El Ciclón, con el gol de pittón, las atajadas de Navarro y un pizzi que aún habla de etapa de preparación
LA PLATA.– En la previa los unía la necesidad. La urgencia. El Ciclón precisaba un triunfo sanador, para dejar rápidamente atrás la dolorosa eliminación de la Copa Libertadores de América; era el principal objetivo del semestre y se evaporó en apenas una semana. El Lobo venía de un buen empate ante Lanús como visitante, pero su delicada situación en relación a los promedios lo obligaba a perseguir una victoria.
Lo llamativo fue que ambos entrenadores, Juan Antonio Pizzi y Darío Ortiz, eligieron atacar con un solo delantero. Durante todo el primer tiempo, tanto Adam Bareiro como Claudio Spinelli quedaron aislados del circuito de juego. Con sistemas tácticos idénticos (4-1-4-1) y estrategias prácticamente opuestas (San Lorenzo buscó tenencia y Gimnasia prefirió avances directos), ambos se protegieron más de lo que arriesgaron.
En la etapa inicial hubo solo tres ocasiones nítidas de gol y todas con la misma fórmula: centro y cabezazo; el de Claudio Spinelli –a quemarropa– lo desactivó Nicolás Navarro; el de Matías García se fue cerca y el de Nicolás Reniero lo contuvo Alexis Martín Arias.
La segunda etapa fue otra historia. El Ciclón aumentó su precisión y esto le permitió acercarse al arco adversario de modo asociado, mientras que el Lobo halló grietas para evidenciar las dificultades defensivas que hoy caracterizan a San Lorenzo. Los arqueros, sobre todo el visitante, se convirtieron en figuras.
Lo que era monotonía en la primera parte se transformó en un gran conjunto de emociones. El principal responsable de que el partido no finalizara con más goles fue Navarro, quien fue una muralla infranqueable para el conjunto local. El Tripero lo exigió en varias oportunidades y el portero no ofreció siquiera un error.
El desnivel llegó cuando quedaba menos de un cuarto de hora. Tras un centro desde la izquierda y un débil rechazo de Leonardo Morales, apareció en escena Bruno Pittón. El lateral no dudó: remató con violencia, perforó la resistencia de Martín Arias y estampó el 1-0.
En el cierre, el Lobo fue con ímpetu y a la enjundia le adosó bastante criterio. Sin embargo, jamás supo cómo doblegar al frontón que el Ciclón tuvo vestido de arquero. Sí, Navarro. La figura excluyente de la fresca y soleada tarde platense.
“Siento la alegría de ganar un encuentro muy complicado por el contexto, la cancha y el horario, pero hay que confesar que no tuvimos circulación. El rival nos presionó muy bien. Igual tenemos en claro que esto recién empieza, seguimos en preparación. Queda mucho por trabajar y consolidar”, reconoció Pizzi, aunque se atrevió a resaltar una virtud de su equipo: “Aprendimos a que cuando no podemos jugar como queremos, no significa que tengamos que resignar el partido”.
Del otro lado, Ortiz expresó: “El arquero de ellos fue la figura. Algo hicimos bien y creo que hicimos los méritos para empatarlo. Igual no hay excusas: si en primera división generás cuatro o cinco situaciones, una tenés que meter”. El Indio también dejó un mensaje para los hinchas: “Le prometo a la gente que nunca vamos a aflojar. Estamos preparados”.
San Lorenzo se ilusionaba con meterse entre los ocho mejores de América y, ¿por qué no?, seguir avanzando en el certamen continental. No pudo. Parecía un sopapo difícil de asimilar y ayer, quizás, encontró el remedio para olvidar ese traspié y además ponerse una nueva meta: ser protagonista de la Superliga.