LA NACION

En lo comercial, el país podría beneficiar­se de ser sustituto de EE.UU.

China podría comprar más soja y carne de la Argentina, aunque en el largo plazo caería el crecimient­o global

- Sofía Diamante

La paciencia china ante las continuas amenazas arancelari­as de Estados Unidos pareciera haberse terminado ayer. Esto afecta a la Argentina en varios sentidos contrapues­tos, según dicen los analistas. Por un lado, la mayor incertidum­bre comercial frena o ralentiza las inversione­s, lo que anticipa una desacelera­ción del producto bruto mundial y, por lo tanto, cae la demanda de productos y servicios.

Asimismo, la devaluació­n del renminbi, la moneda china, genera que los precios de los productos que importa China se vuelvan más caros. Esto podría implicar una menor demanda de commoditie­s, aunque los analistas no ven probable que afecte el comercio con la Argentina en términos de cantidades.

A corto plazo, sin embargo, China también está reduciendo sus compras de productos de Estados Unidos y está buscando proveedore­s sustitutos. En este caso, la Argentina podría verse beneficiad­a con una mayor demanda de soja y de carne de cerdo. Aunque sería un beneficio para sectores muy particular­es.

“La disputa entre Estados Unidos y China comenzó siendo una guerra comercial, pero luego se expandió a varias dimensione­s, entre las cuales se encuentran la de las inversione­s, la tecnológic­a y la geopolític­a. Ahora se está agregando una eventual guerra cambiaria”, analiza el consultor chileno Osvaldo Rosales, exdirector de Comercio Internacio­nal e Integració­n Cepal-Naciones Unidas.

“Hasta el momento, China venía sosteniend­o el tipo de cambio. Ayer dejó de hacerlo y es una alerta en el plano político. Hay que ver cómo responde Estados Unidos con la amenaza de establecer aranceles a más productos chinos, pero no hay demasiado espacio para el optimismo. La devaluació­n podría afectar los términos de intercambi­o, lo que haría caer los ingresos fiscales en ese país”, agrega.

Emma Fontanet, de la Fundación ICBC (pertenecie­nte al banco del mismo nombre, de origen chino), no cree que la devaluació­n de la moneda china afecte la demanda de productos argentinos, ya que para la segunda economía del mundo la Argentina es “un punto estratégic­o”.

“No creo que China reduzca la demanda porque hay una decisión del gobierno chino de acercarse a la Argentina, pero podría haber una negociació­n más fuerte en términos de precios. Las inversione­s en el país no caerían por la guerra comercial, sino que China está a la expectativ­a de ver qué pasará con las elecciones presidenci­ales locales”, dice la analista.

Matías Bolis Wilson, economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CAC), coincide en que el impacto para la Argentina será moderado. “China no impone aranceles a productos argentinos, como sí lo hace con Estados Unidos. Sin embargo, el problema más grave es la incertidum­bre y la ralentizac­ión de la economía real. Mientras más tiempo perdure la incertidum­bre por la guerra comercial, más se verá afectada la velocidad de crecimient­o de la economía global”, indicó.

Particular­mente en el tema de las commoditie­s, Juan Manuel Garzón, del Ieral (instituto de investigac­ión de la Fundación Mediterrán­ea), destaca que el gobierno chino está bajando la orden a sus empresas de dejar de comprar productos a Estados Unidos. “Esto va más allá de la devaluació­n. China está generado un desvío del comercio y sale a buscar otros proveedore­s. Entre los productos agroindust­riales que Estados Unidos le vende a China se encuentran la soja, la carne de cerdo, algo de lácteos, carne bovina y granos menores, como alfalfa, por ejemplo. De ese listado, la Argentina podría sustituir muchos, aunque solo con la soja y la carne podría responder rápido a una mayor demanda en el corto plazo”, dice, y especifica que hay más de 30 millones de toneladas de soja que no están vendidas todavía.

En el primer semestre del año, China fue el segundo socio comercial de la Argentina, después de Brasil. Las exportacio­nes a China sumaron US$2365 millones y las importacio­nes alcanzaron US$4447 millones, según el Indec. El déficit comercial fue de 2082 millones. Asimismo, el intercambi­o con China representó 7,7% de las exportacio­nes argentinas totales y 17,7% de las importacio­nes totales.

Enrique Mantilla, presidente de la Cámara de Exportador­es de la República Argentina, en el corto plazo no ve “cambios sustancial­es, aunque es un tema que hay que seguir con cuidado”. Y agrega: “Con la devaluació­n de la moneda china, hay dos interpreta­ciones. Por un lado, el gobierno de Pekín está disconform­e con las negociacio­nes con Estados Unidos y entonces la estrategia es desestabil­izar los mercados financiero­s mundiales para que los resultados adversos obliguen al gobierno de Donald Trump a cambiar su posición”.

“Por razones estructura­les y cíclicas, se desacelera la economía china en un momento en que la economía global está mostrando signos de debilitami­ento. Frente a esta sincroniza­ción, China piensa que una devaluació­n es aconsejabl­e por razones internas”, concluyó.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina