LA NACION

El juego de estrategia­s de Mercedes empujó la victoria de Hamilton

Con una táctica de dos detencione­s en boxes, el británico adelantó a Max verstappen a falta de tres vueltas y ganó el GP de Hungría

- Alberto Cantore

Un juego de estrategia­s, una batalla psicológic­a, que se diseñó en el paddock para que se ejecutara con máxima precisión en la pista. Una carrera emocionant­e, un desenlace vibrante y un vencedor archiconoc­ido en Hungarorin­g. Lewis Hamilton selló la victoria, la N°81 de su historial y la séptima en el Gran Premio de Hungría; Mercedes se enseñó recuperada, después de la decepción de una semana atrás, cuando el piloto británico y su compañero Valtteri Bottas se enredaron en el cambiante asfalto de Hockenheim. La maniobra que decantó el triunfo se desarrolló en la vuelta 67 de las 70 pactadas, pero detrás del movimiento sobre Max Verstappen (Red Bull Racing), que lideraba desde la pole, se observó una magistral táctica que desarrolló el ingeniero James Vowles. El quíntuple campeón y la escudería de Brackley entraron al receso con una sonrisa.

“Es curioso, porque en la reunión de la mañana no hablamos de una estrategia de dos paradas. Me dijeron que eso no iba a funcionar, por eso me sorprendió mucho cuando me avisaron por la radio de que tenía que ir al pitlane”, señaló Hamilton, que en un momento desconfió de las medidas que tomaron los ingenieros y que en la largada sufrió la rabiosa partida de Bottas, que se rozó con el auto del británico, con el del monegasco Charles Leclerc (Ferrari) y a punto estuvo de destrozar los planes de Mercedes. Las versiones de reemplazo –el nombre del francés Esteban Ocon tomó impulso y el propio Toto Wolff, jefe de Mercedes, admitió que para 2020 deberán elegir entre uno de ellos para que se siente en el segundo auto– rebasan al finlandés que finalizó en la 8va posición.

Los movimiento­s en el box de Mercedes para desconcent­rar al muro de Red Bull Racing antes de la primera detención, una típica trampa en la que alguna vez cayó Ferrari en el pasado. Verstappen hizo una detención rápida y efectiva, mientras que Hamilton estiró la suya y por la radio aseguró tener neumáticos para tres vueltas más que el neerlandés. Los dos se calzaron con neumáticos con compuestos duros (blanco) y la amplitud de la brecha se sostenía a favor de Madmax.

Pero llegó el golpe de efecto en el giro 49 y la acción trajo a la memoria la arriesgada estrategia de tres paradas que en 1998 utilizó Ross Brawn para que Michael Schumacher (por entonces en Ferrari; ayer su hijo Mick, enfundado en un buzo rojo ganó por primera vez en una carrera de Fórmula 2 FIA) venciera en Hungarorin­g a los Mclaren de Mika Hakkinen y David Coutlhard.

“Llegaremos con chances a las últimas vueltas y él no tendrá neumáticos. Tendrás 13 vueltas de aire limpio”, lo alentaron a Hamilton desde el muro, después de que lo calzaran con gomas con compuesto intermedio [amarillos], aunque la respuesta del británico demostró su escasa aceptación a la idea de la segunda parada: “No sé cuánto neumático me va a quedar”. A esa altura, mientras el campeón recortaba la diferencia en los cronómetro­s y en la pista, Toto Wolff enseñaba el nerviosism­o en Mercedes y los mecánicos de Red Bull Racing no querían observar las imágenes que transmitía­n los monitores. Restaban 21 vueltas y había 21 segundos de diferencia.

La táctica la trazó Vowles, el Jefe de Estrategia­s de Mercedes y quien celebró en el podio junto con Hamilton. Al igual que los pilotos, los ingenieros no están exentos de cometer errores: el paddock recuerda cuando no llamó a boxes al piloto en el GP de Austria del año pasado. “Tiré por la borda la victoria, lo siento”, fue el mea culpa que se escuchó por la radio de Hamilton. “Es uno de los mejores y es de valientes admitir en público el error”, fue el apoyo que le brindó Wolff. Ayer, en Hungarorin­g, cuando faltaban cinco giros, Vowles pulsó la radio y sentenció: “Ya lo puedes ver, no tengo que decirte nada”; Verstappen entraba en el radar de Hamilton.

“Tienes que poner toda la fe en el equipo, porque ellos tienen otro punto de vista, diferente al que podemos tener los pilotos. Hice vueltas consistent­es y aunque cuando salí del box me parecía un tiempo indesconta­ble, el equipo confió en que lo lograríamo­s y les agradezco el enorme trabajo”, admitió Hamilton, que apenas se bajó del auto saludó a todos los mecánicos.

Ocho victorias en 12 GP’S en 2019 y la mayor diferencia entre el puntero del campeonato y su escolta al momento del receso: Mercedes y Hamilton, una fórmula que garantiza éxitos y que resiste el paso del tiempo.

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Laszlo Balogh / ap Bañados en champagne: el festejo de Vowles y hamilton, los hacedores del triunfo

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