de la pesca, de la leche y de la carne –que fue la primera en constituirse– actúen con la mayor eficiencia posible.
3) La apertura antedicha de mercados y su mejora, como en el caso de la cuota Hilton, con 70 millones de dólares en carnes habilitadas para su exportación, pero ahora con arancel cero, en lugar del 20 por ciento anterior.
4) La eliminación, después de la crisis financiera de 2018, de retenciones sobre 207 productos regionales y la promesa, recordada ayer por el presidente de la Rural, de que en 2020 se eliminarán parte de las que rigen sobre los principales cereales;
5) En biotecnología, la agilización en aprobar, aplicando sistemas seguros y simples, los nuevos eventos transgénicos, y la estimulación de las ediciones génicas, en las que científicos argentinos están obteniendo resultados con impacto internacional.
En definitiva, la Rural habló a través de su presidente con una sinceridad que no pudo cuestionar ninguna autoridad entre las presentes. Ha habido, dijo, desde 2015, avances en materia institucional: división efectiva de poderes, transparencia en el manejo de los negocios públicos, libertad de prensa, recuperación del diálogo entre los sectores público y privado y, por lo tanto, mayor civilidad. Y señaló que en el debe, con no poco peso negativo, por cierto, subsisten el gasto público desenfrenado, el nivel de inflación, el endeudamiento público y el déficit fiscal, si bien ahora más atemperado.
Todos aplaudieron al Presidente cuando en la parte final de su exposición manifestó que queda por delante la decisión de los argentinos de si quieren vivir en democracia o en un país dominado por las mafias.