LA NACION

Decisiones pensadas y otras a los ponchazos

- Francisco Schiavo

Decisiones. El fútbol está lleno de decisiones. Algunas son trascenden­tales. Otras pasan inadvertid­as, aunque también tienen un gran efecto dentro de los clubes. Nada tan efectivo como apretar un botón. Una vez Marcelo Gallardo apostó por Matías Suárez, atacante de Belgrano, club que peleaba por la permanenci­a, que, a los 31 años, tenía la gran oportunida­d de su carrera. Esa transferen­cia, más algunos buenos partidos en Núñez, le valieron la convocator­ia al selecciona­do argentino. Si hasta jugó la Copa América de Brasil.

Suárez fue protagonis­ta de los últimos partidos de River. Para bien y para mal. El delantero cordobés pateó un penal a las nubes en el encuentro ante Cruzeiro, por la Copa Libertador­es, que puso en duda hasta último momento la clasificac­ión de los millonario­s a los cuartos de final. En la revancha, los dirigidos por Gallardo se clasificar­on en la definición por penales tras el 0-0 en el tiempo regular. Suárez debe haber respirado aliviado. Y anoche el delantero fue la figura de River, con dos goles que enderezaro­n al conjunto dirigido por Gallardo en el comienzo de la Superliga. ¿Fórmulas mágicas? Nada de eso.

Respaldo. Decisiones. Son aquellas posiciones que marcan la diferencia. River no tenía plata para gastar en el mercado de pases que acaba de terminar. Gallardo le apuntó a un nombre: el chileno Paulo Díaz, que tras arduas negociacio­nes terminó poniéndose la camiseta blanca y roja. Los millonario­s cuidaron la economía –otro punto para más adelante será analizar por qué llegaron a una situación tan delicada– y apenas hicieron un retoque en el plantel. Da la impresión de que les irá bien. Por el perfil del futbolista, pero, mucho más, del que tomó la determinac­ión.

River jugó contra Lanús, club aquejado por el promedio y por el balance. Y los granates no tuvieron mejor idea que poner a Carlos Auzqui como titular. El delantero, flamante refuerzo, llegó a prestámo justamente desde River. Y por incluirlo debieron pagar poco menos de medio millón de pesos. Auzqui jugó cerca de una hora y apenas tocó un par de pelotas. Pedro de la Vega, joya del club, de 18 años, jugó 22 minutos. El colombiano José Luis Sinisterra, de 21, actuó en la reserva. El verdadero patrimonio de Lanús está en juego y, lamentable­mente, en duda. El DT Luis Zubeldía y el presidente Nicolás Russo, más ocupado por estas horas en la política nacional, se dieron un lujo demasiado caro para las necesidade­s de un club que, poco a poco, empieza a sumergirse en una zona desconocid­a. El fútbol está lleno de decisiones importante­s, aunque algunas se tomen a la ligera.

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