LA NACION

Tensión por Cachemira

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La India anuló su estatus y desató la ira de Paquistán.

NUEVA DELHI (AFP).– Con una orden presidenci­al sin precedente, la India revocó ayer el estatus especial de Cachemira, la región del Himalaya que desde hace mucho tiempo es un foco crítico en sus relaciones con el vecino Paquistán, y avanzó en la integració­n plena de su único territorio de mayoría musulmana con el resto del país.

En la decisión de mayor alcance en una de las regiones más militariza­das del mundo en casi siete décadas, la India dijo que suprimiría una disposició­n constituci­onal que permite a su estado de Jammu y Cachemira hacer sus propias leyes.

“Toda la Constituci­ón será aplicable a Jammu y Cachemira”, dijo el ministro del Interior, Amit Shah, al Parlamento, mientras la oposición expresaba fuertes protestas contra la derogación.

El gobierno también levantó la prohibició­n de que los no residentes compren propiedade­s, lo que abrió el camino para que los indios inviertan y se instalen allí, al igual que en otras partes de la India, aunque es probable que la medida provoque una reacción violenta en la región.

Paquistán, que también reclama Cachemira, dijo que condenaba enérgicame­nte la decisión, que está destinada a tensar aún más los lazos entre los rivales, que cuentan con arsenales nucleares.

“Como parte en esta disputa internacio­nal, Paquistán ejercerá todas las opciones posibles para contrarres­tar las medidas ilegales”, dijo el Ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado.

La India y Paquistán libraron dos de sus tres guerras por Cachemira, sacudida por una revuelta armada de casi 30 años en la que murieron decenas de miles de personas y cientos de miles de tropas indias fueron desplegada­s para reprimirla.

La India culpa de esa rebelión a Paquistán, que niega la acusación y dice que respalda el derecho a la autodeterm­inación de Cachemira.

No hubo detalles inmediatos de la reacción de los cachemires a las decisiones de Nueva Delhi.

Horas antes, el gobierno indio lanzó una ofensiva de seguridad en la región y arrestó a los líderes regionales, suspendió los servicios telefónico­s y de internet, y restringió la circulació­n pública en la principal ciudad, Srinagar.

En los últimos días, las autoridade­s indias habían desplegado por lo menos 10.000 tropas adicionale­s en Cachemira, que ya era una de las regiones más militariza­das del mundo.

El gobierno también ordenó que miles de turistas y peregrinos hindúes abandonara­n la región.

La tensión también se disparó a lo largo de la línea de control, la volátil y militariza­da frontera que separa las zonas controlada­s por la India y Paquistán.

“Hoy es el día más oscuro de la democracia india. La decisión de las autoridade­s de Jammu y Cachemira de rechazar la teoría de las dos naciones [nacidas en 1947] y su alianza con la India ha fracasado. La decisión unilateral del gobierno de la India de anular el artículo 370 es ilegal e inconstitu­cional, lo que hace de la India una fuerza de ocupación en Cachemira”, escribió ayer en Twitter, antes de que se cortara el acceso a internet, Mehbooba Mufti, líder del estado de Jammu y Cachemira hasta junio del año pasado, cuando rompió su coalición con el BJP.

El primer ministro indio, Narendra Modi, y su partido nacionalis­ta hindú, Bharatiya Janata Party (BJP), habían presionado a favor de un cambio político radical en Cachemira incluso antes de ganar la reelección en mayo, al decir que sus leyes obstaculiz­aban la integració­n con el resto de la India.

Miembros del BJP insisten en crear asentamien­tos hindúes en el valle de Cachemira, abandonado por más de 200.000 hindúes tras la revuelta armada de 1989.

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